El Programa de Gestión 2013-2019 presentado por el Presidente
Chávez para su tercera reelección es consistente con el Primer Plan Socialista
de la Nación 2007-2013. También con el conjunto de leyes vinculadas con el
denominado Poder Popular, aprobadas entre 2008 y 2012 y redactadas a partir de
la propuesta de reforma constitucional rechazada en el referéndum de 2007.
CHE GUEVARA EL INSPIRADOR |
Describe el modelo productivo socialista en los mismos términos de la Ley del
Sistema Económico Comunal, la Ley de Comunas y la Ley de la Gran Misión Saber y
Trabajo, entre otras. Coincide con el Libro Rojo del PSUV, aprobado en abril de
2010, que establece que “la propiedad privada de los medios de
producción determina en cualquier sociedad las relaciones de trabajo, las
relaciones humanas y todos los aspectos de la vida, negando los objetivos de una
sociedad humanista, solidaria, socialista [a pesar de lo cual] no es menos cierto
que la transición en el actual momento de la humanidad, exige una cuidadosa
evaluación década paso a tomar”. En consecuencia, el Programa anuncia la
necesidad de admitir una coexistencia transitoria con la “lógica del capital” y
las “relaciones de trabajo disfrazadas de trabajo asalariado”, cuya futura
supresión es uno de sus objetivos fundamentales. Para ello promete proceder
“paso a paso” en la creación de una nueva ética socialista, de nuevas
relaciones sociales y de nuevas formas de propiedad que respondan a las
disposiciones de un planificador central, encarnado por el Presidente de la
República. A continuación se examinan aspectos esenciales.
1. El modelo
productivo como “tejido” planificado por el Presidente
El modelo productivo socialista es descrito en el Programa
como un “tejido”, que debe generarse “bajo un nuevo metabolismo para la
transición al socialismo”. Las “células” de dicho tejido serían las Comunas,
definidas en diversas leyes como “espacios geohumanos”. En dichas células el
Programa promete “impulsar nuevas formas de organización de la producción que
pongan al servicio de la sociedad los medios de producción”. Estas nuevas formas
serían “injertos productivos” que tendrían “políticas de asociación entre sí
bajo formas de conglomerados para multiplicar su escala”. Las analogías
biológicas sugieren un ser vivo, “orgánico”. El llamado “ser colectivo” del
Primer Plan Socialista 2007-2013 ejerce “directamente” el poder, es “soberano”
y no admite diversidad de intereses individuales.Dicha concepción admite un
único cerebro para dicho organismo, localizado en la Presidencia de la
República, al que se atribuye la capacidad y la autoridad de planificar el
comportamiento de sus “células”.Independientemente del tipo de propiedad, todas
las formas de producción tendrían que responder a las directrices de un único
planificador.
2. La
redistribución de la población y la indivisibilidad de la comunidad
El único planificador procuraría la redistribución y asignación
de la población en el territorio “en los sistemas comunales de agregación:
Consejos Comunales, Salas de Batalla Social, Comunas Socialistas, Ciudades
Comunales, Federaciones y Confederaciones Comunales, para el fortalecimiento de
las capacidades locales de acción sobre aspectos territoriales, políticos,
económicos, sociales, culturales, ecológicos y de seguridad y defensa de la
soberanía nacional”. Las células geo humanas estarían conformadas por comunidades
“indivisibles” fijadas en el territorio, según las leyes de Comunas y Consejos
Comunales. Independientemente de su deseo de formar parte o no de este tipo de
sistemas, el Programa de Gestión anuncia que “alrededor del 68% de los
venezolanos del año 2019 (30.550.479) vivirán en subsistemas de agregación de
Comunas”, por lo que obligatoriamente tendrían que participar en “la
construcción de un subsistema de Comunas, Distritos Motores de Desarrollo y
Ejes de Desarrollo Territorial, en consonancia con las potencialidades
territoriales y acervo cultural de los habitantes de cada localidad, atendiendo
a la sintonía y coherencia con los planes de Desarrollo Estratégico de la
Nación”.
3. Más
expropiaciones para crear nuevas organizaciones socioproductivas
En estas condiciones, el Programa anuncia “proyectos en las
áreas de Automotriz, Electrodomésticos, Materiales de construcción,
Transformación de plástico y envases, Química, Higiene personal y para el
hogar, Farmacéutico, Agroindustriales, Informática y electrónica, Maquinaria y
equipos, Forestal, pulpa y papel, Soporte de la producción, Textil y calzado,
Hierro Acero, Aluminio; así como girar un mecanismo de planificación
centralizada, esquema presupuestario y modelos de gestión eficientes y
productivos cónsonos con la transición al socialismo”. Dado que el Sistema
Económico Comunal que el Programa promete desarrollar se sostiene únicamente
sobre “empresas de propiedad social, unidades familiares, grupos de intercambio
solidario y demás formas asociativas para el trabajo”, la aplicación del
Programa requerirá de la aceleración de las expropiaciones de empresas y
activos privados, así como de la mudanza de las relaciones de trabajo
asalariadas a otras no asalariadas.
4. Planificación
central según el sistema presupuestario de financiamiento
La planificación centralizada que el Programa promete
fortalecer implica el“direccionamiento de las cadenas estratégicas de la
nación” y el desarrollo de“una nueva arquitectura financiera sobre la base del
sistema presupuestario de financiamiento”. Este sistema fue descrito con
detalle por el Che Guevara en 1964, y sus rasgos pueden identificarse en el
Programa y en las leyes del Poder Popular. En palabras de Guevara, ”el sistema
presupuestario de financiamiento se basa en un control centralizado de la actividad
de la empresa; su plan y gestión económica son controlados por organismos
centrales, en una forma directa, no tiene fondos propios ni recibe créditos
bancarios, y usa, en forma individual, el estímulo material, vale decir, los
premios y castigos monetarios individuales y, en su momento, usará los
colectivos, pero el estímulo material directo está limitado por la forma de
pago de la tarifa salarial”. Guevara se oponía explícitamente a la autogestión,
puesto que para él “la planificación centralizada es el modo de ser de la
sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia
del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta,
la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista”. Al explicar
el sistema presupuestario de financiamiento, comenzó aclarando “que lo que
nosotros buscamos es una forma más eficiente de llegar al comunismo”. En este
punto, el Presidente Chávez no ha tenido la honestidad de Guevara.
5. Intervención
radical del sistema bancario
El Libro Rojo del PSUV anuncia como una vía para lograr la
“ruptura de los mecanismos de financiarización de la economía” la “creación de
una banca estatal sólida, transparente,eficiente y solidaria en capacidad de
promover el crédito como apalancamientode una economía productiva y mantener la
estabilidad financiera”. Sin embargo, teniendo en cuenta que el propósito del
PSUV es colocarse “al servicio del tránsito del capitalismo al
socialismo,transformando progresivamente las relaciones de producción, de
intercambio y de propiedad de los medios de producción”, es de suponer que la
creación de la banca estatal no supone coexistencia con una banca privada en
las condiciones actuales.
El Programa de Gestión advierte el propósito de crear una
nueva “red de organizaciones económico financieras que gestionan, administran,
transfieren, financian, facilitan, captan y controlan los recursos financieros
y no financieros, retornables y no retornables, administrados por las
comunidades y diferentes organizaciones de base del Poder Popular”. El Programa
anuncia la intervención radical sobre el sistema bancario y financiero en
general, al prometer “generar mecanismos de circulación del capital, que
construyan un nuevo metabolismo económico para el estímulo, funcionamiento y
desarrollo de la industria nacional tanto en fuentes de financiamiento,
dinámicas de escala productiva como sistema de flujo de recursos que enfrenten
la lógica del capital” y “ampliar los novedosos mecanismos de ahorro para la
población venezolana, tales como el Fondo de Ahorro Nacional de la Clase Obrera
y el Fondo de Ahorro Popular”.
6. Eliminación
progresiva del trabajo asalariado y de las relaciones laborales protegidas por
la LOTTT
El Programa de Gestión 2013-2019 establece el propósito de
extender el alcance de la ley del Sistema Económico Comunal, impulsando “una
política de reinversión social con los recursos generados por las comunidades
organizadas con el fin de masificar el aporte corresponsable para la
satisfacción de sus necesidades y aspiraciones”. Según esta ley, los
trabajadores son denominados productores o prosumidores y no reciben salarios,
sino una “remuneración justa” que determina el Ejecutivo junto con la
obligación de reinvertir “excedentes” en los montos y destinos establecidos en
el Plan de la Nación. A pesar del poder de decisión del Ejecutivo, este no se
reconoce a sí mismo como patrono ni a los trabajadores del Sistema como
asalariados. Esto implica necesariamente reducir el alcance de la Ley Orgánica
del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores, por lo que prestaciones por
antigüedad, bonos vacacionales, indemnizaciones por despido y sindicatos serían
conceptos que quedarían asociados a la “lógica del capital” y serían
progresivamente descartados.
Algo similar ocurre con la Ley que define la Gran Misión
Saber y Trabajo, escrita en los mismos términos del Programa de Gestión
2013-2019. La Misión estaría dirigida a quienes estén bajo “condición absoluta
de desempleo”, si están “dispuestos” a participar en programas obligatorios de
“formación técnica profesional y ético política”, y en organizaciones
socioproductivas para el “fomento de un modelo de injertos productivos para el
tramado de transición al socialismo”. A pesar de ser “establecidos” como
Brigadas en espacios ATRABAJAR (creados y definidos por el Ejecutivo Nacional),
los desempleados no pasan a llamarse trabajadores, sino “beneficiarios”. La
participación popular se limita a “proponer y formular políticas de gestión… en
los términos y condiciones dispuestos en los programas respectivos, basados en
los principios de corresponsabilidad, complementariedad y socialismo”. Los
estímulos a la producción no tienen relación con salarios, antigüedad, horas
extra, horario nocturno o bonos de productividad: la ley sólo se refiere al
acceso a formación, asistencia técnica, tecnologías y a un sistema de
distribución que “el Estado deberá diseñar y construir”, estableciendo el mismo
Estado destinatarios preferentes y ventas permitidas.
Que en estas leyes no se mencione el salario, pero se haga
referencia a planificación, deber social y reinversión social del excedente es
consistente con las ideas de Guevara. Según él, “la concepción individualista”
tras “el estímulo material directo” influye “sobre la conciencia frenando el
desarrollo del hombre como ser social”. Aunque premios materiales para
estimular sobrecumplimiento sobre el trabajo “normado” por el planificador
central serían “un mal necesario de un período transitorio” (destinado a ser
sustituido por la “emulación” y el “trabajo voluntario”), Guevara no duda
advertir que “el no cumplimiento de la norma significa el incumplimiento del
deber social; la sociedad castiga al infractor con el descuento de una parte de
sus haberes. La norma no es un simple hito que marque una medida posible o la
convención sobre una medida del trabajo; es la expresión de una obligación
moral del trabajador, es su deber social. Aquí es donde deben juntarse la
acción del control administrativo con el control ideológico”. Tal control sería
inevitable, porque “no hay, o no se conoce, una norma matemática que determina
lo justo del premio de sobrecumplimiento (como tampoco del salario base) y, por
tanto, debe basarse fundamentalmente en las nuevas relaciones sociales, la
estructura jurídica que sancione la forma de distribución por la colectividad
de una parte del trabajo del obrero individual. Todo esto nos muestra que la
amplitud de los fondos de reserva depende de una serie de decisiones
político-económicas o político-administrativas”.
7. Imposición de
valores “legitimados” por el Estado pretendiendo educar para la subordinación
A pesar de las múltiples referencias al autogobierno y la
participación, el Programa de Gestión 2013-2019 y las leyes del Poder Popular
ponen en primer lugar el obligatorio cumplimiento del Plan y la sujeción
inapelable a los “valores y principios socialistas” que, según la Exposición de
Motivos de la Ley de Comunas, “expresen el contenido político del modelo
socioeconómico legitimado por el Estado”. Aparte deafirmar quevalores humanos
generalmente aceptados deben pasar por el tamiz del socialismo (como la
solidaridad, el amor, la equidad de género y la lucha contra la corrupción), el
Programa incluye como nuevos valores la conciencia del deber social y la lucha
contra el burocratismo (un mal paradójicamente asociado a la planificación
central). Para lograr estos objetivos, el Programa anuncia el propósito de
“adecuar el sistema educativo al modelo productivo”, lo que implica “adecuar
los planes de estudio en todos los niveles para la inclusión de estrategias de
formación de valores cónsonos con la nueva sociedad que estamos labrando”,
“promover la producción de textos escolares para generar consciencia y formar
críticamente las nuevas generaciones” y consolidar “la transformación
universitaria en torno a … los objetivos estratégicos del proyecto nacional
Simón Bolívar”.Estas políticas desconocen el artículo 2. de la Constitución
vigente, que establece explícitamente que “Venezuela se constituye en un Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad,
la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político”.
8. Profundización
de la dependencia del petróleo
El Presidente acepta en su Programa que “la formación
socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y
rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio
dinamismo interno entre nosotros”. Por tanto, no puede atribuir el crecimiento
económico ni la reducción de la pobreza ni el mejoramiento del IDH registrados
durante los últimos años a la aplicación exitosa del socialismo. Por el
contrario, estos resultados, así como la elevada inflación (a pesar de
controles de precios) y las cuatro devaluaciones que ha autorizado desde que
impuso el control de cambios en 2003 dan cuenta del uso abusivo durante 13 años
de los mismos mecanismos que, como es bien sabido desde mucho tiempo atrás,
provocaron la crisis económica venezolana de los 80 y 90 del siglo XX.
El Programa de Gestión coloca como primer objetivo “la
defensa de la Independencia Nacional”, lo que implicaría “preservar la
soberanía sobre nuestros recursos petroleros en particular, y naturales en
general”. Sin embargo, un Programa que admite un único planificador y un lema
de campaña que identifica a su candidato como “corazón de la Patria” hace muy
evidente que el Presidente sólo procura su propia independencia del resto de
los venezolanos. Su pretensión de personificar al pueblo y al Estado, de ser el
corazón de la Patria,de ser el “representante del interés colectivo de todos
los venezolanos”, le ha llevado al extremo de afirmar que quien no sea chavista
no es venezolano. El manejo que ha realizado de los extraordinarios ingresos
petroleros recibidos desde 2003, de los cuales no se ha ahorrado ni se ha hecho
adecuada rendición de cuentas, no es un ejemplo de soberanía nacional, sino de
arbitrariedad individual con apoyo partidista. Por el contrario, el
endeudamiento creciente de la República y de PDVSA sin correspondientes
inversiones reproductivas ha hecho depender los gastos imprescindibles en
educación, salud, vivienda y seguridad de precios petroleros volátiles y de la
voluntad de prestamistas venezolanos y extranjeros. No de los ingresos
ordinarios del gobierno.
La indispensable planificación de la gestión pública debió
garantizar a los venezolanos en los 12 años que van de siglo la duplicación de
su capacidad productora de petróleo, la estabilidad del suministro eléctrico y
la protección de los derechos humanos de los privados de libertad. Dinero no
faltó, y sin embargo el Presidente Chávez promete (otra vez) alcanzar estos
objetivos de lograr su tercera reelección. Quien no pudo cumplir con sus
responsabilidades en la planificación pública pretende convertirse en el único
planificador en Venezuela. El Programa de Chávez promete independencia y soberanía,
pero para sólo para el Presidente, que impondría al resto de los venezolanos
subordinación y obediencia en una dirección destructiva y empobrecedora.
cipriano.heredia@gmail.com
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