Capriles Radonski enfrenta grandes retos en Venezuela:
rescatar la democracia y reconstruir un país en el que puedan vivir y
desarrollarse todos sus ciudadanos. Esa es la empresa titánica que se dispone a
realizar el Campeón de la Unidad.
Además de la ardua tarea naciona,l lo que evidentemente
es su prioridad, el gobierno de Capriles Radonski, tendrá paralelamente que
atender los desafíos en política exterior que enfrenta Venezuela.
El gobierno saliente, de la mano de Chávez, radicalizó su
actuación internacional. La palabra que él utiliza como un arma, lo llevó a
desarrollar un discurso agresivo que blandió contra los E.E.U.U., Alemania,
Francia, México, Colombia, Perú, Inglaterra, Israel, España, por solo nombrar
unos pocos.
Su preferencia marcada por ciertos regímenes tales como:
El Irak de Saddam Hussein, La Libia de Gadafi, Siria, Irán, Zimbawe,
Bielorrusia etc. En su mayoría de escasa reputación democrática.
Y al lado de ello, la permanente defensa al terrorista
Carlos, de los grupos terroristas colombianos y su apoyo al extremismo
Islámico, se sumaron a todo el resto y nos hicieron perder muchos de nuestros
espacios internacionales.
Sus posiciones dogmáticas, lo han llevado a desarrollar
una política de importación y beneficencia, destruyendo toda la inversión
extranjera en el país; privilegiando las relaciones comerciales y políticas con
Cuba, Irán, Rusia y China, llegando a hipotecar el futuro económico del país y
su sistema de seguridad nacional.
La primera prioridad Internacional del nuevo presidente,
deberá incluir la revisión de todas esas relaciones, así como los compromisos
contraídos que se derivan de la infinidad de acuerdos que se han firmado de
espaldas a los intereses de los venezolanos.
Segundo: reconstruir nuestra imagen internacional.
Construir una buena imagen a nivel internacional implica un largo proceso de
relaciones con los otros Estados, durante las cuales se pruebe la fidelidad a
los valores de convivencia mundialmente reconocidos. Cuesta muchos años obtenerla
pero puede destruirse rápidamente. Para los intereses internacionales
venezolanos es ese uno de los peores crímenes del Gobierno del actual
Presidente. Cuando se pierde un mercado internacional el puesto es ocupado
definitivamente por otro país u otro producto. Cuando se pierde la
representación en una organización internacional, la plaza vacante la ocupa
otro que sí defiende a los suyos y cuando el Presidente de una Nación se
comporta como un payaso nos muestra al mundo como un circo.
Reconstruir el país será difícil, pero dependerá de
nosotros; reconstruir nuestra imagen de país serio dependerá en gran parte de
los otros.
Superar esta situación de minusválidos a las que nos ha
arrastrado Chávez y su política gubernamental, se convertirá en uno de los
grandes retos del futuro venezolano. Tendremos que recuperar un respeto por lo
que somos y no porque regalamos petróleo fácil o hacemos compras millonarias.
Deberemos obtener el apoyo de otros países porque nuestras posiciones son
correctas y por los valores que representamos y no porque les compramos la
deuda externa o financiamos sus campañas electorales. Tendremos que recuperar
el respeto de los países que piensan, que antes de querer darle lecciones a los
otros y andar promoviendo revoluciones en el continente, un gobierno serio, es
aquel que se ocupa de que sus ciudadanos puedan tener cubiertas sus propias
necesidades.
Como tercera prioridad, la Venezuela-Futura deberá asumir
el reto de representar un proyecto político-económico-social que dé respuesta a
la problemática latinoamericana, dentro del ejercicio de la democracia en un
estado de derecho y el respeto de sus pilares fundamentales: La separación de
los poderes.
Un proyecto que prevea el desarrollo personal de los
ciudadanos, su ingreso a los procesos productivos y la erradicación de la
extrema pobreza, rechazando cualquier distinción entre ellos. Que tomara en
cuenta el respeto de las libertades fundamentales, los derechos humanos y
constitucionales, la libertad de expresión y en el que la justicia sea igual
para todos los miembros de la sociedad.
Dentro del contexto actual, en América Latina existe un
proyecto Supra-Nacional que se extiende en el sub-continente, sus miembros
principales son Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, otros Estados
les siguen el juego para aprovechar los beneficios económicos que les brinda el
petróleo venezolano.
Frente a ellos algunos países como Colombia, Chile,
México, Panamá, recientemente Honduras se encuentran luchando solos, cada quien
por su lado, frente al bloque del ALBA.
La situación en América Latina es alarmante, la crisis y
la violencia reinan en muchos países, las sociedades se encuentran polarizadas,
el odio y el rencor como proyecto y programa de algunos gobiernos es lo
cotidiano, transformando a los ciudadanos en rehenes de esa nueva visión.
La tendencia indica que dichos gobiernos se están
radicalizando en la forma y en la acción. Una nueva forma de régimen se ha
impuesto en el sub-continente: la democracia totalitaria o dictadura
democrática; en donde el opinar contra el gobierno, es un delito grave, en
donde hacer parte de una oposición, la cual debe existir en toda democracia
verdadera, es ser considerado, no como un adversario político sino un enemigo.
El miedo social, laboral, institucional, recorre los
países de la región. Y ello es un peligro para la construcción de las nuevas
sociedades que se encuentran en proceso de afirmación.
En el continente Europeo frente a los conflictos bélicos
y sus crímenes de guerra, contra la ola de violencia terrorista, frente al
rencor y las crisis económicas, los países han asociado a todos los ciudadanos
para poner fin a ello y encauzarla hacia un modelo diferente. En América
Latina, al contrario, se remonta el pasado con odio, no como historiadores
críticos, ni tampoco con la búsqueda de soluciones judiciales objetivas
necesarias, sino jugando con las conciencias nacionales, manipulando,
utilizando el pasado triste, doloroso, evitando la reconciliación.
Jamás América Latina se había encontrado en una situación
tan difícil, en el pasado los regímenes totalitarios se encontraban definidos y
en la lucha por la libertad los caminos estaban claros, el proyecto perverso
que ha intentado instalarse, se sirve de los mecanismos democráticos para
introducirse dentro del sistema, destruirlo desde adentro, paralizarlo,
desmantelarlo, tomar el control total de las instituciones e instalarse
indefinidamente.
Una Venezuela de la esperanza se vislumbra con Capriles
Radonski y la unidad democrática venezolana, la historia nos muestra que han
sido necesarios cataclismos, guerras, dolor para que surja un hombre nuevo.
Venezuela, conjuntamente con los otros países hermanos
deberá luchar por encontrar nuevas respuestas, que les permitan desarrollar
estrategias adecuadas para desarrollar “Políticas Alternativas” en América
Latina.
Estamos seguros que después de estos años de
oscurantismo, el “Campeón de la Unidad”, les mostrará que si hay un camino.
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