Los partidos forcejean para hacerse
del control interno de la MUD
El 16-D no sólo se elegirán los
gobernadores de estado. La jornada también servirá para que el país no chavista
decida cuáles son las agrupaciones políticas del campo democrático en las que
desea colocar el destino de la oposición venezolana. La campaña desplegada por
los partidos de la MUD para estimular el voto en sus respectivas tarjetas,
describe bien lo que el electorado no revolucionario definirá al inclinarse por
una u otra opción presentada en el tarjetón electoral. Nadie lo dice, pero es
claro que la medición regional encubre una ruda competencia entre los
diferentes integrantes de "la unidad", que buscan obtener de los
votantes una acción dorada, para dotarse del poder interno que les permitirá
dominar la dirección política del variopinto mundo opositor del país.
Es probable que los ciudadanos no
hayan atajado aún el alcance que posee la selección de la tarjeta a través de
la cual sufragarán a favor de los candidatos opositores a las gobernaciones.
Sin embargo, nunca antes fue tan pertinente advertir la utilidad que las
organizaciones políticas le darán al número de votos alcanzado por sus tarjetas
ese día. Lo primero que deben saber los electores opositores es que el 16-D
constituye una suerte de primarias opositoras, en las que los partidos forcejean
para hacerse del control interno de la MUD. La vigencia o no de la Mesa
representa, de hecho, una de las decisiones que deberán adoptar los partidos
que lideren la votación de decembrina, en cuyos hombros recaerá también la
responsabilidad de determinar el tipo de estrategia adecuada para enfrentarse
al régimen bolivariano.
Si nos atenemos a las serias
discrepancias ideológicas que se anidan en el seno de "la Unidad",
nos daremos cuenta de que el punto no es de poca monta: al contrario, él
envuelve una decisión crucial acerca del tipo de discurso que la oposición
adoptará en el futuro, para consolidarse como una opción atractiva para los
públicos del chavismo, sin una parte del cual resultará imposible convertirse
en una amplia e indiscutible mayoría nacional.
A la nueva jefatura política de la
oposición -ésa que surgirá de la correlación de fuerzas internas derivada del
peso que alcancen las tarjetas partidistas este 16-D- le corresponderá
igualmente elaborar la lista de los candidatos de la MUD para las elecciones
parlamentarias de 2015 y elegir también al candidato que representaría al campo
democrático, en el caso de que el ciclo vital del Presidente llegue a su fin
antes de la primera mitad del sexenio que se inicia el 10 de enero próximo. En
definitiva, los electores dictarán un fallo de relevantes repercusiones, en el
que estará en juego la renovación o no del campo democrático.
Argelia.rios@gmail.com Twitter @Argeliarios
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