La gran mayoría de los venezolanos está a escasos
ocho días de la celebración del proceso electoral del que saldrá el grupo de
los nuevos gerentes del devenir administrativo, económico, social, cultural,
moral y político de los Estados que configuran la provincia venezolana. Y, con
dicha escogencia, termina el transcurrir de un nuevo evento comicial, cuya
distinción sobresaliente, una vez más, ha sido el ventajismo propagandístico
del que hace gala el actual partido de gobierno, denunciado reiteradamente por
ante las autoridades comiciales, sin que, a la fecha, se conozca algo más allá
y sustancioso que un conjunto de expresiones destempladas de ciertos voceros de
dicha institución electoral.
Los candidatos escogidos a dedo por el
Presidente, sencillamente, nunca han dejado de exhibirse pública y libremente
con las alforjas llenas durante toda la campaña, repartiendo beneficios,
inaugurando obras, utilizando bienes públicos para fines proselitistas,
vehículos del Estado. En fin, demostrando que bien vale la pena la apelación de
la autonomía en la administración del poder, cuando con dicha conducta es
viable, seguro y confiable que no habrá Consejo Nacional Electoral impedido
para mostrar miopía extrema, mucho menos una Defensoría del Pueblo que tampoco
necesita ruborizarse cuando su ocupación más reconocida es la de aceptar que:
“no veo, no oigo, ni me interesa darme por enterada de mi obligación moral de
impedir que a quien digo defender, al pueblo, se le conculquen sus derechos
constitucionales”.
Desde luego, ambos comportamientos son
realmente reprobables. Pero eso no es óbice para admitir que, a la par de
semejante conducta desnaturalizadora de la importancia del ejercicio del voto
como referencia transparente de la vigencia de una real Democracia, también es
lamentable cuando la vocería más preclara de la Oposición, se limita a afirmar:
" ¿qué se va a hacer, si eso es lo que hay?" .
Ante este panorama, sólo queda esperar que el
denominado pueblo votante esté claro; consciente de que en estas elecciones, la
provincia se está jugando el remanente de la descentralización, de la autonomía
de los diferentes Estados, inclusive, el derecho de cada ciudadano a elegir su
Gobernador, y reconstruir los caminos históricos, concebidos y dirigidos a
acabar con el centralismo castrante del desarrollo de las fortalezas de cada
Estado.
Por supuesto, si esto no fuera así, y los
llamados a impedir que semejante episodio involutivo se diera en el país la
venidera semana, con gran pena, habrá que admitir como hecho cierto la
obligación de que el mando nacional sólo tenga asiento y posibilidades de
ejercerse en y desde Caracas, y los venezolanos ansiosos de progreso y de
bienestar, deberán reconocer la pérdida del derecho a decidir sobre el
desarrollo regional e integral del país.
Venezuela, entonces, estaría incorporándose
definitiva y finalmente a la era del dedo dominante, en respuesta a la meta que
se propuso el partido de Gobierno y que fue dado a conocer por algunos de sus
dirigentes cuando afirmaron que :"Los candidatos del Gobierno tenemos que
ganar, para poder DESBARATAR las Gobernaciones y las Alcaldías e instalar el
Poder Comunal ". ¡Que viva el Comunismo¡,
¡Que viva Cuba¡. Y esto, definitivamente, NO es lo que quiere la mayoría
de los venezolanos, porque la descentralización costó muchos años de lucha. Fue
un gran triunfo democrático. Significó el inicio del inicio del desarrollo
regional de todos los Estados del país. E hizo posible que se establecieran
normas para la justa distribución del presupuesto nacional, y los venezolanos
dejaron de ser habitantes de un Estado, para convertirse en verdaderos
ciudadanos de cada Estado. Se desarrollaron hospitales, escuelas, vías de
comunicación, obras de todo tipo, despertando el orgullo del nativo de SU
Estado y ciudadano venezolano.
Los venezolanos autorizados legalmente para
ejercer su derecho constitucional al voto, tienen que votar el 16-D. Y deben
hacerlo con el corazón en la mano,
asumiendo que su voto también debería corresponderse con el previo conocimiento
de saber quién tiene que ser el próximo Gobernador, luego de investigar sobre
el candidato: ¿ Quién es ? ¿ Qué ha hecho ? ¿ De dónde es ? ¿ Quién lo escogió
?. Una vez respondidas estas preguntas, entonces, podrá hacer una mejor
elección, es decir, la que se identifique con el gerente público que mañana es
quien va a defender los intereses y derechos de sus gobernados.
Con ese Gobernador electo, habría que
construir alianzas sociales que se traduzcan en un reclamo frontal y valiente
ante la negación centralista de la asignación de los recursos que, por Ley, le corresponden a
cada Estado. Pero, además, insistir en la derogatoria de la caprichosa decisión
procedimental relacionada con la forma como el centralismo insiste en capturar
el mayor volumen de fondos provenientes del negocio petrolero, mientras condena
a cada Estado a tener que idear fórmulas tributarias para evitar el
incumplimiento de sus obligaciones locales, bien con sus empleados y
trabajadores, como con las solicitudes de las distintas alcaldías obligadas a
darle respuestas a la ciudadanía de cada localidad.
El
precio promedio del año para Venezuela en el orden petrolero, fue más o menos $ 102 el barril, y el
Gobierno Nacional, para efectos presupuestarios, lo estipuló en $ 50, como una
manera de justificar y reducirle el ingreso a los Estados. Es decir, al
conglomerado de estados, le escamotearon más de la mitad de los ingresos
durante el 2012, sin que, por otra parte, nadie sepa a ciencia cierta qué pasó con el uso de la
diferencia. ¿Por qué el Gobierno Central no cumple con su obligación constitucional
de rendir cuentas de esa cantidad enorme de dinero que se queda en manos del
Poder Ejecutivo y a disposición de una sola persona, y no en mano de las
distintas Gobernaciones, como corresponde?.
Las
elecciones del 16-D constituyen otra oportunidad histórica para escoger el
camino correcto. Para cambiar el rumbo. Y
tomar el camino del progreso. También hay que convertirlas en la ocasión
para, de una vez por todas, impedir que se sigan cerrando empresas, acabando
con puestos de trabajo, provocando la desaparición de fincas productivas, y
“armando justificaciones” que concluyan en la importación de todo. Mejor dicho,
favoreciendo a los empresarios extranjeros y/o de Gobiernos “hermanos”, en
detrimento de los nacionales.
Pero, además, a dicho proceso comicial
también hay que convertirlo en la causa por otra lucha: la de impedir que
Venezuela hoy sea también conocida y citada por sus carreteras y vías de
comunicación intransitables, hospitales inoperantes y carentes de todo,
escuelas destruidas; el país con la tasa de inflación más elevada de America
Latina, y sirviendo de escenario para que se produzcan más de 20.000 asesinatos al año por armas de
fuego, amén de poseer uno de los índices
de inseguridad y corrupción más altos del mundo.
Definitivamente, llegó el momento de tender
la mano y de estrecharla con todos. De dejar atrás el odio. La mayoría de los
venezolanos quiere vivir en paz. Y una forma de hacerlo es convirtiendo la
participación en algo mucho más amplio y profundo que una simple expresión verbal. El domingo venidero hay que votar, elegir
bien, corregir errores. Pero, además, es el día de asumir el compromiso
para que el año entrante, unidos todos
por Venezuela, los venezolanos den
tantos pasos como sean necesarios, para que este gran país termine por
consolidar su condición de ser el país de las oportunidades. Es cierto que
sigue quedando mucho por hacer, pero nadie puede negar que la Nación dispone de
los recursos humanos y materiales necesarios para concluir esa gran tarea.
A la única fuente actual que provee recursos, el petróleo, no le quedan más de 20
años para que siga desempeñando ese rol de generador principal de energía. Y
eso significa que, a partir de entonces,
ya no será más la joya de la Abuela. Ya los Estados Unidos, el principal
cliente de petróleo, anunció que, en una década, con los nuevos procedimientos de extracción,
al igual que China, serán autosuficientes en la producción de energía. Hasta
que eso suceda, hay que aprovechar el tiempo restante, para impedir que esa Joya
de la Abuela disponible se quede enterrada. Ya, de inmediato, hay que
poner manos a la obra. ¡Feliz Navidad¡.
egildolujan@gmail.com
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