lunes, 20 de agosto de 2012

ARGELIA RÍOS CAPRILES: UNA VICTORIA POSIBLE Y PROBABLE

La votación opositora dibuja una línea ascendente y la del oficialismo se asemeja a trazos quebrados
Sí, Capriles puede ganar: su victoria no es improbable y ni el propio oficialismo la descarta. La nomenclatura roja sabe que, pese a lo que dicen las encuestas, sería una ingenuidad admitir que la oposición obtendrá su misma votación de 2006, tal como ellas lo anuncian. La revolución es consciente de que, desde el año 2007, los desempeños electorales de cada uno de los polos han venido experimentando cambios sensibles, imposibles de menospreciar.
Alertas ante la decoloración del discurso presidencial, los arquitectos de la campaña de Chávez admiten la insuficiencia de los números y la necesidad de complementarlos con variables cualitativas. Por eso no se conforman con los porcentajes, a los que prefieren agregar datos duros de la realidad: uno de ellos, el crecimiento sostenido de la oposición, reflejada con fidelidad en la seguidilla de elecciones ocurridas a partir de la fallida reforma constitucional.
Mientras la votación opositora dibuja una estable línea ascendente, la del oficialismo se asemeja a los trazos quebrados de un electrocardiograma, en el cual se plasman pronunciadas y riesgosas variaciones que dan cuenta de la intermitencia e impredecibilidad del voto bolivariano. Jornada tras jornada, el campo democrático ha exhibido progresos indiscutibles, todos contrastantes con la volatilidad y estancamiento del chavismo, cuya mejor votación -los 7.3 millones de 2006- no ha podido ser reeditada, ni mucho menos superada.
Los 6.3 millones de votos alcanzados por Chávez en la enmienda de 2009 merecen una nota adicional: en esa oportunidad, la oposición conquistó 5.2 millones de votos duros -300 mil más que en la jornada anterior-, cuya espontaneidad sorprendió hasta a la dirigencia democrática, que se inhibió de hacer campaña por el NO, a causa de su discreto respaldo a la reelección indefinida de gobernadores y alcaldes.
Las mediciones de 2008 y 2010 reconfirmaron el cercano y consistente acecho de la oposición: en la primera, la diferencia fue de apenas 600 mil votos a favor del "proceso", que dos años después resultó derrotado por casi 200 mil votos, en las parlamentarias... El corolario es claro: la errática votación revolucionaria difiere del acompasado ascenso de la opositora y contraría del todo la eventualidad de una involución como la que literalmente anuncian las encuestas. Mucho menos cuando ellas mismas, a diferencia del pasado, transparentan a una oposición muy bien valorada y a un Capriles cuya campaña posee también altos dígitos de aceptación. El detalle explica el primer éxito político atribuible a Capriles: el de resellar en la opinión pública la expectativa de una victoria, ya no sólo posible, sino probable. Es eso lo que ve la nomenclatura.
argelia.rios@gmail.com
@Argeliarios

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