La función natural del gobierno, para unos tratadistas, es el
mantenimiento del orden público y el gobierno surge como un instrumento del
Estado para asegurar una mayor eficacia en esa responsabilidad.
Sin embargo, casi desde el principio, el gobierno se va
convirtiendo en una herramienta al servicio de otros muchos fines y valores
morales que terminaran siendo considerados tan públicos como al principio y tan
concepto abstracto, relativo, en el orden, en el ámbito, de lo compartido.
Parecería lógico que un gobierno, buscando salvaguardar la forma
de vida de sus ciudadanos, se adapte a las exigencias del marco de integración
política en el que se halle inmerso. No es lógico que haga lo contrario como el
caso Venezuela hoy.
La seguridad externa proporciona al poder político la defensa
para disputar contra el resto de entes soberanos dentro de un juego de
intereses y rencillas. Los individuos soportan el discutible compromiso de
pagar los costes que se derivan de tal acción.
La seguridad interna exige la imposibilidad de cualquier tipo de
poder alternativo distinto al central y que pudiera cuestionar sus decisiones,
y en el interés de anular a los grupos de interés, el gobierno se empeña en
supervisar, regular e intervenir en un creciente ramillete de ámbitos
económicos y culturales, que termina por abarcarlo absolutamente todo. Es el
caso del totalitarismo, comunismo socialismo, que se pretende implantar
mediante un “comisario político de los castro”.
El efecto observado será que la estatización de la sociedad
derivará indefectiblemente en un proceso de socialización del Estado a manos de
grupos y sociedades de interés.
El denominado "orden público" pasa a incluir
cuestiones que afectan a la integración moral de la ciudadanía. Se trata de
suplantar el poder religioso de la iglesia (en su caso) a través de la
formación de un credo nuevo, estatista, surgido del híbrido
nihilista-racionalista, que seculariza la esperanza y sustituye al Dios
trascendente por un nuevo Dios mundano: el Estado.
El Estado se convierte en dictador moral, pese a los iniciales
retazos socialdemócratas de su
constitución (que heredan la versión individualista del cristianismo), la
estatolatría incorpora la faceta colectivista del cristianismo como base sobre
la que erigir un nuevo imperio moral sobre los individuos.
Tal es la intensidad con la que el estatismo adopta estos principios
que incluso termina negando su origen y fundamento cristiano, transformándolos
en algo propio, nuevo, desplegados desde el relativismo positivista y un
racionalismo graduado.
El Estado expropia la Moral y el Derecho al proceso social,
convirtiendo la Legislación en potencial fuente de cualquier tipo de norma. El
modo de pensamiento que lo ensalza y justifica se nutre del proselitismo de una
intelectualidad que repite hasta la saciedad los fundamentos del nuevo credo
dominante. Nacen lo políticamente correcto y el pensamiento único. La
esclavitud.
La contienda totalitaria dejaría, posiblemente, un único
sobreviviente: la socialdemocracia. Su moral se impone, infiltrándose en la
mente de los individuos, que ya no ni siquiera ciudadanos, sino secuaces,
súbditos hedonistas que aceptan las agresiones del Estado como algo natural e
incluso deseable.
La crítica se reduce al cómo, y no ya al por qué. Triunfaría la
sutil inoculación moral frente al modelo de inculcación explícita. La
socialdemocracia altera la forma de vida y los juicios de valor del individuo
como paso previo a la reordenación institucional.
La moral socialdemócrata hace creer que sin el Estado, dictador
moral y Dios mundano, no habría sanidad, educación, transporte u otros
servicios "públicos" al alcance de la mayoría.
En esta consigna metafísica se elimina la cuestión primordial,
¿qué potencia genera la riqueza que, sólo posteriormente, se redistribuye en
forma de servicios "públicos"? El Estado no crea esa riqueza. En todo
caso la engulle, la devora, se la come, y aprovecha sus réditos para aplicar
políticas ineficientes.
¿Cuáles serian los efectos morales que el credo y el Estado del
Bienestar prometen? Veamos:
En primer lugar, el individuo considera que los bienes que
proporciona el Estado son "condiciones generales", productos de la acción
del mismo. Duda, cuando no niega, la mera posibilidad de que en ausencia del
Estado pudieran producirse esos bienes y servicios (u otros alternativos) en
idénticas o mejores condiciones. Teoría de los bienes públicos.
En segundo lugar, el individuo no entiende que toda prestación
exige un previo aporte, y aunque dicho aporte se diluya entre la masiva carga
fiscal que impone el Estado, siempre procede de un esfuerzo identificable
realizado por concretos individuos. Abstracción del coste.
En tercer lugar, el
individuo cree que dicha aportación en realidad no es propia de quien la
realiza. Se descuenta o da por segura. El mejor ejemplo es el efecto que tienen
las devoluciones, cuando las hace, que Hacienda realiza: la retención se
descuenta psicológicamente en el propio esfuerzo, lo que convierte en dádiva y
celebración la "recuperación" de aquello que se nos sustrajo de más y
por anticipado. Espíritu de servidumbre.
En cuarto lugar, el individuo se cree compensado ante la
exacción fiscal o la coacción. Poco importa la calidad del servicio, o que no
resista comparación ante un bien o servicio equiparable pero prestado por un
agente privado en el mercado. El individuo, desviado y encandilado, se conforma
y prefiere no pensar. Incluso agradece eso mismo: la innecesaria asunción de
responsabilidades y toma de decisiones entre varias alternativas. Síndrome de
Estocolmo social.
Y en quinto y último lugar, el individuo asume como verdad
incontestable que la solidaridad general e irresistible es un presupuesto de la
convivencia, y por tanto, un principio moral indisponible para los miembros de
la comunidad.
Pese al carácter hedonista y el relativismo que promueve la
socialdemocracia, su negación de la ética y el sometimiento a la regla de la
voluntariedad moral, en lo que al sacrosanto Bienestar se refiere, cualquier
argumento sirve para justificar la imposición de lo políticamente correcto. El
vicio de la contradicción.
El Estado de Bienestar convierte a la nación en una gran pueblo
cuyos feligreses son, quieran o no, todos y cada uno de sus ciudadanos. La
única posibilidad de escapar de esta especie de secta perversa es mudarse a
otro pueblo menos exigente, ya que siendo soberanos cada uno de ellos, se
reparten la superficie habitable del planeta.
El Estado de Bienestar exige un comportamiento moral que acaba
desligando a muchos individuos de la misión colectiva que se le presupone. Al
racionalizar y sistematizar la caridad, transformándola en solidaridad, se
libera al individuo de la carga moral consistente en los sentimientos de
compasión y gratitud, respectivamente, de quien da y de quien recibe.
En un orden social libre, democrático plural, la caridad es
voluntaria, el individuo elige y soporta las consecuencias morales, sociales y
personales, de todas y cada una de sus decisiones (tanto si la da, como si la
recibe).
El Estado de Bienestar, sin embargo, al racionalizar la
prestación, ni es compasivo ni exige gratitud (ya que lo considera denigrante).
En todo caso demanda votos y opinión que sean favorables a la esencia del
sistema.
La coacción que conlleva el Estado de Bienestar, supera con
creces las necesidades y facultades del gobierno, centrado exclusivamente en el
mantenimiento del orden público.
El Estado de Bienestar, valiéndose de la coacción sistemática
formulada desde la Legislación, subvierte el orden social racionalizando
sentimientos colectivistas que pertenecen al ámbito de lo íntimo o lo tribal.
Tips:
• Victimas del
comunismo socialismo en el mundo: Yugoslavia, 1944-1987, 1.070.000 victimas,
régimen comunista.
• Un rojito en la
OPEP solicita, 13/06/2012, menos producción de petróleo para supuestamente
mantener y/o subir los precios del líquido negro. ¿Eso no es capitalismo?
¿Dónde queda la supuesta igualdad y precios justos y equilibrados, precios solidarios
y humanistas? ¿Disque comunistas y socialistas dentro del país y meros
capitalistas fuera del país? ¿Doble discurso? ¡No le digo, compadre!
• Otra muestra de
humanismo y de búsqueda de la paz del comisario político de los hermanos
castro: producción de armas y vendérselas a países del caribe. ¡Ese “coco” lo
único que produce son ideas destructivas!
• ¿Y con esos
aviones no tripulados espías producidos en el país no se pueden detectar y
ubicar los campos de narcos, guerrilla, etc.? ¿Ah, para eso no sirven? ¿No son
capaces? ¡Que conveniente! Dice el pueblo que los mandaron a vestir de
paisanos, ocuparse en las ciudades y pueblos, sobre todo de buhoneros,
vendedores y mesoneros, desde donde puedan espiar a la gente sin ser notados
¿Será verdad? ¿Dudo, aun?
• ¿Y, que mas
decir ya sobre el abuso de las cadenas y hacer proselitismo político dentro y
con las FA? ¿Dice el pueblo: “esta en pánico, necesita urgentemente, además, un
psiquiatra, el jefe de su campaña no le sirve” y/o defendiéndose de “algo” no
claro, oculto (parece que legalmente no puede ser candidato-eso deberían
aclararlos los juristas y escuelas de derecho)? El pueblo tendrá que salir a la
calle y exigir ¡Abajo Cadenas! ¡Pare el abuso de poder! ¡Es el colmo! ¡Ya es
hora!
• Seguir la
brújula, no perderla: ¡Divulgar el programa de gobierno del candidato de la
unidad nacional! ¡Paso a paso, pulso a pulso!
• Las posibles
evidencias de fraude electoral deben ser llevadas personalmente e informadas,
de inmediato, de nuevo, ante la OEA, ONU, OTAN, UE, y países con gobiernos
democráticos, productos del libre sufragio y civiles. Ahora es el tiempo.
• Un telegrama de
aquellos de antaño, de papel: “No persigas para no ser perseguido. Se te
juzgara con el juicio con el que tú juzgues. Se te medirá con la medida con la
que tú midas. Tienes que saber, comisario político de los castros, que Dios
vela por tus actos desde el Cielo.
• Alguien pregunto
a una pitonisa: ¿Cómo explica usted la locura totalitaria, Mussolini, Hitler,
Stalin, Castro, Chávez? Usaron las masas, en las que siempre predomina el
cerebro emocional sobre el cerebro neocortical, el intelectual. Manipularon
emociones, no razones. ¿Y, por eso los pueblos se dejaron aniquilar y
esclavizar y el resto del mundo lo permitió? ¿Más de cien millones de personas
aniquiladas? ¿Por qué no se ha liberado al pueblo cubano todavía? ¿Van a hacer
lo mismo con Siria? ¡Dios mio!
Lema Histórico de Venezuela: “Dios y Federación”. Orquídea.-
Falcón: Cuji Yaque.
“Como nada es mas hermoso que conocer la verdad, nada es mas vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”, proverbio.
nelsonmaica@gmail.com
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