Si en vez de rebajarse a sostener conversaciones con los
caciques de las prisiones, los llamados pranes, el Presidente de la República
mantuviera contacto con las universidades nacionales, tendría información de
calidad y no diría tantos disparates.
En estos días, el jefe del Estado volvió a sacar de paseo sus estrafalarios criterios acerca de la inseguridad ciudadana, farallón donde se ha estrellado sistemáticamente. Dislates y mentiras quedaron en el acto desenmascarados puesto que en las mismas fechas había aparecido el libro Violencia e institucionalidad-Informe del Observatorio de Violencia 2012, de Roberto Briceño-León, Olga Ávila y Alberto Camadiel, editado por Editorial Alfa.
El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), que surgió como
respuesta a la decisión del Gobierno nacional, en 2004, de prohibir la difusión
de información sobre delito y violencia, está integrado en la actualidad por
grupos de investigación de 7 universidades.
La publicación, un minucioso inventario de la criminalidad en
nuestro país, propone una tesis distinta de la que ha dominado en Venezuela y
en América Latina, ya que, exponen sus autores, no es la pobreza lo que
ocasiona la violencia, sino la debilidad institucional.
No es el desempleo, sino la impunidad. No es la desigualdad,
sino el elogio de la violencia por los líderes. No es el capitalismo, sino el
quiebre de las normas que regulan el pacto social.
También se refuta la tesis según la cual la violencia ha sido
igual en toda la historia del país. Rebate la propaganda que apunta a que la
magnitud del problema en Venezuela es similar a la de otros países, como Brasil
y Colombia, o inferior a la de México. Y, desde luego, echa por tierra "la
idea de que es un problema menor o que simplemente se trata de invenciones que
provocan risa".
Para desmontar el embuste de que siempre hemos tenido la misma
violencia, el libro explica, por ejemplo, que el año 2011 fue el más violento
de la historia venezolana: 19.459 homicidios. "Por cualquiera de las
formas que se mida, con cualquiera de las fuentes que se utilice, se
encontrarán más homicidios, más muertos en las cárceles, más secuestros, más
robos a mano armada, más heridos". Significa que en Venezuela se
cometieron, en promedio, 1.621 homicidios cada mes, 53 asesinatos cada día. Dado
que en la Batalla de Carabobo hubo 200 bajas, según lo confirmó el Libertador
en un parte de guerra, en 2011 cada 4 días tuvimos la misma cantidad de
fallecidos que en Carabobo.
Venezuela tiene hoy una tasa de 67 homicidios por cada 100.000
habitantes, una de las más altas del planeta. Esto no siempre fue así. En 1998
se cometieron en Venezuela 4.550 homicidios (era una tasa de 19 homicidios por
cada 100.000 h). 13 años más tarde, en 2011, hubo 19.366 asesinatos y la tasa
subió a 67 homicidios por cada 100.000 h. Un incremento superior a 4 veces en
la cifra de víctimas y de tres y media en la tasa en muy breve periodo. (Tómese
en cuenta que Francia tiene una media de 1 homicidio por cada 100.000 h; y
Japón e Inglaterra, incluso menos. La de Estados Unidos es de 6 por cada
100.000 h, mientras la de Canadá es de 1,4).
En Colombia, para el año 2001 hubo 27.840 homicidios, y en 2011
la cifra fue de 13.520 casos. Es decir, que disminuyeron a menos de la mitad,
se contabilizaron 14.320 víctimas menos que 10 años antes. En contraste, en
Venezuela, en 2001 se registraron en el archivo oficial 7.960 homicidios, y en
2011, 18.850 víctimas. Hubo, pues, 10.890 asesinatos más que hace 10 años. En
Colombia se redujeron a la mitad, mientras que en Venezuela, en el mismo
periodo, se duplicaron los homicidios.
El OVV calcula, de manera conservadora, que entre 2001 y 2011
hubo en el país 141.487 asesinatos, una explosión de violencia que coincidió
con un aumento sin precedentes del ingreso nacional y la aplicación de
políticas redistributivas que, según la publicidad oficial, han disminuido la
pobreza.
Este libro demuestra que los argumentos del Gobierno no se
sostienen: es falso que "el problema siempre ha sido así", los mismos
datos oficiales muestran que las tasas de homicidios antes de 1999 eran varias
veces menores. Es falso que "en otros países es peor", Venezuela
tiene más homicidios que la mayoría de países en el mundo.
La verdadera explicación para el horror de violencia que hemos
vivido se encuentra en una política equivocada. No se puede desarmar a la
población si la consigna es "el pueblo en armas".
No se puede fomentar la vida y la paz, cuando se elogia la
muerte, la guerra y a los violentos.
msocorro@el-nacional.com
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