La
tranquilidad que ofrece el candidato del oficialismo a los votantes ricachones
es flor de un día porque ni siquiera controla a las pandillas que, con franelas
rojas, atacan cobardemente a mujeres y ancianos.
El
fin de semana el candidato del oficialismo se mostró bondadoso, pero sin
abandonar su política del palo y la zanahoria. De acuerdo con la agencia
Reuters, el Presidente afirmó: "Hasta a los ricos creo que les conviene
que gane Chávez. Piénsenlo bien, señores (...) ¿A ellos les conviene una guerra
civil? No le conviene a nadie. Hasta a los ricachones, a las familias ricas que
les gusta la tranquilidad, les interesa que gane Chávez. Les invito a que voten
por Chávez el 7 de octubre. Chávez les garantiza paz, estabilidad, crecimiento
económico".
¡Ave
María purísima! Ahora resulta que el diablo va a misa los domingos, confiesa y
comulga para convertirse en ángel. Así estará de mal en las encuestas que sale
a pedirle los votos a los "ricachones", disfrazado de ovejita cuchi
cuchi incapaz de hacer daño a nadie.
Pero
como los ricachones a veces no quieren entender su mensaje de paz, entonces los
amenaza con un enfrentamiento feroz si pierde las elecciones: "¿A los
ricos les conviene una guerra civil? No les conviene". Es verdad, los
narcogenerales son ricos, a Diosdado se le nota en la cara la gordura de su
prosperidad, a Ramírez ni se diga.
Al
candidato oficialista tampoco le conviene, dicen los venezolanos, pues apenas
oye un tiro, negocia y se rinde. De manera que la garantía que pretende dar no
tiene base en su comportamiento en el pasado y menos ahora que tiene a la
oposición latiéndole en la cueva.
Veamos
lo que pasó con la caminata que organizó la oposición en Caracas, en la zona de
La Pastora, a favor de Henrique Capriles. De inmediato aparecieron pandilleros
y matones encapuchados, con armas que les suministra el Gobierno para
atemorizar al pueblo. Es una prueba de la debilidad cada vez mayor del oficialismo
y de su necesidad de amedrentar a los ancianos, mujeres y jóvenes que ejercen
su derecho democrático de marchar y manifestar su simpatía por el candidato de
la oposición.
La
tranquilidad que ofrece el candidato del oficialismo a los votantes ricachones
(así los llama con todo el desprecio del mundo) es flor de un día porque ni
siquiera controla a las pandillas que, con franelas rojas, atacan cobardemente
a mujeres y ancianos, porque saben que estos militantes y simpatizantes
opositores no cargan armas ni tienen cómo defenderse de estos hampones
políticos. Es la misma lógica que guía a los machistas cuando le pegan a sus
parejas porque ellos son hombres y fuertes y las mujeres no pueden responder a
esa violencia.
Con
gente de esta ralea, pandilleros sin escrúpulos, es con la que cuenta el
candidato del oficialismo para su pretendida guerra civil. Sabe que los
militares serios y conscientes no saldrán a la calle a matar venezolanos sólo
para que él siga en el poder.
Para
decidir quién será el próximo presidente está el pueblo y sus votos. Miraflores
debe acatar la voluntad popular y no declarar una guerra civil que sólo existe
en la mente de Fidel Castro.
http://www.el-nacional.com/noticia/51714/10/guerra-civil.html
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