viernes, 12 de octubre de 2012

CHEN CHI-YI , SUPERACIÓN DE LA POBREZA: MITO Y REALIDAD

La superación de la pobreza ha sido siempre un deseo de la humanidad. Pero la lucha no fue exitosa en toda su extensión, pues la pobreza subsiste aún en las sociedades más prosperas. El esfuerzo históricamente fue guiado por dos tipos de planteamientos ideológicos: el de orientación de derecha y el de orientación de izquierda. Cada uno traza sus propios caminos apoyándose sobre supuestos divergentes y a veces contradictorios.
Los supuestos de tendencia "derecha" afirman que no existe posibilidad de superar la pobreza sin que aumente previamente la riqueza generada por un    sistema eficiente de gestión. El bienestar se distribuye por efecto de "desbordamiento"  de la riqueza acumulada y gracias a los esfuerzos magnánimos de los dueños de  los medios de producción.
Los supuestos de tendencia "izquierda"  atribuyen la existencia de la pobreza a la mala distribución de los resultados del crecimiento económico. Si se colectivizaran los medios de producción, eliminando la propiedad privada, la pobreza  desaparecería automáticamente por efecto de la eliminación de la plusvalía perteneciente al trabajo.
Parece que ambos planteamientos contienen sus aspectos reales y míticos. Es un mito piadoso, cuando suponen que los ricos, propietarios de los medios de producción, reparten los "excedentes" a los pobres, por caridad, simpatía, responsabilidad social u otras virtudes. Ninguna religión, cristiana, budista o cualquiera  otra, ha creado ese hombre "virtuoso", dispuesto voluntaria y colectivamente, a repartir los supuestos  "excedentes" de producción. Igualmente es otro mito, suponer  que  la desaparición de la propiedad privada contribuya a la aparición de un hombre nuevo, capaz de generar mayor rendimiento del sistema productivo y redistribuirlo equitativamente.
La sabiduría aconseja a los que  toman decisiones,  en materia de lucha contra la pobreza estructural, a que reflexionen sobre las estrategias o políticas  indispensables en la materia. En primer lugar,  está  la necesidad de moldear al hombre para que esté dotado de las "virtudes" y "capacidades" esenciales. En  segundo lugar, han de tomarse las medidas concernientes a las decisiones públicas conducentes a tal fin.  En realidad, se trata de unas nuevas alternativas que combinan las experiencias exitosas tanto de la derecha como de la izquierda descartando los planteamientos mitológicos.
Las virtudes que podrían considerarse, como indispensables para superar la pobreza estructural, son múltiples. Creemos que se debe mencionar, desde el principio, la alta propensión a autosuperarse. Dicha actitud produciría una serie de decisiones vitales, tales como comportarse con responsabilidad y honestidad en el trabajo y en las relaciones con el tercero. Por definición, el hombre virtuoso en los asuntos financieros debe tener alta inclinación a ahorrar e invertir, y  por encima de todo, un afán  incontenible en la adquisición de conocimientos y experiencias.
Entre las políticas públicas conducentes directamente a la superación de la pobreza estructural se destacan:
a) Consolidación de la confianza colectiva. Es decir, que las leyes, las reglas y los acuerdos se cumplan con cabalidad;
b) Multiplicar y consolidar  el sistema educativo admitiendo el dicho común de que no existen países subdesarrollados sino solo hombres subcapacitados;
c) Dado que el aumento de la riqueza depende exclusivamente del crecimiento económico, es imperativo impulsar  un alto  nivel de inversión para generar mayor cantidad de bienes, servicios y  empleo productivo;
d) Mantener la estabilidad monetaria a nivel nacional e internacional como condición  para garantizar el valor adquisitivo del ingreso familiar;
e) Multiplicar los estímulos a la iniciativa privada como motor principal del progreso económico y social, donde el Estado cumpliría solamente la función supletoria;
f) Mitigar el  subsidio al consumo para evitar la aparición de la dependencia crónica y perversa que desanime el afán de autosuperarse. Los programas sociales, llámense "misiones" u otras denominaciones, son políticamente rentables y necesarias en tiempo de dificultades, pero carecen de la efectividad para superar la pobreza estructural, cuando no las completan con políticas de largo alcance.
En forma de epílogo se recuerda a todos los que proponen las estrategias y políticas para superar la pobreza estructural, que es importante discernir el mito   de  la realidad.
chichen123@gmail.com

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