Todos
los latinoamericanos deben ver y analizar “Tiempos de dictadura”, excelente
documental de Carlos Oteyza, no solo para conocer una época de atropellos, sino
para evitar que se repitan. Establecer
comparaciones entre la dictadura clásica del general Pérez Jiménez y la
dictadura SigloXXI del teniente coronel lenguatón es inevitable.
Nadie
puede sentarse sobre bayonetas, como dijo Tayllerand. Los dictadores requieren la complicidad de una parte de la
sociedad. En el caso de Pérez Jiménez,
poco amigo de mezclarse con el pueblo,
buscó apoyo en la clase alta y media alta. Alcahuetas como los que
sustituyeron en el Consejo Supremo
Electoral a miembros que se negaron a avalar el fraude de 1952, así como los
que aceptaron participar en la Asamblea Constituyente espuria, los que decretaron el triunfo del dictador en
el referendo de 1957, censores de medios como Vitelio Reyes, intelectuales
deshonestos como Vallenilla Lanz y policías como Pedro Estrada, fueron los soportes
del dictador. También en ese lote están los felicitadores, empresarios
aprovechadores y en general aquellos que
festejaron en diciembre del 52 y del 57 como si todo estaba bien y no hubiese
presos y exiliados.
Loas
a Simón Bolívar, empleados públicos
obligados a asistir a eventos como la Semana de la Patria y a votar por el
dictador. Censura a los medios de comunicación y gran alharaca por cualquier
obra que inaugurara el de Michelena. La parte positiva fue que el régimen
promovió al sector privado y no dividió a la sociedad venezolana. Al final,
estudiantes, académicos, empresarios y militares se cansaron de la dictadura
y ‘tarugo” tuvo que huir.
Hoy,
el dictador del Siglo XXI está obligado
a guardar ciertas apariencias. Se realizan elecciones, pero no son transparentes. El llamado Poder Moral está constituido por
soldados que obedecen a su “comandante-presidente”. No hay un censor de los
medios pero se presiona a empresas que anuncian en programas críticos al
gobierno, se revocan arbitrariamente concesiones, el gobierno financia medios
llamados comunitarios y confisca la propiedad privada. Jueces sumisos
encarcelan y obligan a exiliarse a los indeseables del régimen. .Algunos
empresarios siguen haciendo grandes negocios y
muchos venezolanos continúan su
vida sin percatarse del peligro
inminente de ir hacia otra Cuba.
Una
diferencia notable entre el ayer y el hoy, es que una parte muy importante de
la sociedad venezolana nunca se ha doblegado.
Es evidente que ya la mayoría se desencantó y visualiza un camino de progreso. Este dictador
no tendrá que salir apresurado al
exterior en la Vaca Sagrada, sino en Conviasa a Barinas a reflexionar porqué perdió el fervor del
pueblo.
Como
en botica:Nuestra solidaridad con Del Valle Canelón y camarógrafos de
Globovisión. Insensatamente Eulogio Del
Pino (Pdvsa) declaró: “Los bomberos de Amuay trabajaron con una presión
sicológica porque había una cámara criminal que esperaba que el tanque
estallara. La Fiscalía debería abrir investigación por esa cámara criminal”. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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