En suma, vamos a vivir peor. Eso se traduce en malestar social, con su correspondiente protesta, y en dificultades políticas, sobre todo si Chávez no reasume o lo hace a medias y en el PSUV se desatan los demonios
Se
anuncia como económicamente complicado y, por tanto, política y socialmente
conflictivo. Detengámonos superficialmente en la economía.
Por
un lado, ésta, en su conjunto, parece destinada a una sensible desaceleración
respecto de 2012. El declive, que ya comenzó en el último trimestre de este
año, se acentuará en 2013, cuando se prevé un crecimiento entre 1% y 2%,
inferior a la tasa de crecimiento poblacional y mucho menor que el 5% positivo
de este año, y, por tanto, comporta un desmejoramiento de las condiciones de
vida per cápita.
El gasto público, que hasta ahora ha sido un poderoso impulsor
del crecimiento (improductivo, pero crecimiento en fin de cuentas, reflejado,
particularmente, en el ingreso personal), ya ha perdido parte de su fuelle,
sobre todo porque una porción no poco significativa de aquel ha sido financiada
por un crecimiento exponencial de la deuda pública, la cual, a su vez,
compromete un fuerte porcentaje de ese mismo gasto público para su
amortización.
Cubrir un déficit de alrededor del 15% del PIB exigirá la suma de
más endeudamiento y mayor emisión de dinero inorgánico por parte del Banco
Central.
La
deuda pública, pues, si bien, como dicen los economistas, es
"manejable", presenta una tendencia creciente, que la conduce, a
mediano plazo, a lo inmanejable, a re-hipotecar un país que pagó muy cara la
hipoteca que dejaron CAP y Lusinchi.
Un
endeudamiento que el país no comprende, dado el volumen gigantesco del ingreso
petrolero, pero que habla bien de lo que es este régimen.
Si
a esto se añade un incremento de la inflación, que volvió a tomar impulso desde
ahora, y que podría superar el 20%, sobre todo porque, prodúzcase o no una
devaluación oficial, el dólar más caro camina por su cuenta y el negro pesa
cada vez más en el trajín económico. Además, el alza en el costo de la vida
cuenta con otras palancas. Por una parte, los ajustes hacia arriba en
proporciones elevadas de los precios controlados, que ya han comenzado y, por
otra de atenernos a las opiniones de Giordani, el fin de los subsidios,
comenzando por el de la gasolina, así como de la "regaladera", se
suman para augurarnos un año de bolsillos magros. Este tipo de medidas, siempre
impopulares por necesarias que luzcan, pueden, sin embargo, ser postergadas
por quien deba tomarlas, y, seguramente, lo serán hasta después de cualquier
elección, incluyendo una presidencial, pero mientras más se demoren más grave
será.
En
suma, vamos a vivir peor. Eso se traduce en malestar social, con su
correspondiente protesta, y en dificultades políticas, sobre todo si Chávez no
reasume o lo hace a medias y en el PSUV se desatan los demonios. La elección de
la directiva de la Asamblea Nacional, en los cinco primeros días de enero,
podría hacer muy visible la profundidad de la contradicción entre las llamadas
alas "civil" y "militar" del régimen. Siempre, desde luego,
condicionado todo por la capacidad de Chávez para moderar ese pleito.
Será
pues, un año "interesante". Sin contar lo que haga la oposición para
superar sus carencias y oponerse con mayor eficacia y eficiencia.
@TeodoroPetkoff
@DiarioTalCual
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