martes, 5 de junio de 2012

CHILE LIBERAL, UN SALUDO A LA REINA ISABEL II EN SU JUBILEO DE DIAMANTE

Los irlandeses del sur dicen que ellos son una república porque Inglaterra es una monarquía. En Chile Liberal compartimos este espíritu recalcitrantemente republicano, y seguiremos así por siempre. Pero esto no es óbice para que nos unamos a los súbditos de la Reina Isabel II, quienes en estos momentos salen en masa a celebrar el sexagésimo aniversario de la coronación de Elizabeth Regina, jefa de Estado no sólo del Reino Unido de Inglaterra, Escocia, Gales, e Irlanda del Norte, sino además de Canadá, Australia, Nueva Zelandia, entre muchos otras naciones.

Esta es una ocasión para que los ingleses celebren su identidad nacional al exaltar las instituciones que aún persisten después de siglos de historia. Su país pasó de ser una potencia mundial a un modesto quinto lugar, y con la irrupción de Asia seguirá cayendo, han asumido esta realidad con su característico talante flemático, sabiendo que a pesar de todo son herederos de una rica tradición, y de una institucionalidad tan sólida como admirable — a veces, incluso, desconcertante—. Todo lo que han pensado sus más notables luminarias, lo que han investigado sus científicos,  y lo que han creado sus artistas ha repercutido en todo el planeta, llegando incluso a ser la esencia de la cultura universal.

El país por estos días pasa por una crisis mayor, si bien menos dramática en la realidad que durante el Jubileo de Plata, en 1977. Y en este punto queremos detenernos. Durante el Silver Jubilee, el desbocado sindicalismo británico puso al país de rodillas. El desempleo arreciaba y la respuesta era irse a huelga:  el país fue paralizado, la basura se apilaba en las calles, al extremo que incluso las funerarias dejaron de trabajar y los cadáveres se podrían sin encontrar sepulcro. Si le añadimos las nacientes tensiones raciales más el pánico que infundían los terroristas católicos del IRA, sin olvidar las revueltas en Irlanda del Norte, notamos que el caos fue total. Gran Bretaña era el "hombre enfermo de Europa". En este contexto irrumpió la implacable frialdad de la Dama de Hierro logró restablecer el orden, tanto así que cuando Margaret Thatcher abandonó el poder, el país era el menos sindicalizado de Europa. Su victoria —aunque pírrica— sobre los mineros, y su golpe demoledor al terrorismo irlandés, son un ejemplo a seguir.

La situación desesperada de los 70 fue además el escenario propicio para que surgiera el punk y sus niños símbolos, los Sex Pistols, quienes con su estridente tema "God Save The Queen" capturaron el zeitgeist de aquellos años. Durante la semana del jubileo de plata, el mítico programa Top Of The Pops, por única vez en su historia, no anunció el número 1 de la semana, ni tampoco lo hizo ninguna emisora. Insultar a la reina era antes, como hoy, un tabú. Fue uno de los rarísimos casos de censura en Gran Bretaña  (anteriormente, el tema Je t'aime non plus del francés Serge Gainsburg también fue censurado, ya saben: "No sex please, we're British"). 

La diferencia entre aquel jubileo y éste es que hoy nadie cuestiona a la monarquía (bueno, excepto los punks). Isabel II ha sido una monarca a la altura de las circunstancias. No obstante los escándalos, gracias al matrimonio de William y la princesa Catalina (indicación de la Reina: no llamarla Kate, sino "Catherine"), la monarquía ha cobrado nuevos bríos y goza de mejor salud que nunca. El país vive una crisis devastadora, pero el matrimonio del príncipe y el Jubileo de diamante quizás den el golpe anímico que los súbditos necesitan para ponerse de pie. El ambiente que percibo en estos momentos, al ver Sky News, es de algarabía total.

A pesar de los disturbios el año pasado, el Reino Unido vive en calma, y una de las señales que los británicos son gente civilizada es que durante los desórdenes una mayoría aplastante del público exigía más mano dura: 78% apoyó uso de gas lacrimógeno, 82% pedía toque de queda, 90% quería más guanacos (ver fuente). En deprimente contraste, en Chile se arguyen todo tipo de retorcidas necedades para justificar a los encapuchados, las tomas de caminos, los pirómanos y el sitio de ciudades, se cuestionan las bombas lacrimógenas o la adquisición de carros lanza aguas. Bueno, al final del día, la diferencia es que el primero es un país democrático e institucionalizado, y el segundo una república bananera que sufre una eterna adolescencia.

En una república todos somos iguales, y la soberanía reside en el pueblo, formado por ciudadanos. En una monarquía, la reina es la soberana, y el resto son sus súbditos. Por el respeto que su cargo comanda, le debemos a Elizabeth II una reverencia, por ser ella la encarnación misma de los británicos, y la felicitamos por estas seis décadas en el trono, siendo el pilar de su país. En Chile, país donde no conocemos el respeto, nuestro gesto parecerá extraño a algunos, pero se lo debemos por nuestra admiración hacia aquella pequeña pero grandiosa nación. Aunque no por eso, vamos a dejar de escuchar a los Sex Pistols:

God Save The Queen

chileliberal@gmail.com

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