sábado, 8 de septiembre de 2012

CARLOS MANUEL ACUÑA, SE TENSA LA CUERDA, DESDE ARGENTINA

Poco a poco y mientras avanzaban las semanas, los rumores políticos comenzaron a traslucir una serie de tensiones progresivas que se acumularon para ejercer una presión casi insostenible. Cuando las cosas parecían que iban a estallar y que resultaba imposible una nueva vuelta de tuerca sobre la opinión pública, otra serie de acontecimientos vinieron a demostrar que el desgaste del gobierno carece de un techo definido y que siempre es factible agregar nuevos componentes a la situación.
Sin embargo, desde los últimos días se registró un crecimiento de ese estado de cosas y poco a poco salieron a la luz noticias y comentarios que, casi sin solución de continuidad, trazaron un panorama por demás inquietante. Hay que reconocer que en la mayor parte de los casos ha sido el propio gobierno el mayor contribuyente para un estado de ánimo que hasta llegó a poner en duda la estabilidad de la presidente Cristina. En los hechos, ella misma dio pie a los comentarios generados por los trascendidos relativos a sus quejas por la forma en que la opinión publica tomaba sus reiterados discursos difundidos por la cadena oficial, una medida que se adoptó desde la Casa de Gobierno en la creencia de que tendrían una repercusión altamente favorable. A la inversa, el uso excesivo de esta medida, que siempre es de excepción en épocas normales, vino a destacar que esa normalidad no existe y que por lo contrario las preocupaciones avanzan en todos los sectores.
Pero no son solamente las palabras presidenciales las generadoras de las inquietudes, sino las formas en que son expresadas, formas que llegan acompañadas por versiones concurrentes acerca del estado mental de Cristina W. Fernández. Lo curioso es que las fuentes de estos comentarios no se ubican en la oposición sino que ministros, secretarios y colaboradores directos deslizan una inquietud que muchas veces es detalladamente manifiesta y llega acompañada de relatos demostrativos de la alteración que consignamos. Ya lo señalamos en su momento y lo cierto es que tanto los problemas de familia como los administrativos y políticos tienen a mal traer a la Presidente. Para colmo, la reiteración de sus discursos pronunciados con cualquier excusa fútil se detienen en el trazado de un panorama idílico respecto de la marcha de los asuntos públicos. Esto no pasa inadvertido para nadie y así, mientras celebraba en Tecnópolis el Día de la Industria, en los principales barrios de la Capital Federal se escuchó un sostenido cacerolazo que provenía de personas reunidas en las esquinas, en los balcones o puertas de sus domicilios y hasta se produjeron cornetazos de los automovilistas que marcaron un ritmo de protesta en la ciudad. Hasta los invitados a la celebración, mientras aplaudían bajo el control de personal especializado que los fiscalizaba, expresaban sus críticas en voz baja… pero incontenibles.
Mientras tanto, a través de los correos electrónicos y publicaciones políticas, comenzó a circular una convocatoria para el 13 de este mes, a los efectos de expresar una disconformidad activa por la intención oficial de concretar una reforma de la Constitución Nacional. Al comienzo se señalaba que el verdadero objetivo era impedir la posibilidad de aprobar una reelección presidencial pero con el correr de las horas ese objetivo se amplió y se resolvió impedir lisa y llanamente la modificación de la Carta Magna. Más aún, la convocatoria incorporó otra para el 1° de octubre con idéntica finalidad y ya se indican lugares de reunión para marchar luego a una gran concentración que debe culminar en la Plaza de Mayo.
Lo cierto es que ha surgido un gran malestar en la opinión pública, que mira con recelo la confirmación de aquellos anticipos que meses atrás sostuvieron que el kirchnerismo no abandonaría el poder de ninguna manera, aun perdiendo elecciones. La causa de fondo es, nada más y nada menos, que “huir hacia adelante” para evitar los juicios y las consiguientes sanciones que llegarán, inexorables, como consecuencia del cúmulo de delitos que convirtieron a este gobierno en el más corrupto de toda la historia de la Argentina moderna.
Dicho así puede parecer un simple comentario de disconformidad, pero lo cierto es que la cantidad de hechos y pruebas reunidas a lo largo de los últimos nueve años aportan graves elementos de juicio que van más allá de simples negociados y colocan al historial kirchnerista en un estrado de incompetencia jamás alcanzado, con un quiebre económico sólo superado por la vulneración de las leyes y la existencia de grandes escándalos que abarcan a jueces o miembros del Poder Ejecutivo a partir del notable enriquecimiento de Cristina y sus colaboradores. Concurrentemente puede escribirse un gran diccionario con las irregularidades legales de distinto orden que van desde las insólitas sentencias dictadas en los casos de los presos políticos a quienes se aplicaron leyes retroactivas y otras vulneraciones a la Constitución Nacional, hasta hechos tan extraordinarios como el dictado de leyes que eximen del pago de impuestos a las sucesiones abiertas el año en que murió Néstor Carlos Kirchner. ¿Cómo calificar esta excepción…?
Todo esto se produce entre otros escándalos que se suceden unos a otros, superándose hasta tal punto que desplazan a otros que no desaparecen y únicamente disminuyen en su repercusión para dar paso a otros nuevos. Así ya nadie se asombra si un ministro de la Suprema Corte alquila sus departamentos particulares a una cadena prostibularia o se habla de que su propietario es partidario de la supresión de Derecho Penal, con la acotación de que ese funcionario es el encargado de redactar el proyecto de reforma constitucional.
Como estas cosas nunca vienen solas, podemos hacer un largo listado de irregularidades que son bien conocidas e incorporan una notable dosis de alarma que no se detiene exclusivamente en la formación de tropas especiales formadas por delincuentes comunes o la irrupción de grupos políticos en las escuelas y centros de enseñanza para incidir sobre las generaciones jóvenes. Ahora se suma el rumor indicativo de otra medida más grave que el impedimento de comprar divisas: se trata de la eventual invalidez de los pasaportes junto con cláusulas especiales para controlar los viajes a países limítrofes, iniciativa que hoy día aún puede concretarse libremente mediante la sola presentación del documento de identidad personal. Nada ha sido desmentido y, por lo contrario, detrás de cada rumor, de cada versión, por descabellada que parezca, aparece la medida oficial que lo impone como una alarmante realidad que carece de explicaciones aceptables. El andamiaje que está en plena construcción puede definirse sintéticamente en que se aprovechan los beneficios de la democracia constitucional como una formalidad perversa para imponer un régimen que, de autoritario, alcanza rápidamente la categoría de tiránico.
Como resultado, ha crecido un estado que ya se define como “resistencia” y que por el momento se expresa a través de marchas, artículos y acciones jurídicas que con distinta suerte avanzan por el camino de la historia cotidiana cargada de detalles como, por ejemplo, la insistencia del pope doctrinario Ernesto Laclau, que nuevamente llega desde Londres con la insistencia de recomendarle a Cristina que no abandone la idea de la reforma constitucional y simultáneamente, hacerle creer que puede resultar electa con el voto de los pequeños adolescentes que serían incorporados al padrón electoral. Como es lógico, este conjunto de medidas genera un escalamiento de la oposición, escalamiento que inevitablemente podrá tomar expresiones más precisas que las que dejamos mencionadas. Los límites al derecho de propiedad que se pergeñan en las mentes setentistas, que día a adquieren mayor fuerza y protagonismo, constituyen un extraordinario impulso a la discordia desgarrante de la que ya tenemos sobrada experiencia.
Si decimos que “se tensa la cuerda” corremos el riesgo de no ser lo suficientemente precisos en explicar el ánimo por el que pasa la sociedad argentina que dentro de pocos días volverá a conocer más persecuciones políticas relacionadas con la guerra revolucionaria de hace más de treinta años. Los teóricos de la Casa Rosada y que son recibidos en Olivos consideran que acentuar ese camino le aportará votos para las elecciones del año próximo. Hace unas horas, fueron llevados a los Tribunales de Comodoro Py decenas de legajos militares con esa finalidad, que ahora se extenderá hacia el ámbito de los civiles, exactamente como se inició apenas semanas atrás. Mientras tanto, las detenciones domiciliarias se suspenden y esposados, son llevados a cárceles comunes aquellos ancianos procesados que serán atacados a través de las flamantes publicaciones de La Cámpora y la aparición de otras organizaciones “combatientes” que, como en las peores épocas del pasado, pasarán a ocupar el centro del escenario.
tabano@carlosmanuelacuna.com.ar

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