martes, 27 de noviembre de 2012

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, VIVIR DE RODILLAS

El país va mal y nos dirigimos hacia algo peor, abramos los ojos y enfrentemos la realidad, basta de seguir decepcionados o fingiendo como si nada pasara.
Lo que sucederá de ahora en adelante nos afectará a todos, callarnos, escondernos, volvernos apolíticos o indiferentes no nos salvará de sufrir las consecuencias.
Se trata de escoger entre una vida digna o vivir de rodillas. El momento es vital para la libertad, para continuar siendo ciudadanos o convertirnos en esclavos de un sistema que se instala para ponernos al servicio de los delirios de nuestro Atila tropical.
Así como el otro, a su paso dejará de crecer la hierba en el territorio nacional. No lo digo en sentido figurado, ya que la verdad es que es muy poco lo que se produce en Venezuela.
Desde que este gobierno comenzó arruinando los productores agrícolas, como parte de una política de estado, el 80% de lo que consumimos es importado. Detrás se desplomó la industria y con ella las fuentes de trabajo.
Toda forma parte de una decisión política dirigida a convertirnos en pobres y dependientes para podernos controlar. Pronto si queremos seguir comiendo, tendremos que someternos a cuanto capricho se le ocurra al mandamás en sus monólogos televisivos.
Venezuela se cae a pedazos y nos vamos acostumbrando, nos cortan el agua y la electricidad y lo aceptamos, sin exigir responsabilidades, corremos de un mercado a otro buscando café o azúcar y no hay nadie preso por los millones de kilos de comida que se pudrieron.
Nos quedamos callados y sin protestar, ya ni nos parecemos a nosotros mismos. Temerosos, silenciosos, sin combatividad esperando que otros hagan lo que no asumimos. Esperando un mesías o eso que llamamos “oposición” como si fuera algo externo a nuestra propia responsabilidad.
La oposición somos todos, los que creemos que este país está mal gobernado, olvidamos que el presidente está allí para servirnos y no para crear una maquinaria que controle poderes, instituciones y los recursos económicos de los venezolanos, todo al servicio de los planes que elaboró con Castro y el foro de Sao Paulo.
Venezolanos somos todos y es tiempo de exigir que se nos respete como ciudadanos, no aceptamos estar al servicio de una ideología política ni de un partido. Es hora de expresarlo de manera contundente, antes de que sea demasiado tarde y antes de que construyan un estado comunista o comunal como pretenden meternos gato por liebre.
Todo tiene un límite y pienso que hay que decirlo en alta voz. Todos queremos un país donde se acabe la pobreza, deseamos trabajo, oportunidades para estudiar y vivir en paz. Sobre todo necesitamos un país donde podamos circular sin caer victimas de una de esas bandas que actúan por toda la ciudad sin ser importunadas, de manera extraña no tiene que exilarse, o censurarse, ni le aplica la lista Tascón, ni tan siquiera reciben una multa millonaria, tal como se lo aplican a cuanto venezolano denuncia los atropellos del gobierno.
¿Qué está pasando en nuestra sociedad?, ¿por qué se ha sembrado tanto odio en nuestro pueblo?, ¿por qué intentan dividirnos? si no es para aplicar la máxima “divide y vencerás”.
La corte del Maquiavelo local lo tiene claro, cuentan con el asesoramiento castrista, su objetivo desmoralizarnos para ir acaparando todos los espacios de acción, para impedir definitivamente cualquier capacidad de respuesta.
Una gran responsabilidad la tiene nuestros políticos, o se actualizan y proponen salidas eficientes o perderán el momento histórico, o se “embragetan” y se fajan de frente, o la ciudadanía los dejará de lado antes de que se den cuenta.
Cosa no lo deseo, estas líneas son un llamado angustioso de un venezolano que está viendo cómo se muere la esperanza ante la incertidumbre. Percibiendo como el centralismo autoritario pretende destruir las regiones y sus gobiernos locales.
Para ellos la cosa es sencilla un país desarrollado económicamente con estados produciendo y resolviendo los problemas de sus habitantes es algo que no pueden controlar, por lo tanto hay que acabarlos, asfixiarlos, destruir el progreso democrático, arrebatarle competencias y recursos, violentar las elecciones directas de nuestras autoridades regionales, creando cargos anticonstitucionales, lo único que consideran importante es que todo termine en manos del partido de gobierno, con un pueblo convertido en rebaño de ovejas.
Cada uno tiene que convertirse en soldado de la libertad, desde nuestra trinchera defender nuestros espacios regionales, con la misma fe y coraje con la que lucharon por la libertad nuestros héroes patrios.
La constitución venezolana prevé sus propios caminos de protección, la acción decidida de todos exigiendo su cumplimento, es necesaria para impedir un modelo de sociedad contrario a nuestra razón de ser y a la herencia histórica.
Venezuela recorrió un camino doloroso contra las dictaduras, muchas vidas quedaron en el camino para alcanzar la democracia y la libertad, los partidos políticos y el pueblo venezolano pagaron una cuota muy alta y hay que reconocerlo. Todo eso no puede desaparecer porque alguien se infiltró en las fuerzas armadas, intentó dar un golpe de estado, actuar fuera del ordenamiento jurídico, para luego terminar instalando una “dictadura constitucional”.
Nos encontramos frente a un Gobierno que no le gusta la libertad de pensamiento, por eso tiene que cerrar cualquier medio de comunicación que no controle, trata de imponer un sistema donde desaparezca la propiedad privada, donde se controle la producción y la distribución de los alimentos para controlarnos por el estómago.
Enfrentamos una reforma de la educación, destinada a formar los hijos de los venezolanos como soldados castristas; a nuevas regulaciones de la televisión y del internet, para que solo sobreviva el pensamiento del Partido Rojo.
Un supuesto proyecto de sociedad que de construcción conceptual no tiene nada, es tan solo un amasijo de ideas desconectadas, tomadas sin haber sido entendidas de aquí y de allá, muchas de ellas contradictorias y que el mandamás anuncia sin consultar con sus marionetas, pero que han sido estrategias concebidas en la isla del caribe.
El objetivo es claro, apoderarse de los recursos del estado, que dejaran de ser utilizados en un proyecto de desarrollo, hoy en día al servicio de campañas electorales, para garantizar triunfos regionales, en consecuencia el país se encuentra inundado de “candidatos rojitos” disponiendo del dinero de los venezolanos, a fin de comprar los votos necesarios.
Frente a ellos nuestros líderes naturales, que han luchado en sus regiones, que no vienen con falsas promesas, de que van a realizar lo que no hicieron en 14 años.
Nuestros candidatos deben saltar al ruedo, batirse en la arena por la libertad, de pie con energía y comprometidos con su pueblo, como el diestro taurino que se enfrenta a un toro rabioso, que solo atina a seguir con la vista y el entendimiento un trapo rojo.
Nuestros diestros regionales deben completar la faena con una estocada certera, cual cordobés del siglo XXI y parodiando al torero español cuando tomó la alternativa y le dijo a su madre, “esta tarde triunfaré o te vestiré de luto”.
nelsoncastellano@hotmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.