martes, 11 de diciembre de 2012

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA, NUESTRA GRAVE RESPONSABILIDAD ANTE LA HISTORIA

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               Pocos recuerdan los momentos apremiantes que vivió Rafael Caldera en los comienzos de su mandato, cuando falto de todo piso político no hallaba literalmente de qué palo ahorcarse. 

J.V. MAQUIAVELO RANGEL
Bajo esa circunstancia, se celebró una importante reunión en casa del futuro operador político del régimen que ya se avizoraba, José Vicente Rangel. Entre los asistentes, desde luego el gran gurú del régimen al acecho, don Luis Miquilena; el líder de la llamada izquierda democrática, Teodoro Petkoff; el ex teniente coronel Hugo Chávez, amnistiado con generosa celeridad por el personaje en discusión; algún empresario por entonces chavista declarado y uno que otro periodista y un directivo del canal de televisión que hasta entonces pusiera y depusiera presidentes, de propiedad de un otrora apóstol de nueva burguesía. El pretexto: una monumental paella encargada por doña Anita Ávalos de Rangel, a un conocido restorán cercano al domicilio de los gentiles anfitriones, en La Florida. El tema: qué hacer con el tambaleante anciano chiripero, aferrado al clavo ardiente del golpismo sobre cuya ola surfeara para empatarle el partido de presidencias en ejercicio a su ancestral adversario y mortal enemigo, Carlos Andrés Pérez.

                En vísperas del inicio de una semana que se pronosticaba extremamente noticiosa, se fueron asignando roles para cada uno de los presentes, todos ellos ya comprometidos para entrevistas en programas matinales de televisión. El objetivo: resaltar la fragilidad de un gobierno tambaleante y avanzar posiciones en el tablero político con el objetivo de avanzar hacia un eventual jaque mate. Sólo Hugo Chávez tuvo la clarividencia y el ánimo como para asegurar que él no se andaría por las ramas, y le pediría directamente la renuncia. Cosa que hizo. Él ya comprendía que todo se conjuraba para entregarle el Poder en bandeja de plata  y mientras más celeridad en dar el paso, menos problemas para él y los suyos. Todos los presentes comprendían en profundidad la naturaleza de la crisis de gobernabilidad que se vivía y la necesidad de sacar a Caldera con viento fresco. Sólo uno se excusó de asumir su papel en los Idus de don Rafael, en lugar de lo cual corrió a echarle el cuento de lo que se cocinaba en los fogones del golpismo vernáculo. Fue premiado con un ministerio de lujo – el primero y último de su vida - a cambio de prestarle una de las muletas, la de la llamada izquierda democrática. La otra se encontraba presta en la carpintería de Acción Democrática bajo las indicaciones del caudillo monaguense Alfaro Ucero.

                Así fue como don Rafael pudo culminar su mandato y contribuir a la construcción del puente que nos trajo a estos lodazales. Que tras catorce años de manguareo se enturbian al extremo de demandar otros concursos, si bien con parecidas contribuciones. En el centro del debate los mismos factores, más algunos asomados en estos 14 años de contubernios, alianzas, acomodos y complicidades. El mismo editor, los mismos operadores, las mismas tendencias políticas, con la sumatoria de las nuevas caras de la llamada nueva política.

                No cambia la paella, no cambia el restorán, no cambia la mansión, no cambia la mesa ni los comensales. Pero la crisis de un decrépito anciano tambaleante que ya reposa el sueño eterno se ha trastocado en la agonía de un caudillo con tremendos aprestos  y el gobierno en auxilio se ha extendido hasta convertirse en régimen y conmover los cimientos de la República misma. Vivimos la más grave crisis existencial de la República en su historia bicentenaria. No bastan las muletas.

2

                Basta haber presenciado la alocución presidencial de este sábado por la noche y haber seguido las intervenciones de los diputados el mediodía del domingo, para concluir deduciendo la gigantesca hondura y gravedad alcanzados por la crisis que hace 15 años se resolvía con una paella en casa de los Rangel Ávalos, una asistencia del tosco y ágrafo secretario general de un partido histórico maleado hasta el tuétano y un nombramiento ministerial para el perdedor nato de la historia política venezolana. Venezuela soltó amarras y naufraga a la deriva. Gústeles o no les guste, sépanlo o ignórenlo sus desventurados pasajeros.

                En primer lugar: el presidente se muere. O, si sobrevive, lo hace al precio de una amenaza mortal que lo incapacita para culminar su período – de hecho vuelve a escaparse al único lugar del planeta donde lo pueden congelar, cuartear, animar, graficar, zurcir, tatuar, pegar, inflar, convertir en semblante electrónico y transformarlo en un títere manejable a control remoto a los fines de sus titiriteros, sedientos y hambrientos insaciables de los recursos que administra. Hasta podrían permitirse la broma macabra de ponerle punto final a su existencia un 17 de diciembre, para lograr el tercer récord venezolano de fechas ilustres para muertes de caudillos primarios.

                En segundo lugar – y esta no es ninguna mera hipótesis de trabajo – se muere con absoluta seguridad luego de asumir su mandato el próximo 13 de enero de 2013, si lo asumiera. Pues ayer noche el propio electo nos expresó sin ningún género de dudas, que mintió descaradamente jurando que estaba absolutamente sano como para ser electo, sabiendo él, los hnos. Castro y seguramente el entorno que anoche ponía cara de circunstancias, que el cáncer se lo estaba devorando, que su gravedad no era ni es reversible, que se muere o se muere en los próximos meses, que todo lo que se intente es paliativo y que en buen cristiano, se lo lleva la chingada, que ya lo jala de sus extremidades inferiores.

                En tercer lugar, que burlándose del país, las instituciones y sus ciudadanos volvió sólo a escenificar una ceremonia absolutamente humillante, extemporánea, dictatorial e inaceptable en una democracia moderna, por subdesarrollada que sea, como proceder según las viejas tradiciones monárquicas a ungir a su sucesor – nada más y nada menos que con la espada del Libertador, como si del Rey Arturo y su Excalibur se tratara – deshaciendo el nudo gordiano en que se debaten las dos fuerzas encontradas en el interior del chavismo: las militares nacionalistas representadas por el por ahora derrotado Diosdado Cabello y las castro comunistas presididas por los Castro y el G2, representadas por el ungido, Nicolás Maduro.

                En cuarto lugar, que como si de una tierra arrasada se tratara y no existiera más realidad que la que representan las sierpes, cocodrilos y tiburones del PSUV y sus aliados uniformados, puede el representante de los Hnos. Castro decidir lo que sucederá en Venezuela cuando desaparezca. Dejando atado y bien atado lo que considera su cuartel de Tierra Firme. Y el país, ¿qué?

3

                Dada la inmensa gravedad alcanzada por la crisis con las recientes y tardías revelaciones del presidente de la República, inútiles conjeturas y juego con cartas marcadas si no proceden a una inmediata separación del cargo, como de hecho pautan los hábitos de democracias adultas y consolidadas, no es del caso referirse al talante intelectual, moral y político de los representantes de la oposición democrática. Que deberían haber salido al unísono a exigir esa inmediata separación y el cumplimiento sin demora ni menoscabo de los pasos que pauta la Constitución para el caso que nos aflige.  Si Chávez no puede culminar su período, lo que es un hecho, que asuma el mando y culmine el período el vicepresidente de la República. Si no puede asumir el 13 de enero de 2013 en su calidad de presidente electo, por espuria que haya sido esa elección dado el ocultamiento de un dato tan trascendental, que lo asuma el presidente de la Asamblea y convoque a nuevas elecciones presidenciales en un lapso no mayor a los días expresamente pautados para tal fin.

                La humanidad, en cuyo nombre suelen cometerse las más atroces tropelías, no tiene absolutamente nada que buscar en el caso. Quienes comienzan por recurrir a sus principios humanitarios apostando sus haberes al pronto restablecimiento de la salud presidencial – como si padeciera de una virosis gástrica - olvidan sus deberes patrióticos y constitucionales y demuestran carecer de la más elemental estatura intelectual y política como para cumplir el mandato para el que fueron electos. Poniendo al desnudo la grave falencia en cultura política, experiencia y grandeza que asola a quienes tienen la inmensa responsabilidad de enrumbar al país en medio del naufragio en que nos encontramos.

                Vivimos la más grave crisis existencial de nuestra historia y estamos al borde de despeñarnos en el abismo del caos, la desintegración y el enfrentamiento. La oposición, lejos de cabildear buenos propósitos o buscar acomodos de partidos mediante acuerdos espurios, debe unirse bajo una voluntad férrea, mirar al futuro, asirse a los principios constitucionales y enfrentar cualquier propósito golpista por parte de aquellos sectores que tratan al país como a un cuartel y creen ser dueños de una Nación que le pertenece a 28 millones de venezolanos. Jamás debió aceptarse que el presidente de Venezuela, electo por millones y millones de venezolanos, entregue su destino a brazos extranjeros, interesados en la posesión de nuestras riquezas y el control de nuestras instituciones. Jamás debió autorizarse su salida sin informes médicos de comprobada seriedad y cientificidad. Y jamás debió aceptarse que los diputados que representan a la mayoría nacional se convirtieran en comparsa de fanáticas y fanáticos seguidores asalariados de una facción del país que detenta el poder sin respetar la composición real de nuestro país político.

                La oposición venezolana debe asumir su grave responsabilidad ante la historia. De no hacerlo, no tendrá perdón ni excusa. El futuro le exigirá rendición de cuentas.

sanchezgarciacaracas@gmail.com


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1 comentario:

  1. Caldera un prepotente y sobervio, que prefirió deshacer el partido que fundó, antes de que alguien le robara presencia. Sin hablar de su último acto supremo del "Yo Caldera", quien abre la Caja de Pandora, soltando a esos demonios. Rangel, oportunista de profesión y alma de esbirro, frustado en su mediocridad como político, consiguió la piscina de la corrupción y maldad, perfecta para nadar a sus anchas. Ahhhh! Chávez, el hijo perdido de Fidel, ambos nombres y hombres (sólo en género) representan el principio del fin de una era terrorífica, descendientes de Atila El Huno. Los decadentes comunistas azotadores de la vida en la tierra, seres malvivientes, aniquiladores de esperanzas, adictos al poder y la maldad. La MUD, por favor, son como cuando en una autopista alaguien frena esperando a que le concedan cambiar el canal y deteniene todo el tráfico, so pena de causar un accidente, más los consabidos y respectivos insultos. ¿Será que quedarán para eso?

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