Permítanme comenzar el presente Clamor de Justicia, con todo
respeto con la siguiente reflexión: “El hombre por su condición humana,
espiritual y ética está dotado de una dignidad intrínseca. La dignidad
constituye un valor de validez universal y es patrimonio común y general de
todo y cada uno de los seres humanos. La dignidad del hombre es inalienable e
intangible, se trata de un valor espiritual y moral inherente a la condición
humana en todas sus dimensiones: religiosa, ontológicas, éticas y social. El ser
humano como persona, humo noúmeno, es un sujeto moral que posee una dignidad
absoluta y debe ser tratado con el debido respeto.”
Ante lo expuesto los ciudadanos observamos la ocurrencia de
los conflictos carcelarios que acontecen
en País, los mismos han puesto en evidencia la corrupción más ruin que pulula
en el estamento público, que evidencia el perfil y la ética de algunos
funcionarios públicos que han gestionado el Poder Judicial y los
establecimientos carcelarios del País.
El ejemplo más aberrante ha sido el del triste celebre Magistrado
APONTE, APONTE, Eladio todo un sicario judicial, quien con sus actuaciones y
decisiones acaban con la majestad de la Justicia y el Poder Judicial, acciones
con las cuales comprometió su responsabilidad Penal, Civil y Administrativa, no
solo de él sino de la mafia que operaba con él, además, al no velar por los
derechos humanos de los integrantes de la sociedad. Este Sicario Judicial,
recientemente CONFESÓ PÚBLICAMENTE, por un medio de comunicación masivo la obra
maestra de los DANTES de la Revolución.
Ante lo expuesto surge la pregunta
¿Qué es la Confesión? En la palestra Pública Judicial se denomina la Confesión
como la prueba reina, de todas las instancias, no admite prueba en contrario.
En este orden de ideas este Sicario
Judicial, sin verruga en la cara describió la infraestructura criminal de los hechos Dantescos en que había incurrido y
la manipulación criminal de hechos por él realizados en un término superior a
una década y que al mirar a sus familiares a los ojos le estaba
impactando la conciencia y lo mantenían en pánico, cuando observó que
varios capos de su organización en la que este militaba no habían podido rendir cuentas de sus
atrocidades y lo habían pasado a otro
nivel de existencia con pasaporte revolucionario Ferrari y demás hiervas.
Esa
situación lo mantenían timorato y le había creado una cognición mental que lo
estaba matando, sintomatología que el mismo confesó al comienzo de las
declaraciones que rindió por la televisión, por saber el mismo que él era el
artífice de esa obra Macabra. Además, la detención del capo financiero de esa organización lo mantenía al
borde de la locura por saber que este señor había cantado (confesó) bonito ante la DEA y el Gran Jurado
Norte Americano, previo a su extradición
a Venezuela donde este ruiseñor ha seguido cantando como el famoso tenor PAVAROTI.
Este sicario
judicial confesó, que un término superior a una década era el orfebre de las líneas maestras que recibió de su mentor
para destruir familias completas. Acabó con la vida útil de ciudadanos
inocentes en nombre de la República y
por Autoridad de la Ley, ideando con marcada sevicia la infraestructura procesal criminal de
ciudadanos inocentes a quienes privaba de la inalienable e imprescriptibles
garantías de sus derechos humanos, del derecho constitucional libertad y en particular el derecho
constitucional a la vida al confinarlos a
purgar sus penas y crímenes forjados en laboratorios y que coordinaban
semanalmente en cenáculos criminales, enviando víctimas inocentes a los
recintos tenebrosos de las cárceles venezolanas.
Ahora bien, esto
ocurre a pesar de conocer los funcionarios Públicos que gestionan y administran los órganos
jurisdiccionales y los establecimientos
carcelarios, que el ciudadano que es privado de su libertad e internado en un
establecimiento carcelario, el ESTADO tutela sus derechos y en particular los
derechos humanos garantizados por la Constitución Nacional que determina en su
artículo Nº (19): El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio
de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio
irrenunciable, indivisible e independiente de los derechos humanos. Su respeto
y garantía para los órganos del poder público de conformidad con la
constitución y los tratados sobre los derechos humanos suscritos y ratificados
por la Republica y con las leyes que lo desarrollan. Además, el Legislador
Patrio prevé el Mandato constitucional de la inviolabilidad del derecho a la
vida, y el Estado tiene la responsabilidad de garantizarlo. En ese orden de
prelación, el funcionario competente debe taxativamente cumplir con tal
disposición y estos no lo hacen por temor al
DANTE.
La Sociedad Venezolana a observado con estupor el poco
interés que ha puesto en este problema el Poder Judicial, sus gestiones no han
sido trasparentes, las mismas han dejado mucho que desear, se han enmarcado en
la frontera de lo injusto, lo arbitrario y la corrupción al gestionar sus
atribuciones como herramienta de Verdugo para sembrar con sus decisiones un
sentimiento hostil en la Conciencia colectiva venezolana, muy parecido a lo
instaurado en la Alemania Nazi de los años 1945, por los Tribunales del Terror
y los Jueces del horror. Al convertir el
Poder Judicial en el brazo pretoriano del Poder Ejecutivo nazi a quienes le
impartían su guía planeamiento con la instrucción de lo que debían cumplir y
los órganos que administraban justicia
las ejecutaban sin espaviento, como auténticos verdugos, sin capucha en rostro
y con una hacha en la mano izquierda.
La Conciencia Colectiva histórica, le recuerda a la humanidad
las gestiones macabras de los TRIBUNALES DEL TERROR Y LOS JUECES DEL HORROR, en
particular por citar uno de los casos más emblemático el del Juez ROLAN
FREISLER, Cualquier parecido con el Magistrado APONTE, APONTE, ELADIO es pura
coincidencia. Este sanguinario verdugo, letrado en derecho, nació en Alemania
el (3) octubre de 1945, político nazi, presidente del Tribunal Popular de la
Alemania, quien al ganar las elecciones ADOLFO HITLER, dictó una RESOLUCIÓN en
1935, para expulsar de la justicia a los funcionarios no afectos al régimen
comunista. Este gorila con birrete, al igual que muchos de su estirpe dejaron
de ser jueces, al ser proclamado presidente de Alemania el maléfico
Doctor Edison chirinos chirinos
Magister en Casación Penal.
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