¡LÁNGUIDOS Y OJEROSOS!
Así van a quedar quienes creen
tener a sus pies un país sometido: lánguidos y ojerosos. Resulta insólito
aceptar que luego de haber vivido importantes experiencias que, incluso,
costaron la vida de muchos y el esfuerzo de otros tantos, el país se encuentre
en un estado de postergación propio del más crudo abandono en términos del
desarrollo económico y social en el cual debería estar incurso.
Hoy, Venezuela se exhibe entre
las naciones con mayor atraso en el concierto de países con comportamientos
profundamente democráticos y administraciones debidamente transparentes. Tan
crítico es el balance de la actual gestión de gobierno, que sólo puede
compararse con países cuyos niveles de desarrollo reflejan una crasa
desatención ante necesidades de inmediata consideración. Tanto que para algunos
analistas, Venezuela se ha “africanizado”. Apelativo éste que suele emplearse
para ilustrar las deplorables y precarias condiciones políticas, sociales,
judiciales y económicas de muchos países latinoamericanos.
La dramática y peligrosa
paradoja es que, entrada la segunda década del siglo XXI, se cierne sobre
Venezuela la amenaza de un socialismo sin fundamento constitucional bajo cuyo
contenido este gobierno militarista pretende imponer perversos y anacrónicos
mecanismos de discriminación política. Pero también, de un cometido
gubernamental mediante el cual se intenta el descalabro del sector privado para
lo cual estos conspicuos gobernantes han venido sirviéndose de medidas
inconstitucionales dirigidas a expoliar propiedades y desfalcar empresas
productivas en aras instituir la persecución, el desprecio y el odio por quien
no presuma la oscura condición de “socialista o revolucionario bolivariano”.
La anarquía se ha fundido con
la anomia para que desde tan explosiva combinación, poder destrozar la
institucionalidad democrática. Las principales ciudades del país se
convirtieron en inmensos basureros, terribles estacionamientos, horribles
cárceles, sangrientos escenarios de guerra y horrorosos urbanismos. Pero sobre
todo, han llegado a ser inmensas rancherías cuyos espacios sociales y políticos
se hallan dominados por antivalores donde la convivencia se redujo a su mínima
expresión. En ellas, el insulto, el empujón, el engaño y el menosprecio en
cualquier plano de la vida, pasaron a ser caracterizaciones propias del momento
político actual.
Lánguidos y ojerosos, así
quedarán quienes en el momento político presente están creyéndose inmutables,
intocables e indefectibles sólo por el hecho de mostrarse partidarios del
proyecto político del gobierno. O peor aún, borregos de una ideología política
cuyos postulados nacieron envejecidos. Estos vasallos del régimen, actúan tan
equivocados como si su permanencia en el poder fuera interminable. O desconocen
que la política es susceptible de las variaciones que en su entorno ocurren de
manera incesante, lo que obliga a reformular planteamientos, reconvertir
procesos y rehabilitar estructuras.
Pareciera que bajo la mirada de
los celebérrimos funcionarios de gobierno, nada mejor se justifica que las
decisiones que sus sectarios criterios animan. Esto ha llevado a que la vida
del venezolano esté dándose como en un pueblo del Salvaje Oeste donde el
ambiente prevaleciente sigue la exclusiva norma del “sálvese quien pueda”. Pero
como dice el sabio refrán: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo
resista”, está acercándose el momento de “pasar el rubicón”. O sea, de tomar
una decisión importante, afrontando los riesgos necesarios. Ya el agobio hizo
mella en el venezolano. Ya se rebasaron los límites del estoicismo. En lo
sucesivo, el forjamiento de la democracia irrumpirá con determinaciones
precisas. Así habrá de emprenderse un nuevo camino que dejará atrás el caos que
ha intentado establecerse desde la cúpula populista-militarista. Y entonces
estos inconmovibles funcionarios, quedarán desconcertados ante la vorágine de
los nuevos tiempos. Quedarán lánguidos y ojerosos.
VENTANA DE PAPEL
EJERCER CIUDADANÍA
Desde las primeras elecciones
democráticas en Venezuela, promovidas por Acción Democrática, donde votaron por
vez primera los mayores de dieciocho años, las mujeres y los analfabetas,
resultando electo el escritor Rómulo
Gallegos, el voto es considerado universal, directo y secreto. Sin embargo, el
actual régimen descubrió mecanismos perversos como el de la Votación Asistida,
que al igual que el de los Votantes Turistas, constituyen un arma brutal para
chantajear y maltratar a los venezolanos. No sería nada extraño que ahora, y
con el auxilio de foráneos contratados para tan retorcidos propósitos, estén
diseñándose nuevas formas de degradar el acto de votación al margen de lo que
la ley sentencia cuando explica que “el voto es secreto, libre y su ejercicio
se garantizará frente a cualquier coacción o soborno”. De todos modos, es necesario
prevenir a la ciudadanía demócrata frente a lo que pudiera estar ocurriendo. A
decir de quienes manejan el tema, nada de esto deberá suceder de estar
preparado para “picarle adelante” a quienes busquen desviar la pulcritud del
proceso eleccionario. Y la forma expedita de lograrlo, es mediante la presencia
de testigos de mesa y de agentes políticos soberanos en el momento de los
escrutinios. Sólo así, podrán garantizarse unas votaciones libres de coacción y
soborno. Sólo así podrá asegurase el ejercicio de una ciudadanía con honradez.
CUIDADO CON DORMIRSE
El temor que vive el gobierno
central, es sobrecogedor. Es la razón para que, incitado por la intromisión del
G-2 cubano, intente un programa de “acondicionamiento psicológico” para
neutralizar posibles reacciones por parte de quienes democráticamente estén
atreviéndose a desafiarlo. El interés debe estar dirigido a conocer y entender
los instrumentos de guerra psicológica que están pretendiéndose. Por
consiguiente, deben seguirse las siguientes recomendaciones a fin de reaccionar
en contra del susodicho ataque psicológico. Al respecto, se tiene que: 1. El
comunismo necesita imperiosamente neutralizar o silenciar a las mayorías. 2. La
revolución ha montado una calculada guerra psicológica, y procura disimularla
con un señuelo de “Guerra convencional abierta-represiva”. 3. El régimen
intenta provocar en la resistencia opositora, el conocido proceso en línea
Psy-War: confusión-decepción-frustración-adaptación. 4. El régimen aplica un
ataque psicológico de “Destrucción de la Mentalidad Despierta”. 5. Manipulación
de leyes: De esta forma se procura crear la sensación de decepción-frustración
en el adversario disminuyéndole cualitativamente la cohesión de sus bases. 6.
Ocultar la reacción neurálgica: El régimen sabe que pisa arenas movedizas y
busca ocultarlo. Para ello acelera el intento de desmoralización de quienes han
reaccionado. 7. Crear una guerra de sensaciones para que los opositores
experimenten la sensación de que no hay nada que hacer. 8. En la medida en que
la resistencia opositora permita que el ataque psicológico la afecte, la
revolución se mantendrá “ganando”. 9. Las personas en la resistencia tienen que
seguir luchando, cada uno desde su entorno, con perseverancia, sin miedo y con
inteligencia. Así que, cuidado con dormirse.
¿CÓMO DEFINIR A VENEZUELA?
Aunque no es nada fácil definir
un país, menos lo es de ser el caso Venezuela. No sólo por lo que es, sino por lo que ha sido y lo que podría
ser. Aún así y en medio de la brevedad de este espacio, debe reconocerse que pese a cualquier
esfuerzo en esa dirección, “no se tiene claro lo que somos ni lo que vamos
siendo”. Así lo expresó el escritor Alberto Barrera Tyska. No obstante, pudiera
agregarse que este es un país para el cual muchos valores se han extraviado. Un
tanto, por la confusión que a su interioridad se ha animado en el contexto de
una cultura que ha venido desperdigándose. Otro tanto, por la tergiversación de
una cultura incitada por el rentismo visto como factor dominante no sólo a
nivel de la economía, sino también en el plano de las emociones que al final
son las que incitan el comportamiento de toda persona. No falta quien asegura
que Venezuela es un país inmensamente rico, cosa que es una gran paradoja. Por
tanto, se vive con la fantasía de que la riqueza existe y no hay que
producirla. Sin embargo, es la razón para comprender buena parte del problema
que se vive toda vez que muchas situaciones han conducido al fracaso del país
de cara al desarrollo. Entonces, ¿cómo definir al país? Según la visual que
cada quien pueda trazarse. Sólo que las libertades deberán encauzar aquella
definición que se elabore desde una visión profundamente democrática.
@ajmonagas
antoniomonagas@gmail.com
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