Poco a poco y mientras avanzaban las semanas,
los rumores políticos comenzaron a traslucir una serie de tensiones progresivas
que se acumularon para ejercer una presión casi insostenible. Cuando las cosas
parecían que iban a estallar y que resultaba imposible una nueva vuelta de
tuerca sobre la opinión pública, otra serie de acontecimientos vinieron a
demostrar que el desgaste del gobierno carece de un techo definido y que
siempre es factible agregar nuevos componentes a la situación.
Sin embargo, desde los últimos días se
registró un crecimiento de ese estado de cosas y poco a poco salieron a la luz
noticias y comentarios que, casi sin solución de continuidad, trazaron un
panorama por demás inquietante. Hay que reconocer que en la mayor parte de los
casos ha sido el propio gobierno el mayor contribuyente para un estado de ánimo
que hasta llegó a poner en duda la estabilidad de la presidente Cristina. En
los hechos, ella misma dio pie a los comentarios generados por los trascendidos
relativos a sus quejas por la forma en que la opinión publica tomaba sus
reiterados discursos difundidos por la cadena oficial, una medida que se adoptó
desde la Casa de Gobierno en la creencia de que tendrían una repercusión altamente
favorable. A la inversa, el uso excesivo de esta medida, que siempre es de
excepción en épocas normales, vino a destacar que esa normalidad no existe y
que por lo contrario las preocupaciones avanzan en todos los sectores.
Pero no son solamente las palabras
presidenciales las generadoras de las inquietudes, sino las formas en que son
expresadas, formas que llegan acompañadas por versiones concurrentes acerca del
estado mental de Cristina W. Fernández. Lo curioso es que las fuentes de estos
comentarios no se ubican en la oposición sino que ministros, secretarios y
colaboradores directos deslizan una inquietud que muchas veces es
detalladamente manifiesta y llega acompañada de relatos demostrativos de la
alteración que consignamos. Ya lo señalamos en su momento y lo cierto es que
tanto los problemas de familia como los administrativos y políticos tienen a
mal traer a la Presidente. Para colmo, la reiteración de sus discursos
pronunciados con cualquier excusa fútil se detienen en el trazado de un
panorama idílico respecto de la marcha de los asuntos públicos. Esto no pasa
inadvertido para nadie y así, mientras celebraba en Tecnópolis el Día de la
Industria, en los principales barrios de la Capital Federal se escuchó un
sostenido cacerolazo que provenía de personas reunidas en las esquinas, en los
balcones o puertas de sus domicilios y hasta se produjeron cornetazos de los
automovilistas que marcaron un ritmo de protesta en la ciudad. Hasta los
invitados a la celebración, mientras aplaudían bajo el control de personal
especializado que los fiscalizaba, expresaban sus críticas en voz baja… pero
incontenibles.
Mientras tanto, a través de los correos
electrónicos y publicaciones políticas, comenzó a circular una convocatoria
para el 13 de este mes, a los efectos de expresar una disconformidad activa por
la intención oficial de concretar una reforma de la Constitución Nacional. Al
comienzo se señalaba que el verdadero objetivo era impedir la posibilidad de
aprobar una reelección presidencial pero con el correr de las horas ese
objetivo se amplió y se resolvió impedir lisa y llanamente la modificación de
la Carta Magna. Más aún, la convocatoria incorporó otra para el 1° de octubre
con idéntica finalidad y ya se indican lugares de reunión para marchar luego a
una gran concentración que debe culminar en la Plaza de Mayo.
Lo cierto es que ha surgido un gran malestar
en la opinión pública, que mira con recelo la confirmación de aquellos
anticipos que meses atrás sostuvieron que el kirchnerismo no abandonaría el
poder de ninguna manera, aun perdiendo elecciones. La causa de fondo es, nada
más y nada menos, que “huir hacia adelante” para evitar los juicios y las
consiguientes sanciones que llegarán, inexorables, como consecuencia del cúmulo
de delitos que convirtieron a este gobierno en el más corrupto de toda la
historia de la Argentina moderna.
Dicho así puede parecer un simple comentario
de disconformidad, pero lo cierto es que la cantidad de hechos y pruebas
reunidas a lo largo de los últimos nueve años aportan graves elementos de
juicio que van más allá de simples negociados y colocan al historial
kirchnerista en un estrado de incompetencia jamás alcanzado, con un quiebre
económico sólo superado por la vulneración de las leyes y la existencia de
grandes escándalos que abarcan a jueces o miembros del Poder Ejecutivo a partir
del notable enriquecimiento de Cristina y sus colaboradores. Concurrentemente
puede escribirse un gran diccionario con las irregularidades legales de
distinto orden que van desde las insólitas sentencias dictadas en los casos de
los presos políticos a quienes se aplicaron leyes retroactivas y otras
vulneraciones a la Constitución Nacional, hasta hechos tan extraordinarios como
el dictado de leyes que eximen del pago de impuestos a las sucesiones abiertas
el año en que murió Néstor Carlos Kirchner. ¿Cómo calificar esta excepción…?
Todo esto se produce entre otros escándalos
que se suceden unos a otros, superándose hasta tal punto que desplazan a otros
que no desaparecen y únicamente disminuyen en su repercusión para dar paso a
otros nuevos. Así ya nadie se asombra si un ministro de la Suprema Corte
alquila sus departamentos particulares a una cadena prostibularia o se habla de
que su propietario es partidario de la supresión de Derecho Penal, con la
acotación de que ese funcionario es el encargado de redactar el proyecto de
reforma constitucional.
Como estas cosas nunca vienen solas, podemos
hacer un largo listado de irregularidades que son bien conocidas e incorporan
una notable dosis de alarma que no se detiene exclusivamente en la formación de
tropas especiales formadas por delincuentes comunes o la irrupción de grupos
políticos en las escuelas y centros de enseñanza para incidir sobre las
generaciones jóvenes. Ahora se suma el rumor indicativo de otra medida más
grave que el impedimento de comprar divisas: se trata de la eventual invalidez
de los pasaportes junto con cláusulas especiales para controlar los viajes a
países limítrofes, iniciativa que hoy día aún puede concretarse libremente
mediante la sola presentación del documento de identidad personal. Nada ha sido
desmentido y, por lo contrario, detrás de cada rumor, de cada versión, por
descabellada que parezca, aparece la medida oficial que lo impone como una
alarmante realidad que carece de explicaciones aceptables. El andamiaje que
está en plena construcción puede definirse sintéticamente en que se aprovechan
los beneficios de la democracia constitucional como una formalidad perversa
para imponer un régimen que, de autoritario, alcanza rápidamente la categoría
de tiránico.
Como resultado, ha crecido un estado que ya
se define como “resistencia” y que por el momento se expresa a través de
marchas, artículos y acciones jurídicas que con distinta suerte avanzan por el
camino de la historia cotidiana cargada de detalles como, por ejemplo, la
insistencia del pope doctrinario Ernesto Laclau, que nuevamente llega desde
Londres con la insistencia de recomendarle a Cristina que no abandone la idea
de la reforma constitucional y simultáneamente, hacerle creer que puede
resultar electa con el voto de los pequeños adolescentes que serían
incorporados al padrón electoral. Como es lógico, este conjunto de medidas
genera un escalamiento de la oposición, escalamiento que inevitablemente podrá
tomar expresiones más precisas que las que dejamos mencionadas. Los límites al
derecho de propiedad que se pergeñan en las mentes setentistas, que día a
adquieren mayor fuerza y protagonismo, constituyen un extraordinario impulso a
la discordia desgarrante de la que ya tenemos sobrada experiencia.
Si decimos que “se tensa la cuerda” corremos
el riesgo de no ser lo suficientemente precisos en explicar el ánimo por el que
pasa la sociedad argentina que dentro de pocos días volverá a conocer más
persecuciones políticas relacionadas con la guerra revolucionaria de hace más
de treinta años. Los teóricos de la Casa Rosada y que son recibidos en Olivos
consideran que acentuar ese camino le aportará votos para las elecciones del
año próximo. Hace unas horas, fueron llevados a los Tribunales de Comodoro Py
decenas de legajos militares con esa finalidad, que ahora se extenderá hacia el
ámbito de los civiles, exactamente como se inició apenas semanas atrás.
Mientras tanto, las detenciones domiciliarias se suspenden y esposados, son
llevados a cárceles comunes aquellos ancianos procesados que serán atacados a
través de las flamantes publicaciones de La Cámpora y la aparición de otras
organizaciones “combatientes” que, como en las peores épocas del pasado,
pasarán a ocupar el centro del escenario.
tabano@carlosmanuelacuna.com.ar
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