miércoles, 27 de junio de 2012

SOLEDAD MORILLO BELLOSO, NO MÁS

Los politiqueros baratos, como los que están en el poder, carecen de las neuronas para comprender que todo el asunto se trata de lograr una nación próspera, productiva, competitiva, donde los ciudadanos no sean siervos del Estado
Un país honesto y decente nos espera, si así lo queremos, si por él trabajamos, si no lo asfixiamos

El nuestro es un pobre país. Un país no es rico porque unos recursos naturales le produzcan cuantiosos ingresos en dólares con mínimo esfuerzo. Un país es rico cuando sus sistemas sociales funcionan, cuando nadie teme un futuro de mendicidad.

Un país es rico cuando el dinero propiedad de todos no se escurre en turbias trapisondas y estafas, cuando la sociedad no teme que sus dineros puedan ir a depositarse en los bolsillos de funcionarios gubernamentales convertidos en magnates. Un país no es pobre cuando tiene un sistema educativo de vanguardia y tecnología de punta al alcance de todos. Un país es rico cuando la salud de su pueblo es cuidada con celo y todos cuando enfermen tengan garantizada la mejor atención.

Un país rico es aquel donde el buen quehacer de las personas y agrupaciones es recompensado y el mal comportamiento de los infractores de las leyes es correspondiente y oportunamente castigado. Un país rico es ese donde se genera empleo digno, productivo, de calidad y debidamente compensado. Un país rico es ese donde todos quieren invertir.

Los politiqueros baratos, como los que están en el poder, carecen de las neuronas para comprender que todo el asunto se trata de lograr una nación próspera, productiva, competitiva, donde los ciudadanos no sean siervos del Estado.

Dice Capriles que hay un camino. Pero la prosperidad no va a caer del cielo como lluvia calmante. Hay que anular el pobrecitismo, abandonar la quejadera tonta que tanta fortaleza da a los malos, declarar cesantes a estos bárbaros apoltronados en el poder. La riqueza no se decreta, pero el buen ánimo sí, el deseo por un mejor país y las ganas de progresar sí, la decisión de frenar la debacle sí. Basta de citas citables, de huecas frases hechas, de ridículas consejas. No más creer que saldremos del foso si nos confesamos víctimas y llamamos a un nuevo hombre a quien ponerle los ropajes de Mesías. No más suponer que necesitamos una nueva camada de héroes de la patria con pechos llenos de medallas de utilería. No más creer que la vida es una película. Precisamos una sociedad entusiasta, positiva y asertiva, con familias y organizaciones decididas a luchar por lo justo. Un país honesto y decente nos espera, si así lo queremos, si por él trabajamos, si no lo asfixiamos. Capriles puede liderar. Pero el país lo construimos nosotros.

smorillobelloso@gmail.com

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.