viernes, 14 de diciembre de 2012

FERNANDO FACCHIN B., LA INSTITUCIONALIDAD DEL VOTO

Hoy quiero reflexionar sobre la institucionalidad del voto y las razones que tenemos para votar. En primer lugar debemos entender que el voto no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para el ejercicio del derecho ciudadano a la participación política. 
Acudir libremente a las elecciones nos permite elegir la propuesta que más convenga a nuestra sociedad, según nuestras propias convicciones; en consecuencia, mientras mayor abstención, menos atención tendrán las demandas sociales. Entonces, si no votas no te quejes, no tienes fundamento cívico, político ni moral  para reclamar a los gobernantes que no están haciendo bien su trabajo, por eso debes votar.


El voto es la principal herramienta ciudadana para participar y decidir sobre nuestro destino político, social y económico. El ejercicio del sufragio es el medio para decidir sobre la gestión del gobernante de turno y sobre las propuestas y proyectos de los aspirantes, es la evaluación por excelencia del ejercicio de gobernantes y aspirantes.  
En nuestro país el voto es un derecho constitucional (Art. 63 CN), pero también es una obligación cívica, no legal, todos los que tenemos derecho al voto debemos acudir a sufragar el 16D por la opción de preferencia para gobernador y diputados al consejo legislativo local, la abstención permite que se elijan candidatos sin consenso mayoritario, por grupos no representativos del sentir social y es allí cuando surge la duda de la legitimidad  del elegido, por esa razón es importante la votación masiva para que el triunfador venza por mayoría como debe ser en democracia. La institución del voto causa la satisfacción ciudadana de haber cumplido con un deber cívico, todo voto es importante.
Cuando esgrimimos como razón para no votar: “nada sirve”, “no me meto en política” o “no creo en los políticos”, “¿para qué votar si todo sigue igual?”, “habrá fraude”, la institucionalidad del voto y la participación ciudadana resultan afectadas  negativamente en su respetabilidad y credibilidad. Esto lo digo por cuanto he estado recibiendo en mi dirección de correo y leído declaraciones y comentarios que buscan alterar la institucionalidad del sufragio como instrumento primordial y eje central de la democracia y de la participación ciudadana en el quehacer público. Son voces subversivas que lejos de concientizar, amedrentan al ciudadano.
La sociedad aspira a tener buenos gobernantes que les garanticen, sobre todo, la posibilidad de mejorar su calidad de vida mediante la creación de condiciones para el desenvolvimiento de sus derechos y libertades; la democracia, mediante el derecho al sufragio, es, sin duda, el sistema ideal para elegir a aquel de los candidatos que inspira mayor confianza, tanto por su personalidad, experiencia y trayectoria, como por la credibilidad de sus propuestas.
Para concluir quiero decir que el ejercicio democrático con el solo cumplimiento del deber cívico del sufragio, es incompleto, eso es cierto, pero no es menos cierto que el voto es el primer peldaño o antesala de la formación política del ciudadano y la mejor definición de la participación referida en el Art. 62 constitucional.
ffacchinb@gmail.com

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