jueves, 2 de agosto de 2012

HORA DE LA “GRAN DEVOLUCIÓN” DE LAS LIBERTADES, LA RIQUEZA Y PROSPERIDAD USURPADAS POR ESTATISMO, CLAUDIO ZOLLA Y ALBERTO MANSUETI, DESDE PERU,

Claudio Zolla y Alberto Mansueti, líderes del “Nuevo Perú” y Centro del Liberalismo Clásico presentan plan político del liberalismo clásico opuesto al “neoliberalismo” y anuncian ingreso a lid electoral
Claudio Zolla, limeño, es presidente del Movimiento Perú Nuevo y Alberto Mansueti, nacido en Argentina y de ancestros peruanos, lo es del Centro de Liberalismo Clásico, y ambos, en entrevista exclusiva con LA RAZÓN, exponen el manifiesto político del liberalismo clásico de alcances diferentes y distintos al neoliberalismo, mercantilismo, socialismo y las formulas mixtas de mercantilismo y socialismo. El primero, evangélico y empresario constató temprano exorbitantes impuestos del Estado y cientos de reglamentos tanto o más gravosos que los impuestos que le impedían trabajar; y el segundo, se hizo liberal clásico, opuesto al neoliberalismo, a través de su formación de abogado, politólogo y cientista social. A continuación sus declaraciones:
¿“Devolución” de qué cosa?
Zolla: De las libertades usurpadas por el estatismo. El “Manifiesto” es el Plan Político de nosotros los “nuevos” liberales. Porque yo veo que algunos los liberales de siempre, se han conformado con “difundir el ideario de la libertad”; y poco se ha logrado, con cursos, libros, seminarios y conferencias. Porque les ha faltado un Plan Político, mostrar a la gente una Hoja de Ruta, con su punto de partida, punto de llegada, y las estaciones intermedias. Por eso les ha faltado una fuerza de opinión y electoral para concretarlo. Eso es lo que queremos los “Nuevos Liberales”, que somos liberales clásicos con un Plan Político. Con un Proyecto.
¿Qué es el estatismo?
Mansueti: 1) Es la usurpación por el Estado de funciones y actividades propias de la gente, en todas las esferas: producción, comercio y economía, familias, educación, atención médica, jubilaciones y pensiones, etc. 2) Con el fatuo pretexto de cumplir todas estas actividades y funciones, el estatismo ha usurpado cada vez más poderes y atribuciones a los particulares, quitando así libertades. 3) Y ha quitado cada vez más recursos y dinero, despojando así de medios a las personas, empresas e instituciones privadas. Y ha sido a través de leyes dictadas por el Congreso: las Leyes Malas.
¿Y qué es el liberalismo?
Zolla: Eso de “El ideario de la libertad” es una definición algo vaga, con poca significación, atractivo y capacidad de convocatoria. Nosotros definimos el Liberalismo como: 1) la “devolución” por el Estado a los particulares de todas las funciones y actividades usurpadas a la sociedad civil, y a sus fueros propios; 2) la devolución de las libertades conculcadas, y 3) de los recursos despojados. Lo cual tiene que ser a través del Congreso, para revertir el proceso: derogando las Leyes Malas.
¿Y cómo salir del estatismo?
Mansueti: El estatismo es la dependencia del Estado y la adicción a los “Programas Sociales” tan enfatizados por el Presidente en su reciente mensaje de Fiestas Patrias. La pobreza es un testimonio del fracaso del “modelo” en lo económico, y los “programas sociales”, de las reales intenciones del estatismo y el populismo: hacernos a todos Estado-dependientes y adictos al populismo, o al menos a la gran mayoría de la gente. Pero así como hay 12 Pasos para salir del alcoholismo, también hay 12 Pasos para salir del estatismo. El primero es “reconocer el problema” y admitirlo.
En el caso del estatismo, ¿cuál es el primer paso?
Zoya: Es “La Salida”, un medio de prensa, para dar a conocer el Manifiesto Liberal y el Plan Político, en el contexto de la realidad diaria, mirada y mostrada en clave de liberalismo clásico; para despejar las confusiones con el “Neo” liberalismo; para pasar el mensaje: “el problema es el sistema”; y para mostrar a los cristianos de todas las iglesias y denominaciones, los nexos entre el capitalismo liberal, la Biblia, la historia cristiana y la Historia de Occidente. La idea es formar una gran corriente de opinión por “La Gran Devolución”, a favor del sistema de Gobiernos Limitados, mercados abiertos y propiedad privada. Y a favor de congresistas liberales, para la derogación de las Leyes Malas, y para impulsar las Cinco Reformas.
¿Y cuáles son las Cinco Reformas?
Mansueti: La reforma política, la reforma económica, y las tres reformas sociales. La primera es la Reforma del Estado, los Gobiernos y la política, centrada en la recuperación de las funciones estatales propias: seguridad, justicia, y obras de infraestructura, sin reglamentarismos, y sin tributación excesiva; la segunda es la Reforma de la Economía, la Banca y los Negocios, para tener libertad, con crecimiento, desarrollo, prosperidad y bienestar para todos. Y las Reformas sociales son: 3) Educación, 4) Atención Médica, y 5) Jubilaciones y Pensiones, entregando estas funciones a sus operadores naturales, los privados, y apoyando a los más pobres con cupones, en la transición. Todo está explicado en el Manifiesto Liberal.
¿Qué viene después?
Zolla: Un Debate Nacional. Presentando ante la opinión a nuestros líderes, voceros y especialistas, discutiendo con nuestros oponentes sobre nuestras ideas y propuestas, en especial las reformas: sus contenidos, sus formas y modalidades, sus ventajas para todos. Para hablar no de politiquería sino de Política, retando a las fuerzas y factores políticos a tomar posiciones a favor o en contra. Vamos a aprovechar las elecciones municipales y regionales de 2014, pero sólo como escenario de discusión y propaganda. Y después seguirá una Campaña Nacional de Opinión comparando “los tres sistemas”: 1) Mercantilismo, 2) Socialismo, y 3) Capitalismo Liberal. Y mostrando el actual “sistema mixto” de Mercantilismo y Socialismo.
¿Cómo es eso de los tres sistemas?
Mansueti: Como hay tres y sólo tres sistemas de Economía Política, hay en la vida tres y sólo tres opciones para ganar dinero. 1) El capitalista lo hace creando riqueza en libre y honesta concurrencia con todos sus competidores. Distribuye una parte entre sus clientes y usuarios: los bienes y servicios; otra parte entre sus trabajadores y proveedores: los sueldos, salarios e ingresos factoriales; y otra parte para sí: los beneficios empresariales, la diferencia entre costos e ingresos por ventas. 2) El mercantilista lo hace produciendo mucho menos riqueza, porque trabaja sin competencia: las ventajas legales de que goza, le permiten eludir la obligación de soportarla. Así hace mucha ganancia, pero sin mayores esfuerzos ni repartos. 3) Y el socialista gana dinero quitando la riqueza a los capitalistas y a los mercantilistas con el pretexto de “repartir al pueblo”, guardando la mejor parte del botín, sin trabajar ni producir absolutamente nada.
Resumidamente, ¿cómo siguen esos 12 pasos?
Zolla: Con una Encuesta Nacional de Opinión en todo el país: “¿Cuál de los tres sistemas prefieres para vivir?” Y luego, nuestros candidatos al Congreso se presentan para las elecciones parlamentarias de 2016, identificados con el Pacto Nacional por “La Gran Devolución”, firmado por candidatos al Congreso, de diversos partidos e independientes, con sólo dos compromisos: 1) La derogación o suspensión de todas las Leyes Malas, a fin de 2) dar impulso a las Cinco Reformas.
¿Y finalmente?
Zolla: La derogación de las Leyes Malas y las Cinco Reformas en todo el país como “Plan A”, si el número de congresistas liberales es suficiente. De otro modo “Plan B”: suspensión de su vigencia en las Ciudades y Zonas Capitalistas, según los resultados de la Encuesta Nacional de Opinión. En este caso, los congresistas liberales promueven “La Gran Devolución” en sus regiones y municipios, en el concepto de “Un país, dos sistemas”. Así la gente puede ver con sus propios ojos y comparar los resultados obtenidos respectivamente con el sistema liberal y con el estatismo en las diversas ciudades y regiones, como por ejemplo en China, sin que sea necesario que la gente se ponga a leer todo eso que escribieron Bastiat, Mises, Hayek, Hazzlitt, Rothbard, etc., o lo que escribimos nosotros.
Será mucho más simple y directo: comparar riqueza contra pobreza, libertad contra opresión, desorden, crimen e iniquidad, contra seguridad y justicia. Todo el mundo por fin se convencerá cuál sistema es bueno y cuál es malo, y demandará y exigirá que el buen sistema sea ampliado a todo el país, sin mayores discusiones, pretextos ni dilaciones.

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HERNÁN GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, LAS COMUNIDADES INDÍGENAS, FUENTE EL COLOMBIANO, MEDELLÍN

En Colombia viven 1.400.000 indios, en unas 84 etnias, representan solo el 3% de la población. En el departamento del Cauca habitan 280.000 indios,  el 0,7% de los colombianos. El área total de toda Colombia incluye 115 millones de hectáreas, de las cuales 31 millones, el elevado 27% les pertenece a las comunidades indígenas. Esto es, a cada indígena le asignaron unas envidiables 22 hectáreas. 
En comparación, el 90% de las parcelas cafeteras de Colombia no superan las modestas cinco hectáreas.  Los indígenas del Cauca se quejan de que casi todos sus predios están localizados por fuera del área cultivable. Entiendo que el 84% de propiedad de los indios del departamento del Cauca es cultivable. En Antioquia y en el viejo Caldas existen cafetales en terrenos tanto o más difíciles de sembrar que en el Cauca. Por último, el área agrícola hoy de toda Colombia tan solo asciende a 5.100.000 hectáreas.
Comencemos por afirmar que nuestros aborígenes no se destacaban ni por su laboriosidad, ni por su creatividad, por esto los reemplazaron con esclavos africanos. Nuestras etnias figuraban entre las más primitivas del Nuevo Mundo. La madre naturaleza es sagrada para ellos, sobre todo, en los lugares cercanos a las bases militares de las Fuerzas del Orden. Talar monte para plantar drogas ilícitas, ser malos vecinos con frecuencia, como que no violan sus principios ancestrales.
Feliciano Valencia
Nuestra lucha es contra
el sistema económico global
En diálogo de la revista Semana con Feliciano Valencia, líder indígena en el departamento del Cauca, se revelaron otras razones de mayor calado para no creer que el problema radica solamente en su falta de tierra, en el abandono del Estado, en las razones religiosas o en la desidia de los indígenas. Comienza Valencia por reconocer que el actual gobernador del Cauca, el indefinido señor Temístocles Ortega, fue elegido con la participación muy efectiva de las comunidades indígenas, las cuales cuentan, además, con siete alcaldes, dos diputados y 62 concejales. Afirma Valencia que en el norte del Cauca, por allá en 1971, se formaron los grupos revolucionarios que existieron y existen en el país, “porque los indios decidimos tomar cartas en el asunto de los desplazamientos, reclutamientos, explotaciones mineras y atentados contra nosotros”. ¿Fundaron la guerrilla del Quintín Lame, quizá? “Venimos actuado desde hace diez años, cuando Uribe llegó aquí y montó su política de seguridad democrática, lo cual nos exacerbó la guerra en la región”. Cuando el periodista le preguntó si lo que realmente había sucedido era que el Estado había regresado a un territorio donde dominaba la guerrilla, respondió: “Puede ser, porque la guerrilla aquí se campeaba como Pedro por su casa”.
¿Quién controla el narcotráfico en esta región? preguntó a continuación el entrevistador a Feliciano Valencia, a lo cual respondió: “Claro que lo controla la guerrilla de las Farc, eso es indudable”. Y remató diciendo que no reconoce él como autoridad ni al Estado,  ni a la guerrilla. Mi conclusión es simple: En lugar de integrarse a Colombia para progresar, protestando en forma pacífica,  incluso, hasta obtener la ayuda real de los gobiernos, pretenden hoy aislarse en forma sospechosa y anticonstitucional.

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ALBERTO MEDINA MÉNDEZ, COLOSAL INCOHERENCIA.

Que los individuos podemos ser contradictorios e inconsistentes no es precisamente una novedad. Después de todo, somos seres humanos y por tanto portadores de una imperfección que forma parte de nuestra esencia.
Pero esta posibilidad de reconocernos, esto de poder vernos como seres que a veces pensamos cosas que no son consistentes entre sí, no nos impide intentar racionalizarlo para tratar de alinear nuestras visiones, y hacerlas coherentes.
En materia política y de nuestra vida ciudadana, se lleva los laureles de la incongruencia, esta visión claramente contradictoria que hace que muchos ciudadanos despotriquen contra las instituciones del Gobierno, pero al mismo tiempo intenten asignarle tareas a diario.
En casi todo el planeta, algunas instituciones estatales lideran los rankings de mala imagen, y América Latina no es la excepción a la regla.
Cuando se le pregunta a los ciudadanos su opinión sobre algunas instituciones, inevitablemente aparecen entre las que lideran esa temible nómina de desprestigio, los cuerpos colegiados legislativos, la justicia o el gobierno en términos genéricos, o bien la policía, la educación estatal o el sistema de hospitales cuando se afinan las muestras.
Y no es que no figuren en la grilla otras instituciones de la sociedad civil en esta patética lista, como pueden ser los casos de los partidos políticos ( y sus miembros, los políticos ), los sindicatos o los bancos.
Las razones que explican buena parte del descrédito de muchas instituciones estatales, tienen que ver casi siempre con la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro y la discrecionalidad.
Es probable que una importante cantidad de ciudadanos nos identifiquemos con esa visión. De hecho, lo repetimos a diario, en la conversación cotidiana con amigos, en el trabajo o en la mesa familiar.
Sin embargo, y en evidente contradicción, los mismos individuos que sostienen esa mirada, y que son tremendamente críticos con esas instituciones y con las personas que tienen la responsabilidad de conducirlas, cuando se plantea cualquier problema de orden económico o social, dicen que las soluciones deben venir de la mano del Estado.
Es difícil entender como ciudadanos que se creen gobernados por corruptos, gente que toma decisiones arbitrarias, sobre las que recae una sospecha generalizada de que favorecen a grupos afines o a intereses económicos sectoriales, cuando no a familiares y amigos, pueden pretender que esas mismas personas, asuman más responsabilidades y resuelvan problemas complejos.
Resulta muy engorroso comprender como los individuos pueden suponer que una institución que no puede resolver cuestiones domésticas menores, podrá ocuparse con eficacia, de solucionar aspectos que conllevan mucha especialización, extrema profesionalidad y cuyo abordaje implica una gran complejidad.
En la misma línea, cuando una sociedad intenta asignarle a esas instituciones la tarea de administrar recursos económicos con eficiencia y austeridad, va a contramano de lo que afirma muchas veces cuando dice que esas instituciones despilfarran el dinero, no son transparentes en su uso y utilizan esa potestad para desviar fondos para provecho propio, su sector político o amigos circunstanciales.
Esa compulsión de muchos por controlarlo todo, los lleva a investigar en forma desesperada para encontrar una referencia y lograr que ese vicio se pueda concretar. Y en esa búsqueda, caen en la trampa de ser recurrentes, hurgando en los espacios estatales y profundizando el paradigma de siempre, para dar con aquella institución que los represente y custodie sus intereses ciudadanos.
La pasión controladora lo puede todo, y la sociedad se equivoca y mucho cuando le asigna al Estado un atributo de neutralidad, objetividad y honestidad, que ya ha demostrado que no puede exhibir con solvencia.
El Estado no es esa utopía que siguen “vendiéndonos” desde la política tradicional, sus administradores circunstanciales, que son los mismos que se ven favorecidos por su crecimiento, por los recursos económicos que administran sin tener que mostrar nada.
Tampoco es lo que parece, y mucho menos lo que pretenden convencernos que es, quienes tienen especial interés en hacernos creer lo que les resulta funcional a título personal para favorecer sus ambiciones, sus proyectos políticos, cuando no su futuro económico.
Pero está en nosotros, en los ciudadanos libres, en cada individuo de a pie, permitirnos la posibilidad de revisar nuestras ideas para alinearlas e intentar tener alguna cuota de coherencia en este tema que tan sensible para nuestras vidas cotidianas.
Es que el Estado nos impacta todos los días en nuestro quehacer, y está allí porque nosotros mismos, como sociedad, hemos creído en él, generamos sus cimientos, y hoy, tantos años después, los mas lo siguen alimentando y engordando, cuando piden MAS ESTADO frente a cada problema que logramos identificar.
Estamos a tiempo de ordenar las ideas que decimos defender, de organizar aunque sea parcialmente esa mezcla repleta de absurdas afirmaciones que van unas contra otras, superponiéndose entre sí.
Con un poco de humildad, de integridad, y sobre todo de honestidad intelectual con nosotros mismos, podremos destrabar esta serie de idas y vueltas, para avanzar en esto de desarmar esta “colosal incoherencia”.
albertomedinamendez@gmail.com

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LUIS LARRAÍN*, CHILE: BENDITO CRECIMIENTO

La pobreza bajó de 15,1 a 14,4% entre 2009 y 2011, y la distribución del ingreso mejoró notoriamente. La baja de la pobreza se concentró en la población indigente, que disminuyó desde un 3,7 a un 2,8% de los chilenos, un mínimo histórico. Esto, que debiera ser una buena noticia para todos, descompuso a muchos políticos de la Concertación.
Es que bajo el esquema de protección social de la ex Presidenta Bachelet, ese que inexplicablemente algunos en este gobierno tratan de imitar, la pobreza había subido y la distribución del ingreso se había deteriorado. Claro, la economía sólo creció a un promedio de 3,3% anual en el período Bachelet. En el gobierno de Piñera, por contraste, caracterizado por dos años de crecimiento económico en torno al 6%, mejora la situación de los pobres y disminuyen las brechas de ingreso.
La prédica socialista se centra en que el sistema económico capitalista se olvida de los pobres y acrecienta las diferencias en la distribución del ingreso. Quienes defendemos el sistema de libre mercado, en cambio, creemos que es el mejor para que los países salgan de su condición de pobreza.
Así las cosas, los resultados de esta encuesta Casen vienen a ser una suerte de experimento controlado de políticas públicas. Ratifican lo que investigadores como Osvaldo Larrañaga nos habían dicho hace rato: que el crecimiento económico explicaba más del 70% de la reducción de la pobreza, pero no sólo eso; además, demuestran que el crecimiento es una buena política para mejorar la distribución del ingreso.
Al hacer una mirada más detallada de los números, estas conclusiones no deben sorprendernos. Los ingresos autónomos del 10% más pobre de la población (aquellos generados por las rentas del trabajo o el capital) crecieron nada menos que un 35%, lejos el porcentaje más alto de todos los grupos de ingreso. Como resultado de ello, la relación 10/10 (cuociente entre los ingresos del 10% más rico y el 10% más pobre) bajó desde 46 veces a 35,6 veces, un progreso notable. La explicación para ello es muy clara: empleo. En esos hogares más pobres, una gran cantidad de personas que estaban desempleadas encontraron trabajo, confirmando que la generación de nuevos puestos de trabajos es, por lejos, la mejor política social. Hacia fines de 2009, durante el gobierno de Michelle Bachelet, cuando se tomó la Casen anterior, la tasa de desempleo llegaba a 10,4%. A fines de 2011 era de 7,1%. Más claro echarle agua.
No sólo el 10% más pobre tuvo un incremento importante de su ingreso autónomo: también el segundo decil y el tercero vieron aumentar su ingreso a tasas de dos dígitos, lo que no ocurre con ninguno de los otros deciles que corresponden a grupos progresivamente más ricos.
Pero las buenas noticias no terminan aquí. Los ingresos monetarios de los más pobres (que incluyen subsidios en dinero del Estado) también crecieron más que el promedio. Así, la relación 10/10 de los ingresos monetarios bajó desde 25,9 veces a 22,6 veces. Este registro es el mejor de toda la historia desde que hay datos (1987) y confirma que las políticas sociales, bien focalizadas en los más pobres, son también una herramienta que contribuye a mejorar la distribución del ingreso. Aún así, el coeficiente de Gini de 0,52 sigue siendo alto para estándares exigentes como el de la OCDE y nos sitúa en la medianía de la tabla en Latinoamérica.
Otro dato interesante es que los pobres disminuyeron su dependencia del Estado. En 2009, los subsidios en dinero representaban el 43,7% del ingreso monetario del 10% más pobre; el año 2011 llegaban solamente al 36,5%.
No están aún disponibles los datos para medir la distribución de los ingresos que incluye subsidios no monetarios (educación gratuita y salud gratuita, por ejemplo) que debieran llevar la brecha 10/10 a niveles del orden de 13 veces, bastante más parecido a las diferencias que se encuentran en países desarrollados.
La verdad es que son buenas noticias para todos; el camino del crecimiento es el indicado. Ojalá todos lo entendieran así.
* Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo (Chile).
E-Mail: llarrain@lyd.org
Twitter: @luislarrainlyd

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ORLANDO J. FERRERES, BRASIL, EL ÚNICO BENEFICIADO DEL MERCOSUR

En teoría, un mercado común beneficia a los países más chicos de la zona, pues la ampliación del mercado es mucho mayor para ellos que para los países más grandes.
Por lo tanto, nosotros podríamos haber calculado que las exportaciones de Paraguay, Uruguay y, en alguna medida de la Argentina, intrazona Mercosur deberían haber crecido en mayor medida que sus importaciones por la ampliación del mercado.
Pero esto no fue así, según la evolución de los últimos 10 años, dado el saldo del balance comercial, que refleja que fue deficitario para los países más chicos.
El único beneficiado en los últimos 10 años del Mercosur fue Brasil con un superávit intrazona de u$s + 36.818 millones, en tanto que Uruguay presentó un déficit de u$s -11.856 millones, la Argentina otro de u$s -13.618 millones y Paraguay de u$s - 12.666 millones. Los tres países más chicos están financiando a Brasil y son cada vez más dependientes de él.
Los tres países más chicos están financiando a Brasil y son cada vez más dependientes de él
Los brasileños, mejor organizados que los otros tres miembros, han obtenido resultados muy buenos con el Mercosur, tanto en superávit comercial como en la captación de inversiones directas que prefirieron la localización brasileña por su mayor continuidad de política económica, mayor ortodoxia y coherencia a largo plazo, sin defaults ni quitas de deuda, comparado con lo que puede ser nuestro caso.
¿Para qué quieren el Mercosur Argentina, Paraguay y Uruguay?
No se sabe, pues los resultados son malos tanto en saldo comercial deficitario como en volúmenes ya que el comercio extrazona creció más que el intra Mercosur.
Este resultado abrumador no es la única mala noticia sino que además tenemos que soportar altos aranceles externos comunes y casos especiales de protección de 35% al empresario en perjuicio del consumidor de nuestros países, cosa que no ocurre con Chile, que nunca quiso entrar al Mercosur.
Otro aspecto a resaltar es que Brasil es más caro que la Argentina y seguramente más caro también que Uruguay y que Paraguay. Comprar un dólar hace unos años costaba 3,90 reales, ahora cuesta 2,03 reales y hace unos 6 meses atrás valía 1,53 reales. Es decir, Brasil logra este balance positivo contra los otros tres países del Mercosur, aún con atraso cambiario.
El Mercosur nunca va a funcionar, como tampoco funcionaron con el éxito esperado la Alac (Asociación latinoamericana de libre comercio, fundada en 1960) y la Aladi (iniciada en 1980), pues ninguno de los países quiere ceder mercado a los demás más que en una pequeña proporción. La entrada de Venezuela al Mercosur es otra cuestión más política que económica que va a complicar más que simplificar la evolución de este Mercado Común del Sur.
El hecho principal es que casi no hay recursos humanos propios del Mercosur -que piensen en función del mismo- sino que hay empleados de Comercio Exterior y de Cancillería de los cuatro países, con preponderancia de Brasil, que piensan para sus propios países. Brasil lleva la iniciativa en casi todas las negociaciones y es lógico que sea el que obtuvo los únicos resultados atractivos.
La entrada de Venezuela al Mercosur es otra cuestión más política que económica que va a complicar más que simplificar la evolución de este Mercado Común del Sur
¿Qué podemos hacer? Es más lógico que los países pequeños y nosotros cambiemos de estrategia antes de que sea tarde y de que todas las localizaciones industriales más interesantes y las actividades económicas del futuro se ubiquen en Brasil. En nuestro caso, creo que es más eficiente seguir el camino de Chile, que hizo acuerdos comerciales con una gran cantidad de países y logró resultados mucho mejores que los de Uruguay, Paraguay o la Argentina con el Mercosur. Lo que no podemos es seguir como en los últimos 10 años..
cee@ojf.com

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CARLOS MANUEL ACUÑA, EL PERONISMO SE APARTARÁ DE CRISTINA PARA EVITAR SU DISOLUCIÓN, DESDE ARGENTINA

Hace mucho tiempo y de manera reiterada dijimos en estas columnas que una de las salidas posibles de la crisis en que el kirchnerismo colocó a la Argentina sería a través de un acuerdo entre los principales gobernadores, cualesquiera fuesen sus matices ideológicos, pero siempre dentro de un marco peronista. 
Hoy, habida cuenta de la imposibilidad de que el vacío de poder sea cubierto por un vicepresidente que no existe políticamente y está acusado de corrupción sin que se le mueva un pelo, la tercera figura en la sucesión, Beatriz Rojkés de Alperovich, debería convocar a elecciones en el supuesto de que le alcance la obligación de hacerlo, pero la senadora por Tucumán tampoco está en condiciones de asumir una responsabilidad que le excede. Incluso si cumpliera con la obligación de llamar a elecciones presidenciales, el lapso que se abriría para la lucha política terminaría por acelerar un estado de anarquía que ya comenzó. Dicho esto, nuestros lectores podrán tomarle el pulso a la gravedad de la situación incontrolable en que caería nuestra ex República, un tema al que, con palabras parecidas, nos hemos referido más de una vez sin que se produjera desmentido alguno.
A esta altura de las circunstancias, es innecesario repasar los contenidos de este escenario donde reina la improvisación, la incapacidad, la inconstitucionalidad de las medidas que se adoptan, la inseguridad física y jurídica y un futuro de descomposición social que ahondará el proceso que se agrava por momentos. Sopesados estos componentes de la realidad que nos agobia, se hace necesario regresar al comienzo de este informe para entender aquello que asegura que en política no existe el vacío y que si éste se produjera, surgirían de inmediato las medidas para lograr el equilibrio posible. No más de una decena de hombres se ha dedicado a intentar el camino que, obligadamente, deberá concluir con el alejamiento legal de Cristina W. Fernández, legalidad que prevé la posibilidad de caer en una situación contestataria y violenta, según sean los intentos finales de la todavía Presidente para mantenerse en un poder que se le escapa de las manos.
Lamentablemente, todavía no se llama a las cosas por su nombre y se mantienen las incógnitas que desvelan a las cabezas más serenas del justicialismo y que obviamente no desean que su agrupamiento se descomponga con las mismas honduras que afectan a otros grupos partidarios. Antes de avanzar, repetiremos que “la historia se repite” y que, con algunas variantes -muchas de ellas de importancia-, ocurrirán los hechos en términos parecidos a lo que vivió el país en las décadas de los años sesenta y setenta. En síntesis, que las izquierdas serán enfrentadas por el movimiento obrero con Hugo Moyano a la cabeza, la ortodoxia doctrinaria y una amplitud de criterio que abarcará a otras corrientes, lo que producirá alianzas que todavía ni siquiera se han perfilado. Por caso, el papel protagónico que una vez más le tocará al campo.
El gobierno sospecha los pasos que han comenzado a darse y coincidentemente está decidido, de acuerdo con el ánimo que impulsa el alterado comportamiento de Cristina W. Fernández de Kirchner, a acentuar un proceso de propaganda, convencido de que es la vía apta para revertir la marcha hacia el derrumbe. Así, se multiplican los discursos presidenciales a través de la cadena comunicacional que siempre se reserva para los grandes anuncios y acontecimientos pero que ahora se desgasta hasta llegar al hartazgo de la población. Como si esto no ocurriera a simple vista -y antes de entrar de lleno en la información de los hechos-, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, firmó un convenio con la Agencia Nacional de Noticias Télam S.A., con el objeto de llegar directamente a un público joven de alrededor de tres millones de estudiantes que representan a otros tantos hogares, a quienes se les regalaron computadoras de mala calidad pero que funcionan. Quienes las poseen podrán recibir una carga psicológica, ideológica, doctrinaria y partidaria especialmente elaborada y para tener una idea de lo que comenzará a desarrollarse de un momento a otro, la conducción de esta tarea está organizada por el titular de Télam, Martín García, quien no dudó en comparar a Néstor Kirchner con el Libertador general D. José de San Martín y con nuestro señor Jesucristo, como ha sido público y criticado. De todos modos, huelgan los comentarios, pues no caben las palabras para definir tamaño dislate.
De todos modos, sería interesante -interesante y necesario- que se escuche la voz de la Iglesia, de las Academia de Historia y de otros sectores que, como expresión de la decadencia, todavía no se han pronunciado como es debido. Nos referimos a esto tan directa y sencillamente pues no podemos caer en la sospecha de que rige el miedo que todo lo domina, así que corresponde esperar que se levanten las voces que requiere la recuperación del país.
Como si esto fuera poco -poco e insuficiente para definir un estado de cosas que requiere de un cierto esfuerzo para hacerlo-, debemos reiterar que está oficialmente confirmado que el director del Servicio Penitenciario, Sr. Hortel, conduce un programa de orientación política a reclusos que salen en libertad para aplaudir los discursos presidenciales y hacer número en las concentraciones oficiales que concentran a más “aplaudidores” y concurrentes pagos para hacer número y cobrar por su entusiasmo.
Hace un tiempo dimos a conocer estas insólitas novedades acompañadas por coloridas fotografías que, pese a todo, al comienzo no tuvieron la repercusión que merecían, hasta que fueron ampliadas con más y más noticias que alarman a la población, a las Fuerzas de Seguridad y Policiales y a determinados políticos que presentaron en los ámbitos legislativos los correspondientes pedidos de informes que no fueron respondidos. En otra parte de este trabajo consignamos más elementos de juicio que en un país normal ya habrían producido las consiguientes reacciones, por cierto ausentes en la Argentina de la decadencia.
Vayamos ahora a los gobernadores que esperan el momento justo para pronunciarse, aunque desconocemos todavía cómo serán los pasos que significarán el intento de recuperar al peronismo tradicional, establecer acuerdos y superar el caos en que estamos sumidos. Desde hace varias semanas y en coincidencia con lo que parecen actos de desorden en la conducta de Cristina, se pusieron en marcha conversaciones cuyo contenido ya se había tanteado en distintas reuniones iniciadas a fines del año pasado o comienzos de éste. Apenas avanzados los ataques de la Casa Rosada contra el gobernador de Buenos Aires, ingresó en la atmósfera política un aire conflictivo y tenso que llevó a un intercambio de ideas, sobre todo cuando la imagen de Daniel Scioli subía mientras bajaba la de Cristina Fernández. Fue cuando avanzaron los ataques destituyentes contra el jefe político de la principal provincia Argentina, quien resolvió no modificar en un ápice la táctica de no enfrentar al poder central. Esto exasperó a Cristina, a Carlos Zannini -el secretario que realmente traza los grandes lineamientos del gobierno pese a que la viuda suele actuar a veces sin su consejo- y a la “mesa chica” del kirchnerismo, que enfrentaba problemas colaterales. Por ejemplo, la violencia del comportamiento de Máximo para con su pareja y quien vendría a ser su suegra, lo que hace poco derivó en su internación en una clínica muy importante a donde llegó después del famoso viaje en el Tango 01.
Scioli, también atado a las encuestas, pudo apreciar que la persecución a la que era sometido le daba ventajas sobre Cristina, circunstancia que lo llevó a intercambiar ideas y los primeros acuerdos -en realidad fueron difíciles y con altibajos- con Mauricio Macri. Así, los dos distritos electorales más importantes iniciaban un acuerdo potencial que, con la reserva del caso, prometía y promete modificar el horizonte político del país. Simultáneamente y ya en época más cercana, se sumó a estas inquietudes el gobernador de Córdoba, el “Gallego” de la Sota, quien avanzó varios pasos en su firme desacuerdo con el poder central, que no le giraba (igual que a Scioli) los fondos de la coparticipación que le corresponden. El centralismo fiscal siempre ha sido motivo de grandes cambios políticos, revoluciones y enfrentamientos.
En el ínterin, la imagen de Cristina y los problemas del país se complicaban más y más, lo que amplió el círculo de preocupados interlocutores con la presencia del gobernador socialista y principales dirigentes justicialistas de Santa Fe. El socialista Binner y su actual reemplazante no fueron ajenos a estos contactos, que produjeron consultas adicionales con la Corte Suprema de Justicia, donde comenzó a analizarse el comportamiento contra determinados jueces que resultaron antipáticos al más cerrado poder del kirchnerismo. Como lo veremos en su momento, esto último amenaza con convertirse en un escándalo internacional pero facilitó los análisis realizados con la máxima autoridad judicial del país y así el Dr. Lorenzetti recibió varias consultas que fueron simultáneas con su opinión contraria a la reforma constitucional pensada para facilitar la reelección para un nuevo período de Cristina Fernández. Sus palabras fueron publicadas y despertaron una tormenta silenciosa pero intensa.
En vez de buscar acuerdos y desplegar una flexibilidad política, el gobierno endureció su posición en todos los sentidos, aumentó el malestar entre quienes eran enfrentados, “ninguneados” o dejados a un lado en el ejercicio de sus funciones, hasta que llegó la desprolija incautación de YPF y el surgimiento al estrellato del joven viceministro de Economía Axel Kicillof, quien rápidamente supo granjearse enemistades y diferencias ideológicas entre las que se destacaron su simultánea admiración por Keynes y Carlos Marx. Al mismo tiempo y pese al ensalzamiento de la figura de Néstor Kirchner -ÉL, en la jerga presidencial- mencionado como el verdadero gestor de la independencia Argentina, se debilitó progresivamente a varias figuras representativas del kirchnerismo de los primeros tiempos y entre ellas, la del mismo ministro de Planificación De Vido, pese a ser el dueño de los mayores secretos de este insólito gobierno. La decepción crecía y aumenta en las propias filas.
El panorama comenzó a acentuar la incertidumbre dentro del mismo oficialismo, donde algunos ministros no ocultaron ni ocultan su preocupación por las actitudes contradictorias de Cristina, sus salidas extemporáneas, las curiosas frases que llenan sus discursos, lo vacuo de sus afirmaciones o negativas y la obviedad del montaje de los aplausos, interjecciones y salidas que caracterizan a sus discursos que nada serio aportan. Esto último es más que un simple detalle, habida cuenta de la gravedad de la situación mundial y el desorden interno que vive la Argentina. Mucho más podría agregarse sin olvidarnos de los papelones de Timerman, la carencia de entidad de funcionarios, secretarios y ministros, la ya mencionada renuncia en masa de los embajadores de carrera, la indefensión del país, el retiro de la Gendarmería de las fronteras y el crecimiento del narcotráfico y otros asuntos que llenarían páginas enteras, como ser la expresa molestia de los gobernadores de las provincias petroleras, marginados de las decisiones sobre YPF y su futuro. Podríamos agregar los pequeños y grandes negocios de los jóvenes de La Cámpora, que ingresan a la administración y desplazan a viejos y probos funcionarios o el crecimiento desordenado del gasto público, que inexorablemente concluirá con la suspensión de los subsidios a quienes, acostumbrados, los reciben como un derecho que reemplaza a la obligación moral del trabajo.
tabano@carlosmanuelacuna.com.ar

RICARDO VALENZUELA, ¿UN MUSEO PARA EL PETROLEO?, REFLEXIONES LIBERTARIAS, DESDE MEXICO,

Hace años a solicitud de mi gran amigo Gordon Tullock, publiqué un escrito en el cual narraba el por qué había tomado la decisión de “neo abandonar” mi país y compartir mi residencia en Arizona. Fue esta para mí una experiencia exhalante pues, siendo yo un enamorado de la historia, como la corriente de un arroyo con las primeras llovidas mis recuerdos empezaron a fluir. A cierto punto del proceso, tuve la sensación de que alguien dictaba y yo simplemente escribía.

Surgió de inmediato el traslado que me llevara a definir a qué punto de mi niñez había nacido mi aversión por el sistema político mexicano. El rechazo desde que tuve uso de razón a todas las políticas colectivistas, socialistas y nacionalistas promovidas por el sistema—a pesar de que era el modus vivendi de toda la sociedad, incluyendo la clase privilegiada, a la cual pertenecía, danzaban en un armónico acto de coordinación de todos los elementos participantes incluyendo empresarios, banqueros, ejidatarios, sindicalistas y una iglesia católica con diferentes facetas.
Me preguntaba; ¿había sido la influencia mi abuelo materno un liberal quien, habiéndose iniciado como arriero, llegara a ser uno de los ganaderos más prósperos y exitosos del Estado? ¿Las ideas de mi padre importadas de la Europa liberal donde él se había educado?¿El regalo que me hiciera un profesor de la escuela de economía en la Universidad de Arizona, la obra magna de Von Mises; La Acción Humana?

Creo que nunca lo sabré pero hasta donde puede remontar mis recuerdos, con fiereza siempre rechacé al PRI y su política, pero sobre todo, se desarrolló en lo más profundo de mí ser un rechazo enfermizo hacia el socialismo, colectivismo y sus derivados. Tal vez alguien que haya vivido los 70s, pueda entender mi choque ante la realidad cuando hiciera mi debut profesional en medio de la administración de Luis Echeverría—el verdadero verdugo de México. Peor aún, el desarrollo de mi carrera como banquero durante su mandato y el de López Portillo.

El documento era además de un tour por el desarrollo del proceso socializante de México y la devastación provocada, fue un mensaje de esperanza ante los cambios que se iniciaban. Era una oda de celebración ante lo que yo consideraba la erradicación del socialismo en América Latina. Aun cuando la razón me gritaba que lo cocinado en México no era liberalismo puro, era neo—liberalismo, es decir, liberalismo a medias y estilo mexicano, igualmente lo celebraba pensando; nada puede ser peor que lo que hemos tenido. Sin embargo, reclamaba mi amigo Alberto Mansueti; “No, el socialismo no está muerto y ese potaje diluido el neo liberalismo, en unos años tendrá los efectos contrarios.”

Navegamos ya en la segunda década de este nuevo siglo, el de la esperanza puesto que el anterior simplemente se perdió, y no puedo hacerlo con el rasgo de mi personalidad con el que me describía mi primo Roberto Valenzuela cuando me llamaba, “el eterno optimista.” No puedo porque ahora no tengo elementos. Aun cuando las bases de la macroeconomía mexicana presentan un rostro antes nunca visto (inflación, intereses, reservas internacionales, tipo de cambio, confianza en el país etc) hay otras señales que no me permiten ser eso; optimista.

El mundo entero presenta un entorno por demás preocupante. Los EU liderados por un presidente marxista que los dirige hacia el abismo. Recesión mundial, guerra de los EU contra un enemigo al cual la palabra orate le sienta como un piropo. Japón entra ya a su tercera década tratando de revivir el moribundo echándole aire con un abanico Pedro Infante. En España ni abanico alcanzaron. Alberto Mansueti describe toda América Latina como un cuadro de horror. Venezuela con su Idi Amín Chávez se enfila para ser la Cuba de este siglo y la unión Europea a punto de un colapso total Similar al de Grecia.

México aun con una economía sólida en sus bases, presenta negros nubarrones en el horizonte. Primero: un Congreso que más que legislatura parece una reunión de Mao Maos, pero la más grave, con poder puesto que el Presidente propone y ellos disponen. Segundo: el simplemente ignorar la monstruosa deuda del país que día a día crece para devorarnos con una enorme burocracia que sigue desangrando la patria. Tercero: Las advertencias sin oídos de Mario Vargas Llosa de la urgente necesidad de modificar nuestra cultura que sigue siendo populista, oligárquica, colectivista. Cuarto: Todos contra Calderón en una lucha fratricida por llenar los huecos de poder, mientras el narco se adueña del país. 

Pero hoy sólo ampliaré sobre el segundo porque siento es el más grave. Nuestra deuda sobrepasa el 100% del PIB. De cada peso que capta el gobierno mexicano, 90 centavos se filtran por caño del pasado, el cual en mucho se puede rastrear hasta las obesas cuentas de nuestros líderes en Suiza. La dimensión de la burocracia del país, la estima James Buchanan—premio Nobel de economía en 1986—en cinco veces la requerida. Sin embargo, en un histérico coro los mexicanos reclaman la insensibilidad del Presidente ante las necesidades sociales. No han entendido lo afirmado por Jesse Ventura cuando fuera gobernador; ‘no tengo una fábrica de dinero.’ Cada punto que aumenta nuestro déficit, mas se hunde el país, amenaza con asumir similitud con Grecia, y la reunión de Mao Maos liderada por los Fernández Noroña continúa.

Hace años le envié a Zedillo un plan preparado en conjunto con economistas de prestigio mundial; “La venta de PEMEX y con el producto, fondear el Banco Mexicano de Reconstrucción para reestructurar toda la deuda—incluyendo el Fobaproa, rescate de carreteras, Infonavit, Seguro Social etc—rehabilitar a los deudores para “que pagaran,” y en cinco años vender ese papel ya revaluado en los mercados secundarios del mundo para liquidar esa deuda.” Un Plan Marshall mexicano con tintes de mercado. Respuesta; Silencio.....”El petróleo es nuestro.”

Bien, se acaba de dar a conocer un informe súper secreto emitido por uno de los más reconocidos expertos en el mercado mundial del petróleo; Sheikh Yamani, Ministro de Petróleo de Arabia Saudita durante más de 20 años. Yamani “informa” que en diez años el precio del petróleo se desplomará. En los siguientes 20, su época habrá terminado. En treinta años no habrá uso ni compradores. La edad de piedra terminó no porque se terminó la piedra; así la edad del petróleo terminará no por falta del energético, sino porque ya no tendrá uso.

La tecnología de combustible celular que produce electricidad combinando hidrógeno proveniente de una serie de combustibles con oxigeno del aire—será el tiro de gracia. Esto sucederá antes de que termine esta década y hará del oro negro una reliquia; un país como los EU en el cual el 50% de su consumo es gasolina; Si se elimina, visualicen los efectos en su economía y sobre todo, en la de los países productores. Este informe flota a la superficie para estremecer al mundo. “El petróleo es nuestro,” sí, igual que el aire que respiramos y por lo que afirma el Sheikh, más o menos tendrán el mismo valor. ¿Ahora quien podrá ayudarnos? ¿El Chapo_lín Guzmán?

@elchero

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ROGELIO ALANIZ, ESTADO DE BIENESTAR O POPULISMO CRIOLLO, DESDE ARGENTINA,

Tábano Informa

El Litoral (SFe) - 29-Jul-12 - Opinión

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2012/07/28/opinion/OPIN-04.html

Crónica política
¿Estado de bienestar o populismo criollo?

por Rogelio Alaniz

¿Estado de bienestar o populismo criollo? Las diferencias son evidentes en cualquier parte del mundo, menos en la Argentina. La ignorancia, la mala fe, la alienación ideológica, suelen hacer su trabajo. Estado de bienestar y populismo criollo aluden a modelos de sociedades antagónicas. Las similitudes, si existen, sólo lo son en las apariencias, en la confusión que generan las consignas manipuladas, en el esfuerzo deliberado por confundir la virtud con el vicio, la justicia social con la demagogia o la preocupación por valorizar a los pobres con el afán por valerse de los pobres.

Convengamos que el concepto “Estado de bienestar” posee un bien ganado prestigio histórico. En Europa se habla de ”los gloriosos treinta años”, para referirse al período transcurrido entre 1945 y 1975, cuando las contradicciones sociales y políticas que parecían irreconciliables pudieron procesarse sin perder su naturaleza contradictoria. Dicho de una manera conceptual, puede postularse que el Estado de bienestar se propuso resolver el antagonismo existente entre los principios de justicia y libertad o entre acumulación y distribución de la riqueza.

Los antecedentes de esta experiencia histórica pueden rastrearse en las iniciativas de Bismarck o los ensayos del laborismo británico y el socialismo democrático de los países escandinavos. El llamado “Nuevo trato” de Franklin Delano Roosevelt apuntaba en esa dirección, y algo parecido puede decirse de la experiencia “batllista” de Uruguay, experiencia digna de tener en cuenta, porque allí se probó que las reformas políticas y sociales eran posibles sin sacrificar la democracia, el régimen de propiedad y las instituciones republicanas. El “batllismo” oriental, en ese sentido, fue una experiencia de avanzada en estas tierras, una experiencia que se contrasta con ese otro modelo de poder que fueron las dictaduras bananeras, o sus primos hermanos políticos: los caudillos populistas.

De todos modos, no es casual que, a la efectiva mayoría de edad, los Estados de bienestar la hayan adquirido luego de la Segunda Guerra Mundial, con el auge de las ideas keynesianas y la derrota de las dos grandes experiencias totalitarias del siglo veinte: el comunismo y el fascismo. Nunca sabremos si las clases propietarias de entonces accedieron a ese modelo de sociedad porque eran sabias y sensibles. O, por qué no, miedosas, miedosas a la posibilidad real del avance del comunismo. A favor de ellas puede decirse que en lugar de optar por la dictadura, la represión o el genocidio, lo hicieron por la democracia y por la certeza de que al comunismo se lo derrotaba, como efectivamente sucedió, con más justicia y más democracia.

De todos modos, lo cierto es que el pacto entre un movimiento obrero que renunciaba a la revolución social, pero no a los derechos de los trabajadores y una burguesía que aceptaba consagrar esos derechos, fue efectivo y se tradujo en instituciones que establecieron derechos universales. Las consecuencias fueron visibles: mejores salarios, calidad educativa, servicios de salud y libertades civiles y políticas. Los errores no estuvieron ausentes, porque la perfección no existe en política.

¿Qué tiene que ver esto con nuestros populismos criollos y sus caudillos tropicales o líderes autoritarios enriquecidos, viciosos y narcisistas? ¿qué tienen que ver un José Batlle, un Felipe González, un Willy Brandt, un Ricardo Lagos o un Henrique Cardoso, con personajes como Chávez, Ortega, Correa o los Kirchner? ¿qué relaciones se pueden establecer con sociedades donde rige el Estado de derecho, la economía social de mercado, las instituciones republicanas y las libertades civiles, con regímenes que desconocen deliberadamente las leyes de la economía, desprecian a las instituciones republicanas y polarizan a la sociedad en antagonismos irreductibles? Nada. O casi nada.

Puede que algunos populistas se propongan sinceramente beneficiar al “pueblo”, pero esas buenas intenciones chocan periódicamente con concepciones ideológicas retrógradas, con un concepto de “pueblo” mitificado y en la mayoría de los casos más cercano al ideario fascista o comunista que a una versión democrática y abierta. Nunca lo olvidemos: para el populismo criollo el “pueblo” es siempre una masa orgánica, indiferenciada que delega el poder en el caudillo que lo interpreta y lo conduce. En esta versión, las clases sociales no existen, como tampoco existe el pluralismo, porque reconocerlo significaría admitir las diferencias, el debate y la alternancia, categorías que todos los populismos rechazan a libro cerrado.

En los Estados de bienestar se habla de bienestar del pueblo, valga la redundancia, mientras que los populismos se habla de felicidad, ese adjetivo tan caro a los demagogos de todos los tiempos. La diferencia entre bienestar y felicidad no es semántica. El bienestar refiere a políticas públicas, la felicidad a estados subjetivos. Para un socialdemócrata o un liberal avanzado, la felicidad es cosa de cada uno, pertenece al ámbito privado, mientras que para el populismo la felicidad es cosa de los gobernantes o, para ser más preciso, de la manipulación de los gobernantes.

Tres principios guían los fundamentos del Estado de bienestar: sustentabilidad, legalidad e institucionalidad. Ninguno de estos principios están presentes en el populismo criollo. Al desprecio de la economía, el populismo le suma el desprecio a las leyes de la república y el rechazo a cualquier forma de legitimidad política. Los Estados de bienestar se construyeron a través de arduas negociaciones parlamentarias y corporativas, negociaciones que concluyeron con acuerdos mayoritarios y se cristalizaron en instituciones destinadas a prestar servicios universales.

A estos valores y servicios el populismo criollo le opone el clientelismo, el nepotismo, el patrimonialismo y el prebendalismo. Mientras el Estado de bienestar trabaja en el mediano y largo plazo, el populismo es hijo de la coyuntura y nunca va más allá de ella. Los Estados de bienestar se proponen la inclusión social y política; el populismo es faccioso por definición; agita fantasmas, inventa enemigos, atiza diferencias y convoca a las multitudes a librar batallas imaginarias. Detrás de toda esa retórica brilla incandescente la ambición del líder o el déspota.

Los procedimientos del Estado de bienestar son democráticos e institucionales; las libertades funcionan, los partidos políticos son los espacios reales de la democracia representativa y la alternancia es una realidad. Basta echar una mirada a la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista, para apreciar las diferencias: libertades amenazadas, partidos políticos postrados, instituciones devaluadas y corrompidas. Lo grave, en todos estos casos, es que esta decadencia no es producto de la casualidad o la mala suerte, sino de políticas deliberadas y de políticos que se benefician con ese estado de cosas.

El Estado de bienestar presta servicios universales sobre la base conceptual de que toda persona vale y toda persona merece la oportunidad de mejorar su calidad de vida en sociedades con movilidad social ascendente. En el populismo criollo, la apelación al pueblo suele ser un recurso demagógico asentado en una visión ideológica inmovilista y reaccionaria. Los pobres en el populismo no son sujetos, sino objetos, objetos de manipulación del líder.

A las asignaciones universales, el populismo le opone la asignación privada o facciosa. El pobre no es un ciudadano digno de ejercer sus derechos, sino un “grasita” al que hay que atenderlo para que nunca deje de ser pobre y, sobre todo, nunca se olvide de que a los beneficios no los obtiene porque tiene derechos, sino porque hay un líder -o una líder- que tienen la buena voluntad de acordarse de ellos.

Un político del Estado de bienestar, a la hora de brindar derechos se parece a esa persona que ejerce la caridad de manera anónima; un populista repartiendo se identifica con el personaje que exige que le den las gracias y le levanten un monumento. Como se puede apreciar, las diferencias son políticas, pero también éticas. Las sociedades de bienestar no están exentas de crisis, pero en lo fundamental mejoran la calidad de vida de los hombres y mujeres. Por el contrario, los populismos criollos dejan sociedades devastadas por la corrupción y la pobreza.

¿Para qué lado nos vamos a inclinar los argentinos? ¿continuaremos aferrados a los mitos y dogmas de un populismo tramposo y venal u optaremos por experiencias más nobles y justas? Las alternativas están planteadas, las diferencias son visibles. Lo demás pertenece al campo de la historia y la política. Nunca olvidemos que peleamos por un país más justo para todos, pero sobre todo por un país más justo para nuestros hijos y nietos.

Este es un reenvío de un mensaje de "Tábano Informa"

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ANÍBAL ROMERO, CHÁVEZ: TRES LOGROS (BORRANDO LA HISTORIA)

Desde su perspectiva, como parte del proceso de destrucción institucional que lleva a cabo el régimen, Hugo Chávez ha obtenido varios logros. Es necesario entenderles para en un futuro rectificarles.
BORRANDO LA HISTORIA
En primer término Chávez ha impuesto una interpretación unilateralmente negativa de la así llamada Cuarta República, es decir, las cuatro décadas de democracia anteriores a su llegada a la Presidencia. Según la versión ahora predominante, esos cuarenta años fueron sombríos y estériles y sólo cabe recordarles para arrojar sobre los mismos un estigma irredimible.
Semejante interpretación, por un lado, distorsiona una realidad compleja que también tuvo numerosos aspectos positivos. El más relevante fue la existencia de un orden político que permitía, si así lo decidían los electores, cambiar a los gobiernos en un tiempo definido y de manera pacífica, con amplia confianza en el sistema electoral. Nada de ello existe ahora.
Por otro lado, la versión chavista de la historia profundiza nuestra trágica propensión a empezar siempre desde cero, a condenar de plano todo lo que nos antecede, a pretender que el pasado puede borrarse y que su legado es siempre negativo. El exorcismo perenne del pasado nos conduce a inventar constituciones de puro papel, que se amontonan en gavetas apolilladas sin que se les tome realmente en cuenta; constituciones que sirven para apuntalar fantasías refundacionales.
En segundo lugar, el estigma de Chávez sobre la Cuarta República, nuestra República Civil, le permite exaltar y reafirmar el papel conductor de los militares sobre los destinos venezolanos, legitimándole mediante el mesianismo bolivariano. Si la República Civil fue lo que Chávez dice que fue, y los militares son los verdaderos herederos de Bolívar, entonces qué duda cabe: son ellos quienes deben gobernar. Con su interesada distorsión de la historia, Chávez ha procurado dar al sector castrense una especie de título de dominio a perpetuidad sobre el país, subestimando el aporte civil a la nación y sacando fuera de toda proporción el de los militares.
En tercer término, Chávez ha movido el epicentro de la política venezolana hacia la izquierda. Hace apenas pocos años, cuando comenzó de manera abierta su prédica socialista, la izquierda filo-marxista en Venezuela era relativamente marginal. Ni siquiera el MAS, con su gran esfuerzo para moverse hacia el centro, había alcanzado escapar de un círculo estrecho de respaldo. El concepto de socialismo era en general oscuro y muchos le rechazaban como comunismo disfrazado.
Tal situación ha cambiado y con su empeño proselitista Chávez ha conseguido, por una parte, que una cierta percepción del socialismo como algo presuntamente justo y progresista se haya extendido en nuestra sociedad, y por otra parte ha ido empujando a la oposición democrática a ubicarse más y más dentro de un ámbito ideológico de izquierda. He escuchado decir a varios de nuestros líderes democráticos que son “de izquierda”, o de “centro-izquierda”, y en varias ocasiones importantes figuras de oposición han aseverado que “los verdaderos socialistas” son ellos, y no Chávez. Ni siquiera se atreven a criticar con fuerza y decisión el desastre cubano. Están chantajeados en sus conciencias.
Me quito el sombrero ante tales logros aunque a la vez les cuestione radicalmente. Con audacia, coraje ideológico y perseverancia, Chávez ha avanzado sin tregua por trece años. No temo reconocerlo, pues no otro podría ser el primer paso para corregir las distorsiones y errores de esta etapa en nuestra existencia como nación.
anibal aromeroarticulos@yahoo.com

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