martes, 6 de noviembre de 2012

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, CAJIGAL, SABIO REPUBLICANO,


El Congreso, mediante Decreto del 14 de octubre de 1830, dispuso la creación de una escuela militar
El 4 de noviembre de 1831 es una fecha singular de nuestra historia. Más que un hecho de la guerra, de los muchos presentes en la memoria nacional, se realizó ese día la apertura de la Academia Militar de Matemáticas, a cargo del gran barcelonés Juan Manuel Cajigal, científico, investigador, educador. ¡Qué auspicioso hecho es ese en un país donde el gesto de fuerza se autoriza y el arrebato se celebra! ¡En un país donde más que armas, saber; más que poder, virtud; más que violencia, civilización necesitamos!
Separada Venezuela de Colombia, el general Páez al persuadir a otros militares para que aceptasen las determinaciones del Congreso de Valencia, en la tarea de normalizar la vida de la República, señaló con acierto: “…la gloria militar y las necesidades de la guerra habían debilitado el poder civil, y el Congreso se propuso restablecerlo y consolidarlo…”, asunto que incomodó a muchos, y amonestó a los suyos que: “…la fuerza armada debe ser esencialmente obediente, y que su poder debe reducirse al lindero de los cuarteles y ensancharse únicamente en los campos del honor y de la gloria”, mandato que aún obliga al acatamiento de la ley y a la Nación.
Además, el general Páez afirmó con buen juicio: “La república sólo existe donde la mayoría de los ciudadanos puede instruirse…”, sin excluir los militares, muchos de los cuales eran hombres audaces, producto de las circunstancias y de los rigores de la guerra.
El Congreso, mediante Decreto del 14 de octubre de 1830, dispuso la creación de una escuela militar, la cual no obstante la recomendación del secretario de guerra para que detentase un alcance mayor, “por la falta de profesores y por la escasez de fondos” se limitó, y se le atribuyó como objetivo la instrucción de “los jóvenes alumnos en los diversos ramos”.
Le correspondió a Cajigal la dirección del instituto y la responsabilidad de elaborar su plan de estudios para la progresiva revisión del Ejecutivo. Igualmente, debía asegurar un suficiente número de alumnos y que “los jóvenes aspirantes en la carrera militar pasen por un curso previo de educación y formen un seminario de oficiales instruidos en los diversos ramos de este arte”. Los estudios, según el general Páez, incluían “los trabajos civiles y el arte de la guerra”, reconociendo a Cajigal como “eminente matemático, de reputación europea”, -miembro destacado de la Sociedad de Amigos del País (corporación responsable de valiosos aportes como el anuario estadístico de Caracas, Memorias sobre agricultura, botánica, aguas, comercio, arte, y donde se impartió educación gratuita en lenguas, matemática, pintura) y también de la Dirección Nacional de Instrucción Pública-. Su sapiencia abarcó astronomía, transporte, literatura, flora, política y otras disciplinas
Su estatua, sin embargo, está hoy abandonada en Barcelona, y la lápida que cubrían sus restos fue eliminada en la “restauración” de la iglesia de San Pedro Apóstol, Catedral de La Guaira en el 2000. Se impone el rescate adecuado de esos restos para que reposen en el Panteón Nacional, altar de la patria de todos
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