martes, 14 de agosto de 2012

CAROLINA GÓMEZ-ÁVILA ESCARDILLA EN EL SOL

Halarla es un esfuerzo odioso. Requiere doblar la espalda casi en ángulo recto, nefasto para la columna y muy doloroso para la musculatura dorsal y lumbar. Incómodo a la sombra, peor bajo el sol picante. Por eso, su hora es la del alba, antes de desayunar. La escardilla se usa para limpiar el terreno y prepararlo para la siembra. Así que además de representar el rigor de la lucha contra la maleza, simboliza el inicio de un largo trabajo. ¡Imagen agotadora!
Me dicen que por eso algunos prefieren besar turmas, pero en la sombra. Y como los resultados contribuyen a perder escrúpulos, lo repiten sin rubor hasta hacerlo práctica común. Incluso entre quienes claman por su abolición.
Si cree que es "culpa del sistema", le recuerdo que lo critica mientras lo practica.  Usted no está atrapado por el sistema, sino por su personal falta de temple que lo convierte en cómplice, primero y en transgresor, después. A veces, otros nos tienden una emboscada. Quijotescamente, intento no caer. Y caída, descubrir que fui sorprendida en mi buena fe.
Porque suman muchas más las veces que no soborné, que seguí las reglas, que acepté penalizaciones en vez de responsabilizar a inocentes y que gané enemistades poderosas y sórdidamente vengativas por no haber participado en el engranaje de multitud de corruptelas. No siempre las denuncié. Conozco bien el precio que hay que pagar por ello. Algunas veces callé, agobiada por no encontrar un solo cabo sano en una cuerda de malhechores. Los que hoy abogan por la ciudadanía mientras la estafan éticamente, sin remordimiento alguno.
Por eso, cuando oiga a alguien decir que "esto se lo llevó quien lo trajo", contabilice a otro que no está dispuesto a cambiar. Y cuando le aconsejen no juzgar para no ser juzgado, admita que usted sí juzga pero calla, convenientemente, para que nadie se atreva a hacer lo propio, si su integridad no resistiera frente a una tentadora oportunidad.
Revise su entorno legal, apriete la mandíbula y cumpla; aunque considere obtener mejor retribución con lo contrario. La mayoría es deshonesta, pero pruebe a no serlo para enfrentar esta frustración de vivir en una sociedad tramposa. Sí, hay académicos reputados que plagian los trabajos de sus alumnos y estadísticos que venden sus estudios de campo a quien mejor pague el sesgo. También hay quienes escriben sobre ciudadanía mientras la corrompen, traicionando sus supuestos ideales y a las personas que creímos en ellos. Y debe haber quienes nos atrevamos a enfrentarlos.
No crea usted en las arengas de nadie. Ni siquiera en las mías. Intímese ante el espejo. No se trata de la aspiración cándida y manida de ser mejor persona. Le propongo que se exija ser como la ética le indica ser: escoja siempre lo que no daña en lo indicado por las leyes como obligatorio o permitido. De lo contrario, nada cambiará en nuestra sociedad. Desde hace años digo que la única revolución en la que creo, es en la revolución interior.
A esa idea brindo mi hambre, mientras halo escardilla en el sol.
@cgomezavila

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