Nunca hemos
dudado del carisma y el arrastre que tiene el presidente Chávez, nunca ha sido
cuestión de discusión puesto que se ha evidenciado a lo largo de los años. El
hombre tiene arrastre popular, verbo hemorrágico y una capacidad notoria para
decirles a los más necesitados justo lo que quieren oír, aunque esto no sea
exactamente lo que el gobierno pretenda hacer.
Esta capacidad
le ha prodigado votos, adeptos, gente que no quiere oír a otro, ya que su verbo
hipnotiza y, por supuesto, obvia en sus larguísimos discursos esas cosas sobre
su propio vivir y hacer que sabe se distancian enormemente de las que predica.
Muy conocido
por muchos los excesos en el gasto para vestir y trasladar al Presidente. No es
que pensemos que el primer mandatario venezolano deba asistir a grandes
reuniones como un zarrapastroso, pero se han colado los números que arrojan
estos gastos, y es realmente alarmante cuando vemos que a menos de 2 cuadras
del palacio presidencial el cordón de miseria crece a pasos agigantados.
Esto no lo
dice a gritos y con su puño en alto.
Tampoco habla
de cómo sus ministros y personas de confianza viajan al exterior a hacerle
campaña, dentro de las élites de los gobiernos aliados o no, con el bolsillo
lleno.
No le dice a
la gente que mientras ellos viajan amontonados en los deficientes medios de
transporte y con mucha dificultad buscando trabajo aquí y allá, sus ministros
se desplazan en vehículos lujosos de esos que se producen en el imperio,
cualquiera que este sea para su geografía bien particular.
No le dice a
la gente que mientras ellos lo siguen fielmente, él reparte las riquezas del
estado para beneficiar a países amigos de su régimen y así ganar la
complacencia de sus vecinos.
Tampoco le
dice a la gente que ese tan cacareado milagro alimentario no es más que una
mentirota, porque la agricultura y la ganadería venezolanas no abastecen el
mercado del país y las importaciones son cada vez mayores. Que ese plato
criollo no es tan criollo y que la mitad de lo que se comen viene del imperio.
Que incluso la
gasolina, tan subsidiada, también se está comprando al imperio.
Que cada día
endeuda más al país y que esto repercute directamente en la economía nacional y
por ende esa deuda también saldrá del bolsillo de ricos y pobres. Sí, señor,
los pobres también pagarán por los errores y la mala administración de este, y
con franqueza de todos los gobiernos que en sus ansias de poder y perpetuación
cometan los mismos errores.
Así como en
algún momento dije que el Comandante Presidente no sabe, porque no oye, no
visita, no ve, tampoco habla con la verdad.
Ya empezó a
oír cacerolas sonando en barrios que pensaba suyos. Ya empezó a padecer las
ausencias de los que creía fieles en sus mítines electorales, concurridos solo
con el esfuerzo de sus petrobolívares engrasando su maquinaria electoral.
Ya su carisma
no es suficiente. La gente empieza a darse cuenta, no se les puede engañar por
tanto tiempo.
pilinleon@gmail.com
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