sábado, 15 de septiembre de 2012

ADOLFO R. TAYLHARDAT, LA MASACRE DE LOS YANOMAMIS

El caso de los yanomamis se ha convertido en otro de esos berenjenales que acostumbre promover el régimen.
La denuncia de los indígenas sobrevivientes de la masacre cometida contra la colectividad yanomami de Irotatheri el pasado 5 de julio se ha estrelllado contra un muro de declaraciones de personeros del gobierno que, al unísono y seguramente cumpliendo la consigna que les fue impartida desde la cima del poder, se empeñan en desmentir los testimonios de los testigos.
Swapori
"Nosotros somos testigos. La explosión quemó la comunidad, por eso voló (el shabono). Vimos cuerpos, restos quemados de personas".  Este testimonio lo ofreció, a través de la Radio Chamánica de Puerto Ayacucho, Swapori, uno de los yanomamis que se salvó de la matanza en la comunidad de Irotatheri. Lo testigos aseguran que mineros ilegales (garimpeiros), habrían atacado el pasado mes de julio un shabono (vivienda comunitaria) en la que se encontraban aproximadamente ochenta miembros de la Comunidad de Irotatheri del Pueblo Yanomami. La información indica que algunos sobrevivientes habrían visto cómo los ocupantes de un helicóptero dispararon contra todos los miembros de la Comunidad, incluyendo niñas, niños y ancianos.
Sin embargo, el presidente saliente y sus acólitos se empeñan insistentemente en negar que se haya producido tal masacre en el Alto Orinoco venezolano.
En una de sus consabidas cadenas de televisión el führer reaccionó contra una nota publicada por la Associated Press con la siguiente “pata de banco”: “Si a AP le interesa mucho la masacre de los Yanomamis que se metan en la selva… aquellas agencias de prensa que estén interesadas en comprobar la supuesta masacre de indígenas de la etnia Yanomami en el estado Amazonas, deben ir a este lugar para buscar las pruebas de dicha acusación”.
Esto me da pie para comentar que en1990, cuando me desempeñaba como Viceministro de Relaciones Exteriores, se presentó una situación muy compleja con la penetración de garimpeiros brasileros en territorio venezolano, quienes en la búsqueda de oro cometieron graves abusos y maltratos contra los indígenas yanomamis. En esa ocasión me trasladé personalmente a la región donde se habían producido los hechos, acompañado de una comisión integrada por oficiales de la fuerza armada. Recogimos importantes testimonios de los indígenas y con base en esa información promoví una reunión con mi homólogo brasilero, la cual tuvo lugar en Brasilia. Luego de analizar los hechos convinimos en establecer un mecanismo bi-nacional a fin de monitorear las actividades de los garimpeiros y adoptar las medidas necesarias para poner fin a esa situación irregular. El mecanismo comenzó a operar de inmediato y estuvo activo durante el tiempo de mi permanencia en el cargo de Viceministro. ¿Qué ocurrió después? Lo ignoro, pero lo más probable es que, como ocurre siempre, pasó a engrosar las decisiones que se engavetan por incompetencia o falta de interés. De modo que, señor presidente saliente, no es la AP la que debe internarse en la selva para aclarar los hechos, sino las autoridades venezolanas competentes.
En el coro de los empeñados en negar y echarle tierra a la masacre de los yanomamis ha tenido la voz cantante la Fiscal General quien aseguró que había designado “un equipo que lleva días investigando y no ha encontrado nada que compruebe que esto haya ocurrido” Sin embargo, la Coordinación de Organizaciones Indígenas de Amazonas (COIAM) ha señalado que la comisión investigadora gubernamental no llegó a la Comunidad de Irotatheri, lugar donde habría ocurrido la matanza
Otros que han pretendido desmentir los testimonios de los indígenas son la ministra para Pueblos Indígenas, Nicia Maldonado y el ministro del Interior y Justicia, Tareck el Aissami. Y a todas estas, ¿donde está la Defensora del Gobierno, perdón, del Pueblo?
Casualmente, entre quienes exigen una investigación seria y responsable de ese caso figura la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, institución a la cual Venezuela sigue ligada a pesar de la arbitraria e irracional decisión del führer de salirse de ella. Igual exigencia hace Survival International, una organización que defiende los derechos de los pueblos indígenas.
¿Quien dice la verdad? ¿Los indígenas o el gobierno? Como no creo ni un ápice lo que dice ese gobierno mentiroso, farsante, farfullero e hipócrita, me inclino a aceptar la versión de los yanomamis.
¿A qué se debe este empeño del régimen en negar lo que ha sido denunciado por los propios indígenas afectados? ¿Teme el régimen que este hecho, que se suma a la tragedia de Amuay, al colapso del puente de Cúpira, a las tragedias y penurias que soportan muchos venezolanos por culpa de la falta de mantenimiento y el mal estado de la infraestructura vial en prácticamente todo el país, sea una puntilla más a las aspiraciones del presidente-saliente-candidato oficialista-aspirante a la relección por cuarta vez y a la eternización en el poder?
¿O se trata mas bien de sepultar un hecho grave para evitar que se convierta en un factor que distancie todavía mas a la presidenta Roussef de su par venezolano, lo cual incidiría igualmente en la ya fallida aspiración electoral del führer? ¿O las dos cosas?
adolfotaylhardat@gmail.com

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