jueves, 2 de agosto de 2012

CARLOS MANUEL ACUÑA, EL PERONISMO SE APARTARÁ DE CRISTINA PARA EVITAR SU DISOLUCIÓN, DESDE ARGENTINA

Hace mucho tiempo y de manera reiterada dijimos en estas columnas que una de las salidas posibles de la crisis en que el kirchnerismo colocó a la Argentina sería a través de un acuerdo entre los principales gobernadores, cualesquiera fuesen sus matices ideológicos, pero siempre dentro de un marco peronista. 
Hoy, habida cuenta de la imposibilidad de que el vacío de poder sea cubierto por un vicepresidente que no existe políticamente y está acusado de corrupción sin que se le mueva un pelo, la tercera figura en la sucesión, Beatriz Rojkés de Alperovich, debería convocar a elecciones en el supuesto de que le alcance la obligación de hacerlo, pero la senadora por Tucumán tampoco está en condiciones de asumir una responsabilidad que le excede. Incluso si cumpliera con la obligación de llamar a elecciones presidenciales, el lapso que se abriría para la lucha política terminaría por acelerar un estado de anarquía que ya comenzó. Dicho esto, nuestros lectores podrán tomarle el pulso a la gravedad de la situación incontrolable en que caería nuestra ex República, un tema al que, con palabras parecidas, nos hemos referido más de una vez sin que se produjera desmentido alguno.
A esta altura de las circunstancias, es innecesario repasar los contenidos de este escenario donde reina la improvisación, la incapacidad, la inconstitucionalidad de las medidas que se adoptan, la inseguridad física y jurídica y un futuro de descomposición social que ahondará el proceso que se agrava por momentos. Sopesados estos componentes de la realidad que nos agobia, se hace necesario regresar al comienzo de este informe para entender aquello que asegura que en política no existe el vacío y que si éste se produjera, surgirían de inmediato las medidas para lograr el equilibrio posible. No más de una decena de hombres se ha dedicado a intentar el camino que, obligadamente, deberá concluir con el alejamiento legal de Cristina W. Fernández, legalidad que prevé la posibilidad de caer en una situación contestataria y violenta, según sean los intentos finales de la todavía Presidente para mantenerse en un poder que se le escapa de las manos.
Lamentablemente, todavía no se llama a las cosas por su nombre y se mantienen las incógnitas que desvelan a las cabezas más serenas del justicialismo y que obviamente no desean que su agrupamiento se descomponga con las mismas honduras que afectan a otros grupos partidarios. Antes de avanzar, repetiremos que “la historia se repite” y que, con algunas variantes -muchas de ellas de importancia-, ocurrirán los hechos en términos parecidos a lo que vivió el país en las décadas de los años sesenta y setenta. En síntesis, que las izquierdas serán enfrentadas por el movimiento obrero con Hugo Moyano a la cabeza, la ortodoxia doctrinaria y una amplitud de criterio que abarcará a otras corrientes, lo que producirá alianzas que todavía ni siquiera se han perfilado. Por caso, el papel protagónico que una vez más le tocará al campo.
El gobierno sospecha los pasos que han comenzado a darse y coincidentemente está decidido, de acuerdo con el ánimo que impulsa el alterado comportamiento de Cristina W. Fernández de Kirchner, a acentuar un proceso de propaganda, convencido de que es la vía apta para revertir la marcha hacia el derrumbe. Así, se multiplican los discursos presidenciales a través de la cadena comunicacional que siempre se reserva para los grandes anuncios y acontecimientos pero que ahora se desgasta hasta llegar al hartazgo de la población. Como si esto no ocurriera a simple vista -y antes de entrar de lleno en la información de los hechos-, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, firmó un convenio con la Agencia Nacional de Noticias Télam S.A., con el objeto de llegar directamente a un público joven de alrededor de tres millones de estudiantes que representan a otros tantos hogares, a quienes se les regalaron computadoras de mala calidad pero que funcionan. Quienes las poseen podrán recibir una carga psicológica, ideológica, doctrinaria y partidaria especialmente elaborada y para tener una idea de lo que comenzará a desarrollarse de un momento a otro, la conducción de esta tarea está organizada por el titular de Télam, Martín García, quien no dudó en comparar a Néstor Kirchner con el Libertador general D. José de San Martín y con nuestro señor Jesucristo, como ha sido público y criticado. De todos modos, huelgan los comentarios, pues no caben las palabras para definir tamaño dislate.
De todos modos, sería interesante -interesante y necesario- que se escuche la voz de la Iglesia, de las Academia de Historia y de otros sectores que, como expresión de la decadencia, todavía no se han pronunciado como es debido. Nos referimos a esto tan directa y sencillamente pues no podemos caer en la sospecha de que rige el miedo que todo lo domina, así que corresponde esperar que se levanten las voces que requiere la recuperación del país.
Como si esto fuera poco -poco e insuficiente para definir un estado de cosas que requiere de un cierto esfuerzo para hacerlo-, debemos reiterar que está oficialmente confirmado que el director del Servicio Penitenciario, Sr. Hortel, conduce un programa de orientación política a reclusos que salen en libertad para aplaudir los discursos presidenciales y hacer número en las concentraciones oficiales que concentran a más “aplaudidores” y concurrentes pagos para hacer número y cobrar por su entusiasmo.
Hace un tiempo dimos a conocer estas insólitas novedades acompañadas por coloridas fotografías que, pese a todo, al comienzo no tuvieron la repercusión que merecían, hasta que fueron ampliadas con más y más noticias que alarman a la población, a las Fuerzas de Seguridad y Policiales y a determinados políticos que presentaron en los ámbitos legislativos los correspondientes pedidos de informes que no fueron respondidos. En otra parte de este trabajo consignamos más elementos de juicio que en un país normal ya habrían producido las consiguientes reacciones, por cierto ausentes en la Argentina de la decadencia.
Vayamos ahora a los gobernadores que esperan el momento justo para pronunciarse, aunque desconocemos todavía cómo serán los pasos que significarán el intento de recuperar al peronismo tradicional, establecer acuerdos y superar el caos en que estamos sumidos. Desde hace varias semanas y en coincidencia con lo que parecen actos de desorden en la conducta de Cristina, se pusieron en marcha conversaciones cuyo contenido ya se había tanteado en distintas reuniones iniciadas a fines del año pasado o comienzos de éste. Apenas avanzados los ataques de la Casa Rosada contra el gobernador de Buenos Aires, ingresó en la atmósfera política un aire conflictivo y tenso que llevó a un intercambio de ideas, sobre todo cuando la imagen de Daniel Scioli subía mientras bajaba la de Cristina Fernández. Fue cuando avanzaron los ataques destituyentes contra el jefe político de la principal provincia Argentina, quien resolvió no modificar en un ápice la táctica de no enfrentar al poder central. Esto exasperó a Cristina, a Carlos Zannini -el secretario que realmente traza los grandes lineamientos del gobierno pese a que la viuda suele actuar a veces sin su consejo- y a la “mesa chica” del kirchnerismo, que enfrentaba problemas colaterales. Por ejemplo, la violencia del comportamiento de Máximo para con su pareja y quien vendría a ser su suegra, lo que hace poco derivó en su internación en una clínica muy importante a donde llegó después del famoso viaje en el Tango 01.
Scioli, también atado a las encuestas, pudo apreciar que la persecución a la que era sometido le daba ventajas sobre Cristina, circunstancia que lo llevó a intercambiar ideas y los primeros acuerdos -en realidad fueron difíciles y con altibajos- con Mauricio Macri. Así, los dos distritos electorales más importantes iniciaban un acuerdo potencial que, con la reserva del caso, prometía y promete modificar el horizonte político del país. Simultáneamente y ya en época más cercana, se sumó a estas inquietudes el gobernador de Córdoba, el “Gallego” de la Sota, quien avanzó varios pasos en su firme desacuerdo con el poder central, que no le giraba (igual que a Scioli) los fondos de la coparticipación que le corresponden. El centralismo fiscal siempre ha sido motivo de grandes cambios políticos, revoluciones y enfrentamientos.
En el ínterin, la imagen de Cristina y los problemas del país se complicaban más y más, lo que amplió el círculo de preocupados interlocutores con la presencia del gobernador socialista y principales dirigentes justicialistas de Santa Fe. El socialista Binner y su actual reemplazante no fueron ajenos a estos contactos, que produjeron consultas adicionales con la Corte Suprema de Justicia, donde comenzó a analizarse el comportamiento contra determinados jueces que resultaron antipáticos al más cerrado poder del kirchnerismo. Como lo veremos en su momento, esto último amenaza con convertirse en un escándalo internacional pero facilitó los análisis realizados con la máxima autoridad judicial del país y así el Dr. Lorenzetti recibió varias consultas que fueron simultáneas con su opinión contraria a la reforma constitucional pensada para facilitar la reelección para un nuevo período de Cristina Fernández. Sus palabras fueron publicadas y despertaron una tormenta silenciosa pero intensa.
En vez de buscar acuerdos y desplegar una flexibilidad política, el gobierno endureció su posición en todos los sentidos, aumentó el malestar entre quienes eran enfrentados, “ninguneados” o dejados a un lado en el ejercicio de sus funciones, hasta que llegó la desprolija incautación de YPF y el surgimiento al estrellato del joven viceministro de Economía Axel Kicillof, quien rápidamente supo granjearse enemistades y diferencias ideológicas entre las que se destacaron su simultánea admiración por Keynes y Carlos Marx. Al mismo tiempo y pese al ensalzamiento de la figura de Néstor Kirchner -ÉL, en la jerga presidencial- mencionado como el verdadero gestor de la independencia Argentina, se debilitó progresivamente a varias figuras representativas del kirchnerismo de los primeros tiempos y entre ellas, la del mismo ministro de Planificación De Vido, pese a ser el dueño de los mayores secretos de este insólito gobierno. La decepción crecía y aumenta en las propias filas.
El panorama comenzó a acentuar la incertidumbre dentro del mismo oficialismo, donde algunos ministros no ocultaron ni ocultan su preocupación por las actitudes contradictorias de Cristina, sus salidas extemporáneas, las curiosas frases que llenan sus discursos, lo vacuo de sus afirmaciones o negativas y la obviedad del montaje de los aplausos, interjecciones y salidas que caracterizan a sus discursos que nada serio aportan. Esto último es más que un simple detalle, habida cuenta de la gravedad de la situación mundial y el desorden interno que vive la Argentina. Mucho más podría agregarse sin olvidarnos de los papelones de Timerman, la carencia de entidad de funcionarios, secretarios y ministros, la ya mencionada renuncia en masa de los embajadores de carrera, la indefensión del país, el retiro de la Gendarmería de las fronteras y el crecimiento del narcotráfico y otros asuntos que llenarían páginas enteras, como ser la expresa molestia de los gobernadores de las provincias petroleras, marginados de las decisiones sobre YPF y su futuro. Podríamos agregar los pequeños y grandes negocios de los jóvenes de La Cámpora, que ingresan a la administración y desplazan a viejos y probos funcionarios o el crecimiento desordenado del gasto público, que inexorablemente concluirá con la suspensión de los subsidios a quienes, acostumbrados, los reciben como un derecho que reemplaza a la obligación moral del trabajo.
tabano@carlosmanuelacuna.com.ar

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