No se logra entender el por qué de ese empeño del comandante
presidente, cuando el retiro es innecesario en el caso de un Estado que
simplemente desacata lo impuesto en las sentencias de la Corte.
Mucho escándalo, mucha estupefacción ha causado el anuncio, o
mejor dicho, la orden, del presidente Chávez de “retirar” a Venezuela de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Quienes, sin ser expertos en derechos
humanos, por lo menos han leído la Convención Americana de Derechos Humanos y
recuerdan lo que pasó con Fujimori, saben que no es posible retirarse, así no
más de la Corte. Saben que para dejar de
estar sometido a la jurisdicción de la Corte un Estado parte de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos tiene que denunciarla y esa denuncia sólo
surte efecto una año después de formulada.
No se logra entender el por qué de ese empeño del comandante
presidente, cuando el retiro es innecesario en el caso de un Estado que
simplemente desacata lo impuesto en las sentencias de la Corte. ¿Para qué
hacerlo? No le basta acaso con seguir incumpliendo las medidas provisionales y
las sentencias condenatorias de la Corte —el comandante no ha permitido que se
cumpla ninguna de las sentencias dictadas por la Corte relativas a violaciones
de los derechos humanos ocurridas durante su gobierno. Si el comandante sabe
que la Corte y la OEA, bajo el derecho internacional, no tienen como forzar el
cumplimiento ya que la OEA no tiene cascos azules ni cuenta con medidas
similares a las que puede adoptar el Consejo de Seguridad de las Naciones.
Acaso uno de esos tanto asesores internacionales del
comandante no podría decirle simplemente: “no se mortifique, no se retire, siga
simplemente desacatando que no le va a pasar nada”. Podría añadir también que,
frente al desacato, mientras haya suficientes dólares que regalar, ningún
gobierno va a manifestar su desagrado, cosa que ya se ve que están haciendo
algunos gobierno e incluso instituciones internacionales a causa del anuncio
del retiro. Lo ha hecho su hasta ahora admirado Secretario de la O.E.A. José
miguel Insulza, quien dijo: “Yo espero que durante este año haya una reflexión,
pueda haber un diálogo, y podamos encontrar una manera de evitar esta decisión,
que no es buena para el Sistema Interamericano y no es buena desde el punto de
vista de los países de América Latina”, aclarando que la Corte Interamericana
de Derechos Humanos es “realmente es un gran avance, un gran progreso de los
derechos humanos en el hemisferio” y que, además que “La Corte IDH es
completamente autónoma, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
también, y esperamos que siga siendo así por siempre”.
Yo añadiría que ciertamente no le va a pasar nada mientras
cuente con suficientes dólares provenientes del petróleo. Pero ¿qué pasará
cuando deje de haber suficientes dólares? ¿Acaso no hizo él que se aprobara en
la Constitución que las acciones por violaciones graves de los derechos humanos
no prescriben?
figueredo.carlosar@gmail.com
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