No
hubo espacio para el análisis, porque la catástrofe nos dolió en el corazón y
sólo hubo tiempo para orar y pedirle a Dios que a los fallecidos los recibiera
en su seno y les enviara fuerza a sus familiares, a los heridos y a todos
nosotros, para poder soportar el dolor que nos embarga. Hubo una pausa en la
batalla para abrazarnos en dolor y tristeza por lo sucedido. Aprovechemos el
momento y pidámosle a Dios que el espíritu de ellos se convierta en el símbolo
de la unidad y de la paz de nuestro país, tomando como premisa que vale más la
vida de un hermano que la vagabunda silla del poder.
Le echó pierna. No caminó, trotó. Al comienzo se sintió temeroso, porque realmente la distancia que le llevaba el otro, era mucha. Era tanta, que se burlaba de él y hasta expresaba: “siento pena por competir con ese “majunche”. “Le voy a dar una paliza”, decía. Hoy, las cosas son diferentes: Capriles alcanzó a Chávez. Los informes comenzaron a llegar un día antes de la tragedia en Amuay, pero el oficialismo no lo cree.
Los
dos últimos sondeos de opinión le dan un ligero margen de ventaja (entre 2 y 4
puntos) a Capriles sobre Chávez, y reduce el número de indecisos al 8%.
Para el
oficialismo, ese resultado no es verdad, pero aceptaría que su candidato redujo
su ventaja del 18 al 9 % sobre Capriles. Uno realmente no le puede dar
credibilidad a una u otra determinada investigación de campo, hasta tanto no
sea el propio vocero de la empresa encuestadora quien explique con su
conocimiento científico los resultados de la investigación electoral. ¡Ahora!,
lo que no podemos poner en duda es que Chávez se dirige actualmente a Capriles
como si lo tuviese al lado, y en ocasiones, intenta agarrarlo por detrás de la
camisa, porque ve que el flaco se le va a delante y ni él, ni su equipo, tienen
ya la fuerza de antes como para pegársele atrás. Están gordos y con dinero,
pero sin la fuerza del pueblo.
Lo
razonable es que esperemos que el tiempo confirme mañana la verdad de hoy.
Hemos entrado a la cuarentena electoral, es precisamente el tiempo que
requerimos los cristianos para asegurarnos la veracidad de los hechos, la
prueba del compromiso que asumimos frente a Dios, la lealtad para con nuestra
conciencia, para con la patria y para con nuestra familia. Son los mismos 40
días que Jesús de Nazaret vivió en el desierto enfrentando las tentaciones a
las que lo sometía Satanás. Desde ese entonces y para siempre, el amor de Dios
es para nosotros más hermoso que las villas y castillos que ofrece el diablo.
La
enseñanza de Cristo nos indica que la cuarentena no es para cruzarnos de
brazos, es para resistir al ayuno, es para tomar fuerza y asegurar nuestra
convicción. Muchos seremos testigos electorales, miembros de mesa,
movilizadores, preparadores de logística. Alguna tarea vamos a cumplir en estos
40 días, incluyendo el día de la votación, pero lo más importante es que el más
mínimo sacrificio que hagamos, será el más grande y hermoso de nuestros actos,
porque con ello vamos a contribuir con el futuro de la patria, de nuestros
hijos y de nuestros nietos. Y si lo
hacemos con amor, con amor nos pagará Dios, al igual como lo hizo con su Hijo.
“Señor del universo, ¡dichoso quien confía en ti!” Sal 84,13.
leninvalero1@hotmail.com
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