Tres millones de venezolanos abrimos camino
cara al progreso el pasado 12 de febrero, Día de la Juventud. Nueve millones de
compatriotas transitaremos ese camino el próximo 7 de octubre para encontrarnos
con el futuro, dejando atrás el pasado, el de los 40 años y este de 14, ya
agotado y traumático, lleno de cansancio, confrontación y muy poco avance.
Hace pocos meses no se veía una salida clara hacia el futuro, hoy la
tenemos: hay un camino, un Candidato, un Programa de Progreso y un pueblo que,
esperanzado, transita unido el camino que nos separa del mañana.
El continuismo pretende imponerse por las
buenas o por las malas, pero encuentra de pie a un pueblo dispuesto a hacerse
respetar y a defender sus derechos por todos los medios.
A esta altura, Chávez ya es el presidente de
Venezuela que luego del dictador y también militar Juan Vicente Gómez, ha
ejercido mayor tiempo el poder, todo el poder. “El Benemérito” o “El Único”
-como también le gustaba que lo llamaran- completó 27 años de mando. El militar
continuista y absolutista que hoy nos gobierna está completando su año número
14, y aspira le renovemos el mandato por otros 6 para sumar 20, que según sus
públicas confesiones pretende prorrogar hasta 30 y más años, desafiando con sus
aspiraciones hasta la mismísima muerte.
Aun cuando el régimen de Chávez hubiese tenido
una gestión administrativa y política buena -o al menos aceptable- debería
igualmente producirse un cambio. El continuismo no aporta nada bueno. Es el mal
que Bolívar consideraba “…manía miserable de querer mandar a todo trance”
(1823), ya que “…la gloria no es mandar sino ejercitar grandes virtudes”
(1826).
La gestión del gobierno, objetivamente pésima,
ha sido bien publicitada y vendida, sobre todo entre los sectores menos
favorecidos de nuestra sociedad, quienes igual que todos somos víctimas de la
demagogia y la mentira, haciendo creer que sin Chávez no hay camino, intentando
desmentir al Libertador, quien sostiene
“…nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo
Ciudadano el Poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a
mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía” (1819).
Mientras los días transcurren y comienza a
desarrollarse la campaña, veo cada vez más sólido al candidato del progreso,
más claro en sus propósitos y acertado en sus planteamientos. Ahora Capriles
ampliando la concepción del problema que afecta a todos los venezolanos, la
inseguridad, está introduciendo un nuevo concepto: “tranquilidad”. Capriles
dixit: “Hablamos de ‘tranquilidad’ y no solo de ‘seguridad’. Uno está en
tranquilidad cuando hay seguridad, pero también cuando el dinero alcanza,
cuando se tienen los servicios básicos y espacios públicos para vivir y hacer
ciudad, hacer país. Sin eso, las sociedades se enferman”.
Buen punto para Capriles al centrar el objetivo
en la “tranquilidad” del ciudadano. Tiene razón, la seguridad es básica,
preservar la vida y bienes es fundamental, pero no es suficiente, requerimos de
calidad de vida, ya que el fondo del asunto es vivir y no solo sobrevivir.
Con Capriles hay un camino. Él no es el
camino, él nos conduce hacia allá, porque el camino es el pueblo dueño de su
propio destino. Con Capriles Radonski tendremos un Presidente, no un mesías; un
líder, no un autócrata que decida y haga todo. Hay un camino.
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Twitter: @pacianopadron
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