sábado, 12 de mayo de 2012

MARÍA TERESA BELANDRIA, LOS MALAGRADECIDOS DEL ALBA.

Los días 03 y 04 de mayo, se reunieron en Surinam los miembros del CARICOM, a saber, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Sant Kitts and Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago, este organismo sirve de plataforma para la articulación de las políticas de estos pequeños estados enclavados entre el Atlántico, el mar Caribe y el Golfo de México.

En la reunión se produjo una declaración que contó con el voto favorable de todos los integrantes, en la que consideraron lamentable la objeción presentada en la Comisión de Límites de Plataforma Continental de la ONU por Venezuela contra la pretensión de la República Cooperativa de Guyana para extender su plataforma continental de 200 a 350 millas náuticas, desconociendo la controversia territorial, señalándonos que el Laudo si delimitó las fronteras, desconociendo el derecho interno que en los artículos 10 y 11 de la Constitución de la República Bolivariana reafirma la nulidad del laudo arbitral, es decir, dándonos lecciones de historia y geografía.

Bueno es recordar que, varios miembros de CARICOM son también beneficiarios de Petrocaribe y de la ALBA, recordémoslos: Dominica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucia, Antigua y Barbuda, sin embargo, decidieron respaldar la posición de Guyana en detrimento de Venezuela.

Olvidan los caribeños que el mar sigue a la tierra y que hasta tanto no se delimite el territorio, no puede Guyana ni otorgar concesiones, ni extender su plataforma ni cercenarle a nuestro país el legítimo derecho a resolver la disputa bilateralmente a través de los buenos oficios y en tanto abstenerse de impedir la salida hacia la fachada atlántica conforme al Acuerdo de Ginebra, que fue convenientemente omitido en su declaración.

Ahora bien, no puede acusarse a los caribeños de mantener posiciones ambiguas, todo lo contrario, son consistentes, han apoyado a Gran Bretaña contra Argentina en la disputa por la soberanía de las Malvinas guardando prudentes silencios o mirando para otro lado cuando se les exige algún pronunciamiento como en la reciente Cumbre de las Américas. Igualmente, han apoyado a Guyana usando como base el principio de integridad territorial, pero esta vez fueron más lejos al validar el laudo arbitral de 1899 como elemento definitorio de los límites entre las dos naciones.

La declaratoria por tanto no debería sorprendernos, las naciones de tierra firme no entienden ni las realidades ni las necesidades de los caribeños y sólo les toman en cuenta por los votos que representan en la Organización de Estados Americanos o en la Organización de las Naciones Unidas y hagan lo que hagan por ganarse el favor, la anuencia, la complacencia e incluso la sumisión de estas pequeñas naciones, todas las iniciativas se estrellan contra su juego cerrado, en bloque y abonando para su causa.

En este orden de ideas, quien debería estar revaluando la alianza es la Cancillería venezolana que tendiéndoles alfombra roja-literalmente- ha omitido elementos esenciales en el manejo de la diplomacia petrolera que aplica y práctica a través de Petrocaribe y la ALBA.

El primer elemento es, olvidarse de la delimitación de las áreas marinas y submarinas pendientes con Dominica, Santa Lucia, Granada, San Vicente, San Cristóbal y Nieves y Monserrat por la Isla de Aves y donde los caribeños (tres de ellos Albistas) han elevado una petición ante la Comisión de Límites de Plataforma Continental que busca posicionar la condición de islote no generador de mar territorial ni plataforma continental, apunta al desconocimiento de la soberanía de Venezuela y de los Tratados de Delimitación válidamente suscritos por nuestro país con República Dominicana (1979) y Estados Unidos-Puerto Rico (1978).

El segundo, es enviar mensajes contradictorios a las naciones del Caribe en los que daba a entender que ni la delimitación pendiente por Isla de Aves ni la resolución de la controversia con Guyana seguirían el curso legal ya que en aras de la hermandad de los pueblos el gobierno de Venezuela no objetaría las peticiones en la ONU.

Y por último, no advertir la pérdida de la influencia de Venezuela en el contexto regional y caribeño, no por falta de fondos para seguir financiando la diplomacia alterna, absorbiendo las perdidas por las subvenciones y subsidios a los barriles de petróleo para ayudar a los “hermanos del Caribe” sino por la emergencia de otros actores que mueven el tablero, reacomodan sus intereses y plantan cara a los barriles con bienes, servicios, seguridad jurídica y protección de inversiones.

Sin duda que, los miembros de la ALBA han salido respondones y andan de su cuenta ante la ausencia del líder, Evo Morales fue a Cartagena rompiendo el boicot y lideró la Cumbre Social, los caribeños y ahora Dominica, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucia, Antigua y Barbuda, le arriman una vez más el hombro a Guyana mirando con desprecio hacia su benefactor.

En los pasillos de la Casa Amarilla no se acusa recibo de estas estocadas, contrarias a la sumisión esperada después de tanta dádiva, total, el Canciller que despacha más tiempo en la Habana que en Caracas olvida que los intereses del estado ni se posponen, ni se negocian. Por ello entre vuelo y vuelo una frase vuelve insistentemente a su cabeza “justo cuando más los necesitamos, nos dan la espalda”. Malagradecidos.
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