En el mito de la caverna, cuenta un filosofo que un día,
venturosa y desventurado a la vez, uno de los presos se libera de sus cadenas y
sale para descubrir con asombro la riqueza, la maravilla, del mundo. Aquí
estalla la tragedia, porque los prisioneros de la caverna no sólo no le creen a
su compañero exultante, sino que, alarmados por la escandalosa Revolución de la
Verdad que les propone, terminan matándolo.
La mente y las posibilidades en la política de la Gran
Venezuela, no cierra sus rutas con el pasado, puede construir caminos paralelos
sin destruir los existentes, lo bueno y excelente, es parte del gentilicio de
la Nación lo cual vale para el futuro. Salir de la rutina revolucionaria para
el chavismo es lento pero posible. Dar pasos pequeños mantiene la fe, la
esperanza y el cerebro en forma, sin temor a lo desconocido, deberán transitar
con facilidad ya que las garantías son infinitas.
Los ciudadanos de todas partes deben entender que hay
zonas de comodidad a los hábitos adquiridos y estrés como tensión en conocer
como aceptar los nuevos caminos que requiere el país ante la situación actual.
Como árboles que transportan la energía, entrenar la inteligencia, la valentía
y la decisión es como mover el interruptor de automático a manual. Tomando en
estos momentos decisiones y acciones que definan el deber ser de la Nación.
La imaginación será imprescindible si queremos
reinventar el futuro, en ello el norte se pinta bonito, tendremos un
facilitador que nos enrumbe con su ayuda, descartada la imagen del mesías, del
todopoderoso, del único en la Venezuela de todos. En estos tiempos estas
afirmaciones ya no caben, ya que, cuando así se implementaron vivimos,
absolutismo, segregación, odios, divisiones; cualidades que tristemente adornan
la realidad venezolana.
La obediencia ciega e incomprensible para todos, son
acciones mecánicas, es una caída a lo denso que podría fascinar, pero que no
promueve la libertad y la alegría. Es dejarse arrastrar, sin ofrecer
resistencia alguna, por una fuerza bruta que acompañada por la imposición busca
una siembra de lealtades absurdas y condiciona la voluntad personal ante otras
sucumbidas en la perversidad de sus propios intereses.
Al chavismo y al que no le es; la observación atenta a los detalles, la
comprensión del significado, producen la tensión necesaria y creativa entre lo
que sucede y quien la contempla, toma conciencia de su propio ser a ver la
sumatoria de detalles que generan con ellos, nombres y apellidos. Favorables o
no, logran hacer entender que algo no funciona bien, hay algo oculto que no
permite descifrar el velo con “el deber ser” de las acciones de gobierno y de
vida.
Finalmente cuanto más capacitado se esté para el
cambio más humano se será, el hombre es un ser para evolucionar, lo cual no
debe inquietar a los ciudadanos lo que tienen que mostrar estas realidades del
siglo XXI. El progreso es inquietante, si, pero las garantías y la gracia de
asumirlo nos lo da la Constitución, la justicia nacional e internacional, que
son determinantes. Vivimos épocas diferentes, es por ello que el reto está ya
planteado en la Venezuela de lo Posible
joseponschene@hotmail.com
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