sábado, 10 de noviembre de 2012

HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, CON MIS NIETOS NO TE METAS, SESQUIPEDALIA,

¿Qué tal que la señora que reparte el café en las reuniones del Consejo de Ministros tuviera derecho a opinar en ellas?  ¿Aceptaría eso Elke Tekonté? ¿Qué tal que el guardaespaldas de la ministra Hanson exigiera un derecho de palabra mientras ella recibe a los directores de su ministerio? ¿No sería ella la primera que le dijera: “¡Sisebuto, no sea asomado!”?  Entonces, ¿por qué unos perfectos extraños a la comunidad educativa deben meter la cucharada en las reuniones de esta?
LOS COMPINCHES
Hace varios años, ante la intentona inicial del régimen de arrebatarles a los padres la potestad sobre los hijos, a fin de convertirlos en borregos que le digan que sí a todo lo que se le ocurra a los detentadores del poder, se puso de moda aquello de que: “¡Con mis hijos no te metas!”  

Hoy, ante la nueva arremetida representada por la infame Resolución 058, creo que hay que desempolvar la frase. Y arrancar con otra: la que propongo en el título.  Porque no podemos dejar solamente a los padres —nuestros hijos muy queridos, el fruto de nuestros esfuerzos y sacrificios— la cruzada para evitar que los niños (que es como decir: el futuro de Venezuela) sean convertidos en versiones criollas de los pioneritos cubanos, esos escolares que son arreados con banderitas a cuanta concentración de apoyo a la vetusta, añosa y decrépita  gerontocracia que desmanda en la isla desde hace 53 años se le ocurra a la Nomenklatura cubana.

No es cierto lo que declaró durante el fin de semana la minpopó para la Educación al señalar que los fulanos consejos educativos son constitucionales.  De sofisma no pasan sus afirmaciones. La verdad verdadera es que tales consejos van a contrapelo con el Art. 104 de la Constitución, que establece que “La educación estará a cargo de personas de (…) comprobada idoneidad académica”.  No tengo nada contra los bedeles de las escuelas; por el contrario, les reconozco sus esfuerzos para tratar de mantener los planteles aseados y saludables, aunque las más de las veces tienen que trabajar con las uñas porque los materiales de para el aseo no les son suministrados. Pero de eso, a que deba decidir sobre asuntos académicos hay un trecho. Mucho menos es aceptable que representantes de los consejos comunales estén presentes en las reuniones de padres y maestros. Porque aquellos consejos sí es verdad que son inconstitucionales: ni en la letra de la Constitución ni en el espíritu del constituyente aparecen las tales comunas; porque, “guapos y apoyados”, van a tratar de imponerse sobre directivos, docentes y representantes y hacer prevaler lo que “manda a decir mi comandante”; porque causarán entropía comunicacional en la comunidad educativa; y porque, en fin de cuentas, lo que se quiere es que el PUS tome el control de escuelas y colegios para imponer su proyecto político.  

¿Qué tal que la señora que reparte el café en las reuniones del Consejo de Ministros tuviera derecho a opinar en ellas?  ¿Aceptaría eso Elke Tekonté? ¿Qué tal que el guardaespaldas de la ministra Hanson exigiera un derecho de palabra mientras ella recibe a los directores de su ministerio? ¿No sería ella la primera que le dijera: “¡Sisebuto, no sea asomado!”?  Entonces, ¿por qué unos perfectos extraños a la comunidad educativa deben meter la cucharada en las reuniones de esta?

Hay que formar la marimorena para tratar de frenar la puesta en vigencia de la fulana resolución.  Ya tuvimos éxito en contra del atentado anterior. En esa oportunidad, la algarabía los hizo recular.  Tratemos de que el actual intento también se vaya de bruces y no pase de ser un fiasco más del régimen.  Hay que lograr, por todos los medios legales y por el clamor popular organizado, que la minpopó aparezca en los medios informando que por instrucciones del comanpresi se retira la resolución.  No más, no menos. No sería aceptable que se nos informase que “se procederá a la modificación de los artículos que han causado mayor controversia entre la ciudadanía”. ¡Ni de vainas! Porque aunque se haga, dentro del texto dejarían algunas trampas caza-bobos.

Ya saben, abuelos y padres, a levantar las consignas respectivas…

Otrosí
Aunque tarde, me solidarizo como el que más con los argumentos esgrimidos por Carolina Jaimes Branger en su accionar en contra de los abusos cometidos por las rectoras que conforman la mayoría circunstancial del CNE.  Las modificaciones que realizaron al Registro Electoral Permanente con posterioridad al cierre que impone la Ley para mudar a los “candidatos turistas” hacia las circunscripciones para donde los mandó el Primer Dedo, a fin de que pudieran votar ellos, sus familiares y sus guardaespaldas, así como la elaboración de un nuevo tarjetón para que aparezca en él la foto del más nuevo de esos candidatos son una ilegalidad, un ventajismo y una befa a la oposición, véaselas como se las vea.  Y no es aceptable que la señora Socorro Hernández, en representación de sus copartidarias trate de excusarse alegando que las modificaciones fueron unas poquiticas; que su número es insignificante al compararlo con el total del REP. Una sola modificación ya es inaceptable, por ilegal.  Uno, que es mal pensado, se pregunta: si —Dios no lo quiera— en esa señora se hubiese cometido un delito de violación, ¿pudiera el presunto comitente alegar en su defensa que fue solo con la puntica…?


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