Lo
que sorprende no es la continua caída de la imagen favorable de Juan Manuel
Santos. Lo que sorprende es que algunos no sepan por qué la gente está cada vez
más descontenta.
HACE 20 AÑOS SANTOS Y FIDEL |
Mientras
algunos medios capitalinos no ocultaban su desazón por la caída en la imagen
favorable del presidente Juan Manuel Santos, éste reaccionó ayer con anuncios
de impacto.
Desde
que comenzó este Gobierno, en cada medición decae su nivel de aceptación. ¿Por
eso, justo ahora, habrá “100 mil viviendas gratis” para “los más pobres”? Eso
sí, previo trámite de una ley ante el Congreso.
¿Se
podrá desvincular el movimiento del Gabinete, ayer, con los datos de la
encuesta “Colombia Opina”, de Semana y RCN, cuyos resultados le fueron bastante
adversos a Santos y a su Gobierno?
Es
visible una estrategia informativa donde aún no agotan la artillería para
mostrar a Santos como un estadista sin parangón en nuestra historia.
El
protagonismo del Presidente en publicaciones internacionales de la mayor
importancia, ha sido logrado de forma exitosa por su equipo de comunicaciones,
con ayuda inestimable de algún amigo extranjero.
Pero
así como han sido exitosos afuera, no lo han sido adentro. Y no solo porque no
hayan sido capaces de comunicar bien, sino porque no había -y el de ayer es un
anuncio- hechos tangibles qué mostrar.
La
gente diferencia perfectamente entre los eslóganes, los anuncios y las
realidades; y porque las ejecutorias -como lo dijo El Tiempo hace unos meses-
distan mucho de la retórica oficial.
A
Juan Luis Cebrián , de El País , de Madrid, el Presidente Santos le hace un
catálogo plagado de autosatisfacción, quejándose de que, sin embargo, nada de
eso le gusta al expresidente Álvaro Uribe.
Pero
es que no es sólo a Uribe. A buena parte de la población tampoco le gustan.
Disgusta
profundamente la declinación del liderazgo del Presidente de su condición
-esencial, irrenunciable- de comandante de las Fuerzas Armadas.
Disgusta
que, bajo el pretexto de conservar como sea las buenas relaciones con los
gobiernos vecinos, el Presidente, a pesar de estar enterado y documentado,
tolere el asilo de facto de los jefes guerrilleros en esos Estados.
Disgusta
que el Presidente y su Gobierno se empeñen en decir que la inseguridad no
existe, y que es simple asunto de percepción ciudadana.
Disgusta
que, ante una catástrofe natural por fenómenos de lluvia anunciados y
previstos, el Gobierno siga estancado, sin ejecutar las obras necesarias, y cada
tres meses se vean las mismas imágenes de damnificados y pueblos bajo ríos de
pantano.
Disgusta
que el Gobierno no haya podido poner orden en el sistema de salud, y que las
deficiencias de atención y la mala administración crezcan sin control.
Disgusta
que se anuncie al mundo, como una revolución sin precedentes, la Ley de
Víctimas y Restitución de Tierras, mientras a los reclamantes los asesinan con
la mayor facilidad, y lo de las tierras no haya pasado de concentraciones
convocadas con oportunismo político, y que generan estigmatización.
Preocupa
a la gente el desempleo y la falta de oportunidades, mientras el ministro del
ramo pasa completamente desapercibido -como buena parte de sus colegas-, salvo
en las páginas de vida social.
Preocupa
a la gente el regreso a los estilos presidenciales versallescos, tan proclives
al boato y a la frivolidad, muy celebrados por un sector de opinadores
capitalinos.
Si
alguien se pregunta por qué cae en picada la opinión favorable a Santos, dese
una vuelta por la Colombia que rodea a Bogotá. Tendrá respuestas claras y
evidentes.
Al
Presidente Santos le gusta compararse con grandes estadistas norteamericanos:
que si como Abraham Lincoln , incorporó adversarios a su Gobierno, para lograr
metas de interés nacional por sobre las diferencias; que si como Franklin D.
Roosevelt , será un “traidor a su clase”, por proteger los intereses de los más
necesitados, antes que atender los reclamos del llamado “establecimiento” al
cual pertenece.
Si
no endereza el curso de su Gobierno y pasa a la acción, terminará pareciéndose
no a uno de esos grandes referentes de liderazgo indiscutible, sino a uno más
de los que han pasado por el poder con más pena que gloria.
Fuente:
El Colombiano (Colombia)
www.elcolombiano.com/.../cual_es_la_imagen_de_santos/cual_es_la.
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