sábado, 18 de agosto de 2012

IVÁN OLAIZOLA D’ALESSANDRO CONFRONTACIÓN 7 DE OCTUBRE, ENTRE 40 Y 14, PARANINFO

Pastor Maldonado nos mostró en Los Próceres lo que le ocurrirá a sus mentores el 7 de octubre. 
Quienes hoy tienen menos de 25 años es probable que no entiendan que de alguna manera esta será la confrontación planteada para el 7-O. Estando este importante segmento etario de la población en su niñez se realizó en el país un cambio de 180 grados. Salimos de una democracia formal hacia una situación que aun no sabemos cómo denominarla. La etapa que dejábamos había comenzado cuando un Pueblo oprimido, cansado de estar silenciado, vejado, maltratado y sin derechosresolvió derrocar a la oprobiosa dictadura militar y hacer huir al  déspota en “la vaca sagrada”, que al surcar el cielo caraqueño, aquella madrugada del 23 de enero de 1958, hizo estallar la gran celebración que daba inicio a un sistema casi desconocido para nosotros: el democrático. Los que habitábamos el país, ya con uso de razón, conocimos el miedo a la dictadura y el miedo vuelto rabia para derrocarla.
Difícil resumir en poco más de una cuartilla los logros, y errores, de esa etapa, IV república para los que hoy desgobiernan y etapa democrática más larga y de progreso para otros. Trataremos de hacerlo de forma objetiva, en la media de lo posible, en apretada síntesis. A partir de aquella fecha se comenzó un proceso de transformación sin comparación en toda la historia de la república. Se construyeron muchas escuelas, liceos y universidades. Se alfabetizó la población. Nació una clase media poderosa. Hubo movilidad social. Se construyeron carreteras y hospitales. Se llevó energía eléctrica a todos los rincones de la patria. Agua potable y cloacas. Teléfonos, medios de comunicación. Nacieron industrias y comercios. Pero fundamentalmente se tuvo libertad para expresar lo que sentíamos, para criticar y exponer nuestros pareceres, sin miedo. Se reclamaba libremente, se protestaba, se señalaban a los incapaces y a los corruptos. Los derechos humanos tenían sentido. El Congreso deliberaba, los poderes públicos tenían autonomía e independencia. El  pueblo periódicamente premiaba o castigaba la actuación de los gobernantes. Fue tan noble la democracia construida que permitió que sus enemigos usaran sus mecanismos para atacarla. Cierto que en esas cuatro décadas se cometieron errores, se dejaron de hacer cosas, otras se hicieron mal, se desvirtuaron principios, en cierta medida se perdió la credibilidad en algunas instituciones y en muchos líderes. En algún momento el pueblo se sintió defraudado, pero con todo, no hay punto de comparación entre un régimen y otro. Jamás fueron años perdidos como tratan de hacer ver los que hoy usufructúan el poder y destruyen el país. Una Venezuela de progreso existía en 1998.  
Así llegamos a estos 14 años. Algunos piensan que aquellos lodos trajeron estos polvos. Es probable. Tengo otra interpretación, no tan simple, pero que no viene a cuento. Muchas fueron las promesas del teniente coronel felón. Muchos fueron los engañados y otros tantos, hijos de esos 40 años, que cayeron en la trampa. Un pueblo deseoso de cambios se confundió, compró la oferta engañosa y se aprestó a poner sus esperanzas en un hombre, venido a mesías. 
Deshonesto decir que este régimen no haya hecho nada. Seguro ha hecho, especialmente fuera de nuestras fronteras. Pero sus logros, personalmente pienso que pocos, no podrán justificar el deterioro de una sociedad, la división de un país, la destrucción de sus instituciones. Volvimos a un solo hombre decidiendo por un pueblo. Volvimos a depender del capricho de un militar. Volvimos a tener miedo.
Por eso insisto que este 7-O, sin querer significar un regreso al pasado, que de suyo es imposible, estaremos todos, jóvenes y menos jóvenes, confrontando dos realidades.  Escogeremos entre continuar con un caudillo, con el hombre providencial o apostar al líder democrático. Escogeremos entre el “yo” y el “nosotros”. Entre la gorra tricolor o la boina roja. Entre el futuro democrático o el pasado totalitario. Parodiando una vieja consigna: “contra el miedo votemos por el flaco”.
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1

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