No creo
que descubro ningún secreto con este desahogo, pero como tal, tengo que
expresarlo. También es que pienso que TODOS debemos estar preparados, física,
emocional, mentalmente para lo que viene este 7 de octubre de 2012.
Chávez y el
chavismo nos han demostrado, y así quedó reafirmado en la oportunidad de mandar
a la basura a Lacava en Valencia, que pueden poner y perder todas las
gobernaciones y alcaldías pero no el Poder; el Poder que es el CNE, desde dónde
falsear la voluntad nacional, el Poder del TSJ para resguardarse de la
justicia, el Poder de la Asamblea, blindado con los “circuitos” recién
inventados y sacados de la manga, o enaguas, el Poder de manejar el petróleo
sin Contralor, muerto y enterrado, el Poder sin Fiscalía. El Poder de la impunidad
y el desafuero. Por eso tienen decidido imponernos un resultado, resultado que
se les está haciendo cada vez más increíble pero no por ello menos necesario.
Lo intentarán y tendremos que enfrentarlo.
Las encargadas de manejar el CNE para Chávez,
que las llaman “rectoras”, han recibido de su patrón la orden de cantar su
triunfo cualquiera que sea el resultado que arrojen las papeletas que salen de
las máquinas, lo que éstas transmitan o lo que se reciba en las salas de
totalización. Los hechos que se desarrollen el 7 de octubre de 2012 son
irrelevantes, y no cuentan para dar un resultado que ya está diseñado: Chávez
tiene que ganar las elecciones, aunque las pierda; las “rectoras” tienen que
anunciar el triunfo de Chávez aunque sea mentira. Esa es la orden que han
recibido y para lo que se están preparando. Esa es la base de la campaña de
Chávez y sus acólitos. Por eso, y sin que nadie le hubiera dado pié para ello,
desde hace meses anda predicando que la oposición va a cantar fraude y va a
desconocer los resultados que le tienen preparado las “rectoras” del CNE, sin
haber contado los votos; para ello montaron, con prisa descarada, la trampa del
“acuerdo” que murió al nacer gracias a la determinación de Henrique Capriles de
no dejarse amarrar por un entorno falso.
En los inicios de la campaña, y un poco antes,
Chávez se dedicó a visitar a los militares, aprovechando algunas fechas patrias
relevantes, con la cantaleta de que la oposición, que nada había dicho entonces
como tampoco lo hace ahora, iba a desconocer el resultado que cantara el CNE,
que iba a denunciar fraude y que a los militares les corresponderá reconocer
ese canto oficial de sus cómplices femeninas ¿Por qué la cogió por ahí si nadie
estaba discutiendo sobre el tema? Nadie lo estaba amenazando con desconocer
resultado alguno, que, de paso, no se podía anticipar en una campaña que estaba
por comenzar. No parecía lógico porque no lo era ¿Si no se habían sentado los
jugadores en la mesa por qué alguno iba denunciar que no le iban a reconocer su
victoria? La única razón posible es que ese jugador ya tenía la trampa montada
y sus cartas marcadas con la ayuda cómplice de las madonas que manejan el
garito. Elemental, diría el menos avispado de los detectives. Y había que
manipular a los militares desde el principio del juego, y en sus cuarteles.
Lo que no contaba Chávez y sus madonas del CNE
es en el desarrollo de la campaña y la reacción que se iba a desatar en cada
rincón que visitara el candidato democrático, inicialmente despreciado por el
Matón Saliente para luego atacarlo con los consabidos epítetos ya gastados
después de 14 años de desmadre socialista. Lo que no contaban los que ya
creían, como Francisco Franco antes de su muerte, que todo lo tenían “atado y
bien atado”, es con la impresionante reacción del pueblo en respaldo a Capriles
y su mensaje de optimismo y progreso; de rechazo al abúlico Tirano y su campaña
de mentiras y amenazas.
Lo que no contaban los malandros rojo rojitos es
que los venezolanos estamos hartos de tanta insensatez, corrupción y traición.
Que están hartos en las Academias, en las Universidades, en los Gremios
profesionales y técnicos, en los Sindicatos, en las Fábricas, en los Campos, en
los Mercados y en las Calles. Que la familia venezolana se saturó de tanto miedo,
de tanta impunidad, de tanta injusticia, de tanto desorden e indolencia en el
gobierno, y que no quiere seguir con esta parodia de revolución donde se está
robando a manos llenas y donde el narcotráfico es un negocio de la magnitud del
petróleo; donde se trafican drogas desde nuestras embajadas o se aterriza unas
horas en una de nuestras más importantes ciudades para cargar una tonelada de
cocaína como si de ir a comprar whiskey a Margarita se tratara.
Pero a
pesar de toda esta reacción popular que se está manifestando alrededor de
Henrique Capriles, y con ocasión de su heroica campaña, se tiene decidido
imponernos a raja tabla, sangre y fuego, un resultado falso la tarde y noche
del 7 de octubre de 2012. Eso está decidido desde La Habana porque Fidel Castro
no puede perder la fuente de vida de su dictadura y así se lo ha exigido a su
empleado Chávez. No importa lo que hagan los electores venezolanos, no importa
lo que se recoja en las actas, ya está diseñado todo un entramado para burlar
la voluntad de Venezuela, y lo van a intentar. Para esto cuentan con la
sumisión de las Fuerzas Armadas Nacionales en sus altos mandos, comprados o
comprometidos, o ambas cosas. Creen que saldrán a someter y reprimir a quienes
se atrevan a reclamar el robo de la voluntad nacional ese 7 de octubre. Se
están preparando con armas y municiones. Están confiados, pero resulta que las
FAN también están hartas; los cuarteles no acompañarán la traición ¡Ya basta!
Llegamos a la recta final de la campaña. ¿Qué le
queda al chavismo? ¿Más cadenas, más encuestas, más promesas? Imposible, a
menos que la televisión sea una sola cadena. Preparan una ofensiva final de
infundios, ataques personales, en una escala única en la historia del país.
Agárrense de las manos.
betaluis@gmail.com
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