No es nada raro en la política latinoamericana que un presidente saliente apoye a su candidato favorito, y luego lo critique cuando este último comienza a gobernar con ideas propias. Pero la actual disputa entre el ex presidente colombiano Alvaro Uribe y el presidente Juan Manuel Santos va mucho más allá de lo que he visto en mucho tiempo.
Es una brutal batalla verbal entre dos ex aliados que está sacudiendo a Colombia y que —si no se le pone fin— podría arruinar la nueva imagen de Colombia como una estrella en ascenso de la economía latinoamericana.
La semana pasada, cuando entrevisté a Uribe después de un ataque terrorista en Bogotá que dejó dos muertos y alrededor de 50 heridos, me sorprendió la dureza de sus críticas contra Santos.
El actual presidente colombiano, quien fuera ministro de defensa de Uribe, hizo su campaña presidencial prometiendo continuar con las políticas de Uribe. Una vez electo, sin embargo, mejoró las relaciones de Colombia con Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez había sido acusado públicamente por Uribe de apoyar a la guerrilla colombiana de las FARC.
Durante la entrevista, Uribe me dijo que Santos ha cometido “una equivocación enorme”, cuya consecuencia ha sido un resurgimiento de la violencia guerrillera en Colombia.
¿Ataque anunciado?
Refiriéndose al ataque terrorista de Bogotá, cuyo blanco fue su ex ministro del interior Fernando Londoño, el ex presidente me dijo que “lo que pasó esta semana en Bogotá se venía anunciando desde hace días. Semana tras semana han ocurrido atentados terroristas en muchas regiones. En mi gobierno ocurrían, pero eran cada vez menos. La gran diferencia es que en mi gobierno, no hubo vacilación para atacar al terrorismo”.
Uribe afirmó que “uno de los grandes errores de la administración Santos es que ha descuidado la seguridad por buscar a través de la dictadura de Chávez un acuerdo con el grupo terrorista de las FARC”. Agregó: “Eso tiene un punto muy grave, porque desmotiva totalmente a las fuerzas armadas de Colombia”, y porque “la dictadura de Chávez es cómplice de las FARC”.
Cuando le pregunté si está intentando volver a la presidencia —no puede presentarse como candidato bajo las leyes actuales, pero se especula que podría tratar de encontrar un vericueto legal para regresar al poder— , Uribe respondió que no, y que sólo quiere lograr que se mantengan “las políticas que han funcionado bien para Colombia”.
Santos, a su vez, ha respondido que desde que asumió la presidencia en el 2010, Colombia ha ganado algunas de sus más grandes batallas contra las FARC, incluyendo la aniquilación de líderes guerrilleros como el Mono Jojoy y Alfonso Cano. Cuando se le pregunta acerca de las críticas de Uribe, Santos responde que su deber como presidente es mirar hacia el futuro, y que su predecesor “es parte del pasado”.
Tres teorías
¿Qué esta buscando Uribe con su ofensiva contra Santos? Hay tres teorías principales:
• Uribe está tratando de recuperar su lugar como el político más poderoso de Colombia movilizando a sus simpatizantes por medio de su más de un millón de seguidores en Twitter, y a través de sus constantes apariciones en los medios. Lo que busca es controlar el partido gobernante, que está dividido entre los seguidores de Santos y los de Uribe, y obligar a Santos a regresar a las políticas de seguridad del gobierno pasado.
• Uribe está tratando de controlar una mayoría en el Congreso, para gobernar detrás de bambalinas. El ex presidente sabe que cuanto mayor sea la percepción de que la situación de la seguridad se está deteriorando, tanto mayor será la cantidad de colombianos que sentirán nostalgia de su presidencia, en la que Colombia —gracias a él o a su ministro de defensa Santos— logró disminuir la violencia.
• Uribe está intentando regresar al poder, ya sea directamente —por ejemplo, presentándose como candidato a la vicepresidencia, y más tarde pidiéndole a su compañero de fórmula que se haga a un lado— o indirectamente, a través de un candidato más dócil de lo que resultó ser Santos.
Mi opinión: en la mayoría de los demás países, esta disputa no sería más que una anécdota trivial de la vida política. Pero en Colombia, donde los ex presidentes siempre han tenido un poder considerable, y donde Uribe ha sido un presidente más fuerte de lo común, el choque entre los dos ex aliados puede destruir la nueva imagen de Colombia, que ha ayudado al país a convertirse en uno de los mayores receptores de inversiones extranjeras de la región.
Lo que es más, a menos que Uribe y Santos se reconcilien -—o que Uribe suavice sus críticas, o que Santos empiece a ignorarlas del todo— los dos líderes políticos dividirán el voto de centro y centro-derecha en Colombia, y le entregarán la próxima elección a un candidato de izquierda. Irónicamente, los mayores beneficiarios de su actual disputa serán sus adversarios políticos.La semana pasada, cuando entrevisté a Uribe después de un ataque terrorista en Bogotá que dejó dos muertos y alrededor de 50 heridos, me sorprendió la dureza de sus críticas contra Santos.
El actual presidente colombiano, quien fuera ministro de defensa de Uribe, hizo su campaña presidencial prometiendo continuar con las políticas de Uribe. Una vez electo, sin embargo, mejoró las relaciones de Colombia con Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez había sido acusado públicamente por Uribe de apoyar a la guerrilla colombiana de las FARC.
Durante la entrevista, Uribe me dijo que Santos ha cometido “una equivocación enorme”, cuya consecuencia ha sido un resurgimiento de la violencia guerrillera en Colombia.
¿Ataque anunciado?
Refiriéndose al ataque terrorista de Bogotá, cuyo blanco fue su ex ministro del interior Fernando Londoño, el ex presidente me dijo que “lo que pasó esta semana en Bogotá se venía anunciando desde hace días. Semana tras semana han ocurrido atentados terroristas en muchas regiones. En mi gobierno ocurrían, pero eran cada vez menos. La gran diferencia es que en mi gobierno, no hubo vacilación para atacar al terrorismo”.
Uribe afirmó que “uno de los grandes errores de la administración Santos es que ha descuidado la seguridad por buscar a través de la dictadura de Chávez un acuerdo con el grupo terrorista de las FARC”. Agregó: “Eso tiene un punto muy grave, porque desmotiva totalmente a las fuerzas armadas de Colombia”, y porque “la dictadura de Chávez es cómplice de las FARC”.
Cuando le pregunté si está intentando volver a la presidencia —no puede presentarse como candidato bajo las leyes actuales, pero se especula que podría tratar de encontrar un vericueto legal para regresar al poder— , Uribe respondió que no, y que sólo quiere lograr que se mantengan “las políticas que han funcionado bien para Colombia”.
Santos, a su vez, ha respondido que desde que asumió la presidencia en el 2010, Colombia ha ganado algunas de sus más grandes batallas contra las FARC, incluyendo la aniquilación de líderes guerrilleros como el Mono Jojoy y Alfonso Cano. Cuando se le pregunta acerca de las críticas de Uribe, Santos responde que su deber como presidente es mirar hacia el futuro, y que su predecesor “es parte del pasado”.
Tres teorías
¿Qué esta buscando Uribe con su ofensiva contra Santos? Hay tres teorías principales:
• Uribe está tratando de recuperar su lugar como el político más poderoso de Colombia movilizando a sus simpatizantes por medio de su más de un millón de seguidores en Twitter, y a través de sus constantes apariciones en los medios. Lo que busca es controlar el partido gobernante, que está dividido entre los seguidores de Santos y los de Uribe, y obligar a Santos a regresar a las políticas de seguridad del gobierno pasado.
• Uribe está tratando de controlar una mayoría en el Congreso, para gobernar detrás de bambalinas. El ex presidente sabe que cuanto mayor sea la percepción de que la situación de la seguridad se está deteriorando, tanto mayor será la cantidad de colombianos que sentirán nostalgia de su presidencia, en la que Colombia —gracias a él o a su ministro de defensa Santos— logró disminuir la violencia.
• Uribe está intentando regresar al poder, ya sea directamente —por ejemplo, presentándose como candidato a la vicepresidencia, y más tarde pidiéndole a su compañero de fórmula que se haga a un lado— o indirectamente, a través de un candidato más dócil de lo que resultó ser Santos.
Mi opinión: en la mayoría de los demás países, esta disputa no sería más que una anécdota trivial de la vida política. Pero en Colombia, donde los ex presidentes siempre han tenido un poder considerable, y donde Uribe ha sido un presidente más fuerte de lo común, el choque entre los dos ex aliados puede destruir la nueva imagen de Colombia, que ha ayudado al país a convertirse en uno de los mayores receptores de inversiones extranjeras de la región.
aoppenheimer@elnuevoherald.com
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