lunes, 21 de mayo de 2012

RÓMULO LANDER HOFFMANN, EXPLOTADOS POR EXPLOTADOS

Reducir las ineficiencias de nuestra economía es uno de los retos inaplazables una vez liberados –por la via de los votos- de quien hoy nos desgobierna.

En Venezuela siempre tenemos la tendencia y la mala costumbre de pasarnos las responsabilidades como si fuera una papa caliente, pero extrañamente también creemos, o quizá nos gusta creer que ésta nunca es nuestra, sino de alguien más.

Cuantas veces hemos escuchado por ejemplo a propios y extraños; ¿Es que con un presidente así como no vamos a comportarnos de la misma manera?

Indudablemente que para evitar que podamos escudarnos en esta irresponsable actitud, corresponde al sector público (léase los gobernantes y sobre todos quienes decidan actuar como líderes), tomar esta iniciativa, presentando al país un estricto plan de desarrollo que muestre desde el inicio su viabilidad, su austeridad y sobre todo su sustentabilidad.

Una de las formas más eficaces que tienen los gobiernos – centrales y regionales – de demostrar a los contribuyentes que vale la pena asumir y cumplir los compromisos ciudadanos es a través de la inversión de sus respectivos ingresos y muy especialmente la de los impuestos que recaudan de ellos, orientándolos hacia sectores y actividades que mejoren su calidad de vida.

Mantenimiento y propio funcionamiento de calles, avenidas, escuelas, hospitales, servicios de transporte público, recolección de basura, seguridad ciudadana, es decir todos los servicios publicos que le competen tanto central como regionalmente que son una forma inmediata y clara de devolverle al ciudadano sus impuestos – directos o indirectos – pagados y de hacerles sentir que su entorno es vivible y agradable. Esta forma de inversión de los impuestos ciudadanos es ademas una fuente generadora de empleo formal que dinamiza las economías regionales.

Obviamente para ello el gobierno central debera permitir a las regiones el pleno ejercicio de sus funciones, la libertad de acción que corresponde a la descentralización y la entrega oportuna de sus correspondientes situados constituciónales como complemento de sus ingresos.

La reestructuracion de la inversión de nuestros impuestos es una forma eficiente de crear empleo estructural que tendrá como consecuencia la disminución inmediata y progresiva de la economia informal y emitirá señales claras y fuertes a la población, de seguridad y pertenencia.

No hay nada más desmotivante para los habitantes de una ciudad, o país, que el verlo (a) sucio (a) desatendido(a) e inseguro(a) y son precisamente estas las características mas resaltantes de las nuestras. En general, la gente tiende a comportarse según su entorno y de ello se ha encargado con mucho éxito quienes hoy nos desgobiernan.

A estas alturas nosotros los habitantes de esta tierra de gracia ya deberíamos habernos dado cuenta del craso error que significa mantener la desigualdades de nuestra joven sociedad, en la que la exclusión se da a todos los niveles y en todos sus segmentos y aunque no lo aceptemos, muy especialmente, entre los estratos D y E es donde existe la mayor discriminación y explotación. Solo basta con ver cómo en las barriadas los prestadores de servicios son los que más explotan a sus pares, a su propia gente, solo que los grandes explotadores (que los hay y muchos) son mucho más visibles, pero los de los pobres entre pobres, mucho más salvajes.

Amanecerá y veremos.


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