martes, 4 de septiembre de 2012

MARÍA ELENA PONTE E., POBRECITO MI PATRÓN

Ante tanta tragedia, porque la tragedia es diaria, de todos los días, en las calles, en los barrios, en los pueblos, en nuestras ciudades. Venezuela toda se ha convertido en una sola tragedia, de tamaño descomunal, en todos los ámbitos. Me quedo perpleja, consternada y perturbada ante tanto miedo y sufrimiento diario que padecemos todos los que vivimos en este país.
Basta darse un paseo diario por los titulares de la prensa o leer los twitts  para preguntarse cómo fue que llegamos a esto, cómo nos hemos acostumbrado a vivir en una constante caída libre rumbo a un precipicio que pareciera no tener fin. Un charco de sangre que tiñe de rojo por todos los costados a este país. Y cuando ocurre una tragedia tan grande y desgarradora como la de Amuay es inevitable no pensar que definitivamente el rumbo tiene que cambiar; hay que tomar otro camino porque definitivamente este no es.
¡Ya basta! Ya el tiempo le fue dado y nada ha salido bien, nada. Y sea culpa de la iguana, del zamuro, de El Niño, Isaac o del paro petrolero, lo verdaderamente cierto es que este Presidente, patrón, dueño y señor de todos los venezolanos -porque así se cree él- junto con sus decenas de ministros y funcionarios que, a través de estos años han gobernado, lo han hecho muy pero muy mal.
El comunismo y el socialismo los rebasó, la corrupción se los comió y la adicción de poder los está aniquilando. Y, es que tal y como decía el admirado y querido poeta, cantante y compositor argentino, Facundo Cabral (hoy fallecido), en su canción "Pobrecito mi patrón":
"...El conquistador por cuidar su conquista
se convierte en esclavo de lo que conquistó...".
mponte2002@hotmail.com          

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