Aún convaleciente por las múltiples heridas, desde su hogar, penas
unos días después del terrible atentado terrorista del que fue objeto de forma
tan cobarde el pasado 15 de mayo 2012, el ex ministro de Relaciones Interiores
y de Justicia de Colombia, Fernando Londoño Hoyos, retoma las riendas de su
programa radial “La Hora de la verdad” de la cadena Súper de Bogotá, y en sus
editoriales reafirma sus principios, sus valores, su defensa a la libertad como
“condición de la sociedad humana”.
Hombre
de una trayectoria ganada con el coraje y valentía impresa en la defensa de sus
convicciones, por las libertades y la justicia, abanderado además en la lucha
contra el narcotráfico. Para quien “no es tolerable ninguna forma de
terrorismo, ni mucho menos, ninguna forma de totalitarismo’, ni acepta que la
“violencia pueda sustituir al derecho”.
Un amigo de los venezolanos de buena voluntad, siempre atento a
la realidad de nuestro país, de esa Venezuela sin estado de derecho. Al mando
de un “déspota”, como así califica a Hugo Chávez. Agradecidos estamos, oportuno
decirlo, por el apoyo dispensado de forma incondicional a los presos y
perseguidos venezolanos por razones políticas desde hace unos cuantos años.
Al conocer del cobarde ataque perpetrado por la banda terrorista
FARC, responsabilidad atribuida por el jefe policial de Bogotá, causante de la
muerte de dos de los escoltas del ex ministro, de decenas de heridos en estado
grave y cuantiosos destrozos, las imágenes que comenzaron a difundirse ese día
eran desconcertantes.
Vehículos achicharrados por el impacto de la bomba como ocurrió
con la camioneta de Londoño, y a personas alcanzadas por la explosión. Gente
inocente, gente de bien, gente del día a día trabajadora que de forma
sorpresiva alteró la rutina de su acontecer, el rumbo de sus existencias. Vimos
al doctor Fernando Londoño con heridas en su rostro, en el pecho, vivo de
milagro, sí, pero pudo haber muerto.
Imposible permanecer ajenos de verse afectada en Colombia la
libertad de expresión, en vista de la pretensión de callar las voces de quienes
no se prestan para la practica de políticas de apaciguamiento con los
criminales. Y Fernando Londoño Hoyos, a pesar del terror y sus efectos, a pesar
del riesgo que conlleva, seguirá en su trinchera, la radial y la de sus
artículos en la prensa escrita, como lo ha hecho constar, en los emotivos y
ejemplarizantes editoriales posteriores al ataque. A Fernando Londoño no podrán
doblegarlo
@marthacolmenare
marthaccolmenares@yahoo.com
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