lunes, 20 de agosto de 2012

ELINOR MONTES, ¿CUÁL PAZ?

Para vivir en paz tenemos que rescatar la democracia: “Libertad regulada por la justicia que garantiza la igualdad y con ellas la paz.” Constanza Espinel
Reiteradamente la jefatura, saliente, amenaza: sólo él garantiza la “paz”. ¿Cuál paz? Con un saldo de más de 160.000 muertos y en aumento, millones de discriminados, miles de desplazados y perseguidos, refugiados, presos de conciencia, infraestructura destrozada, ruina moral, económica, política, social y cultural.
La jefatura, en 1999 nos declaró la guerra. En su “revolución pacífica pero armada”, dividió la población en bandos enemigos, los “patriotas y los apátridas”, “los revolucionarios y los contrarrevolucionarios”, su consigna: “Patria, Socialismo o Muerte”.
Ha emponzoñado el odio y la violencia mediante un discurso masivo y sistemático de falsedades y exacerbación del daño al otro, ha descalificado el pasado y quien no comparte su pensamiento único ha sido convertido en cosa despreciable cuya aniquilación ha sido premiada.
El botín de guerra, los recursos arrebatados a los venezolanos, se ha repartido entre los camaradas en partes desiguales, las migajas para la “masa” y el resto para la nomenclatura.
Paz es tranquilidad, sosiego, concordia, buen trato.
En Cubazuela ni la jefatura está tranquilo, vive con el fantasma del magnicidio. El agobio, el irrespeto, la injusticia, la enemistad, la turbación, las riñas y pleitos son cotidianos. La gente perdió el control sobre su vida, la incertidumbre le impide planificarse a corto, mediano y largo plazo, ni siquiera saben si el caos vial le permitirá llegar a tiempo o si tendrá luz o si conseguirá azúcar, tampoco si vivirá al terminar el día.
El miedo ha sido posicionado, entre otros, mediante la inseguridad. La gente se ha encerrado tras las rejas de su casa y sólo ha invertido lo indispensable, por si lo expropian-expolian-invaden.
El sometimiento. Los totalitarios usan diversas tácticas, el régimen comunista en China en su inicio se alió con la escoria. ¿Explicará esto la política de impunidad que nos ha puesto “bajo control del hampa” y que ha llegado al extremo de consentir a los reos el uso de armas de guerra, la extorsión, otros, en y desde las cárceles?
La disolución de las familias, la ruptura de amistades y la fuga de los talentos, ha sido otra consecuencia nefasta de esta guerra no convencional, de 4ta generación y asimétrica.
¡Cuánto dolor y destrucción! No, la paz-sometimiento de la jefatura, saliente, no la queremos. ¡Resistencia! ante este horror que tiene a la gente muerta en vida. El cotidiano ya es difícil con los problemas normales para que adicionalmente quienes están obligados a garantizar la verdadera paz desde las instituciones del Estado, pretendan someternos mediante la incertidumbre y la violencia atroces y sistemáticas.
Quienes valoramos la paz lucharemos y oraremos por el rescate de la democracia.
elmon35@gmail.com

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