lunes, 10 de septiembre de 2012

MERCEDES MONTERO, AMUAY ¡TODOS PERDIMOS!

Accidente en la refinería de Amuay, es el epitafio de la empresa que una vez representara la independencia económica de Venezuela y los venezolanos. PDVSA ha quedado hecha un carro que chirrea con el más mínimo movimiento

El 25 de Agosto de 2012 el pueblo venezolano recibió una bofetada con la noticia de una explosión en la Refinería de Amuay, catalogado como unos de los accidentes de mayor envergadura registrados en la industria petrolera mundial, dejando al desnudo su desprestigio. Con ese accidente no solo se perderían vidas, inmuebles, instalaciones, combustibles, productos, en el Complejo de Refinación de Paraguaná (CRP), y, en las comunidades aledañas a las instalaciones, sino que tanto Venezuela como los venezolanos sufrimos una pérdida incalculable como país y como pueblo, sin importar credo religioso, ideología política, ser ricos, pobres o clase media, universitarios o analfabetas, oficialistas, oposición, Ni-Ni, indecisos, o desinteresados.

¿Por qué perdimos? La respuesta es porque nuestra industria icono, esa que una vez fuera respetada y llegara a ser la segunda empresa petrolera del mundo, la que fuera nuestro orgullo, la que había dado origen a la riqueza que una vez nos había permitido un desarrollo económico diversificado, ha sucumbido ante el ataque del siniestro régimen Castro comunista, que siempre vio en el petróleo de Venezuela una fuente inagotable de riqueza que le permitiera financiar la  expansión de “su revolución” a todo el Hemisferio Occidental y demás aliados antidemocráticos. Se transformó en un parásito que se enquistó en el  gobierno de Chávez un presidente (afortunadamente saliente) que ama mas a la revolución castrista que a su pueblo, y ha mantenido el desangramiento de la economía venezolana, al  que además le ha sumado la codicia de todos sus aliados del ALBA, y estados forajidos.

No solo han sido los regalos de combustible y donaciones de millones de dólares, regalos de todo tipo en calidad y cantidad a todos los oportunistas y sanguijuelas que le hacen carantoñas. Son los empréstitos a China, pagaderos con las ventas de petróleo a futuro y a precios irrisorios; es el endeudamiento con Rusia por la compra de chatarra militar, la concesión de obras a Bielorusia, a Argentina, a Brasil, los cambalaches de petróleo por pantalones y caraotas, etc.

Todo esto por supuesto representó que la planificación de expansiones, el cumplimiento con el mantenimiento programado, el adiestramiento, las normas de seguridad industrial y ambiental, la actualización en equipamiento, en transporte, la inversión en tecnología de todo tipo se dejaran de lado, se retrasaran, no se cumplieran en una industria que es exigente  para poder mantener un nivel competitivo que le permita generar riqueza. La PDVSA de Ramírez perdió “los papeles” como se dice popularmente y con esa pérdida los venezolanos de todos los colores, perdimos la principal fuente de sustento, a la que se suma el destrozo de todas las industrias básicas de Guayana, del medio ambiente, de la industria privada, es decir hemos sido dejados en la calle, en la mayor pobreza y endeudados por generaciones.

Los acólitos del gobierno hablan de sabotaje, el primer mandatario nacional y los funcionarios del gobierno guardan silencio, dejando correr los señalamientos de sus aliados, hay funcionarios dentro de la empresa que parecen haber  olvidado que en los últimos seis años la empresa ha sufrido una hilera de accidentes uno tras otro, que han dejado fallecidos, que demuestran que su  deterioro había ido en crescendo, que estaba endeudada, que las cifras presentadas no cuadraban, esa pésima administración, irresponsabilidad, desidia, olvido de las que fueran la visión, misión, principios y valores de PDVSA por parte de quienes se supone servían a la nación desde tal plataforma es el verdadero sabotaje, y, no solo contra la empresa sino contra el pueblo venezolano, verdadero y único dueño de la riqueza de nuestro subsuelo.

El accidente en la refinería de Amuay, es el epitafio de la empresa que una vez representara  la independencia económica de Venezuela y los venezolanos, quienes vemos en los muertos, los heridos, el destrozo de las comunidades aledañas, las pérdidas asociadas a este desastre, una tragedia que nos afecta a todos en lo más hondo, son las lágrimas  que se unen a las decenas de muertes violentas semanales, de la ausencia de justicia, de la pretensión de  borrar nuestra historia, de no darle importancia a las intenciones de achicar nuestro territorio por parte de quienes ven en nuestro país una tierra arrasada por la cual  las autoridades del país no tienen el más mínimo interés.

Con la explosión en Amuay, no solo murieron varias decenas de falconianos, quedaron destrozadas 1.691 viviendas, sino que PDVSA  ha quedado hecha un carro que chirrea con el más mínimo movimiento, hecha humo por el motor al quemar aceite, tiene las  ruedas desgastadas, adentro está rota, no le funcionan ni el radio, ni los parabrisas y tiene los vidrios mugrientos, llegará un momento en el que se parará y no podrá volver a andar. Ese  día los carroñeros rematarán los hierros  que puedan ser vendidos y al pueblo venezolano lo único que le quedará son recuerdos y miseria.

Con la tragedia en Amuay ¡TODOS los venezolanos perdimos sin distinción alguna!

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