lunes, 15 de octubre de 2012

MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES, SEGUIR

Hoy estuve a punto de dejar mi columna en blanco.  La razón: mi artículo tenía que enviarlo el lunes temprano a El Universal y no lo tenía preparado.  Pensaba hacerlo después de las elecciones porque lo que escribiera allí dependía de los resultados del domingo.  Estaba tan cansada que pensaba entonces dejar mi espacio en blanco así como dejé mi Twitter desconectado, unos minutos, el domingo en la noche (después de una jornada tuitera agotadora, dando ánimo, esperanza, rezando con la gente, etc.).

Cuando me enteré de los posibles resultados (antes que los anunciaran) apagué el Twitter, me tomé una pastilla para dormir y me fui a acostar con mi esposo.  Pero no me pude dormir y en lo que oí el primer cohete brinqué de la cama y corrí al recibo donde está la televisión.  En ese momento estaban anunciando los resultados. Mis hijos (los seis, entre 19 y 11 años) estaban sentados esperando ver el desenlace final.

Inmediatamente prendí el Twitter y me encontré con este mensaje: "¡Ma. Denisse, estamos muy angustiados, por favor envíanos un mensaje de sosiego!".  Fue ahí cuando pensé: ¡Dios mío, tanto que hemos luchado y transmitido esperanza y ahora voy a "tirar la toalla", No señor!  Entonces comencé a mandar mensajes de tranquilidad a mis seguidores como este: "Señor, hágase tu voluntad. Sólo Tú sabes que es lo que más nos conviene. Seguiremos rezando y luchando por un mejor país para nuestros hijos".

Me senté a ver los resultados con calma y me sorprendió mucho cuando mi hijo de 18 años me dijo: "Ya habrá un camino mamá, lo haremos nosotros".  Casi se me partió el alma cuando escuché eso. En la mañana yo estaba feliz viendo a esa inmensa cantidad de jóvenes votando por primera vez y trabajando en las mesas. Eso era algo imposible de ver en mi época, todavía hoy estamos pagando las consecuencias de esa apatía.

Sentí dolor porque sin duda alguna todo lo que uno ha podido hacer hasta ahora con mucho esfuerzo, en esta amada patria con tantísimos problemas, es para que nuestros hijos (y los hijos de muchos otros) puedan vivir en un mejor país.  Pues ni una lágrima derramé, ni la voy a derramar.  Porque no nos podemos dar el lujo de deprimirnos. En Venezuela hay mucho trabajo por hacer.  Eso lo tengo entre ceja y ceja después que vi la marcha del gobierno en la Av. Bolívar y escuché comentarios en la TV como estos: "Me gusta mi presidente porque él me regala todo", "Yo votaré por mi presidente porque vivo en una casa expropiada", y así un sinfín de cosas más.  Ese día aterricé en la realidad y me di cuenta (¡nuevamente!) que mientras no le entremos seriamente al tema educativo (en valores) no habrá salida posible a los problemas que enfrenta nuestra nación.

Ahora sólo pienso en que mañana (11 de octubre) comienza, en nuestra santa Iglesia católica, el Año de la Fe.  Será un año maravilloso de nuevas oportunidades de llevar nuestra fe, y los valores cristianos, a todos los rincones de Venezuela y del mundo.  En la Fundación Entre Líneas seguiremos con los proyectos planteados, y con muchos más, porque urge una recristianización de la sociedad (y no se crean que hablo sólo de Venezuela, sino de muchas sociedades del primer mundo también). Urge enseñar valores tan fundamentales y básicos como el valor del trabajo, el respeto a la verdad y a los demás, el respeto a la vida y a las cosas ajenas, la honestidad, la fidelidad, la solidaridad, etc.

En el Angelus del domingo el Papa pidió que en este Año de la Fe valoricemos el rezo del Santo Rosario. Creo que Benedicto XVI estará muy contento con sus hijos venezolanos porque si hay algo que hemos rezado todos estos años (en todos los rincones del país) por la paz en nuestra nación ha sido el Santo Rosario. La Virgen nos cubrió con su manto el pasado 7 de octubre y todo se desarrolló en paz.

Seguiremos rezando mucho y difundiendo esta devoción porque sólo con la oración nos llenaremos de fuerza y paz para seguir adelante, trabajando en esta patria amada donde nacimos y donde todavía Dios no quiere que descansemos.

Así que ¡a seguir la lucha, con mucho ánimo y con mucho compromiso!  Los jóvenes han sido nuestro gran apoyo y esa grúa maravillosa que nos levanta en los momentos más difíciles.  Más pronto que tarde veremos un país con justicia y paz para todos, fruto de nuestra oración, de nuestro compromiso, de nuestro trabajo, esfuerzo, sudor y lágrimas.  Seguiremos adelante, cueste lo que cueste, con la ayuda de Dios y nuestra Santísima Virgen de Coromoto.

mariadenissecapriles@gmail.com  
@VzlaEntrelineas

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