Mañana 4 de abril, hace diez años, sucedió un hecho inédito cuando
trabajadores de Pdvsa, incluyendo presidentes de filiales, directores y
gerentes convocamos un paro para impedir la politización de la petrolera
estatal. Previamente se hicieron esfuerzos
para evitar la confrontación, pero el plan preconcebido del teniente
coronel de tomar a Pdvsa para ponerla al servicio de su “revolución” cerró las
puertas y el conflicto se desató con tal
dinamismo que culminó con la renuncia de su maquinador.
El día 3 de abril los trabajadores nos reunimos en asamblea para discutir
la intransigencia de la directiva
mayoritariamente roja de Pdvsa, referente
a lo que planteamos el 25 de febrero en
el documento “Salvaguardemos a
Pdvsa”. En dicha asamblea nos enteramos de que la directiva había jubilado compulsivamente al gerente de Asuntos Públicos Armando Izquierdo
y a Oscar Murillo, Consultor Jurídico,
para designar a personas afectas al régimen.
Sin embargo, acordamos dar un compás de espera hasta el día 9, para
atender el plazo solicitado por el
entonces diputado Luís Salas.
El día 4 de abril, la directiva de Pdvsa anunció que separaba de sus
cargos y los asignaba provisionalmente a las órdenes de la presidencia a Edgar
Paredes, Andrés Riera, Rogelio Lozada, Edgar Rasquin y a Gabriel García, quienes
ocupaban los cargos de Director Ejecutivo de
Refinación y Comercio,
Director-Gerente de Refinación, Gerente de la refinería de El Palito,
Gerente del Centro de Refinación de Paraguaná y Sub-gerente de la refinería de
Puerto La Cruz, respectivamente. Ese
mismo día, nuestra Asamblea de
Trabajadores anunció la suspensión colectiva de labores en todo el país, la
cual solo sería levantada si se revertían las destituciones.
El día 7 el teniente coronel me despidió por TV con un pito; también a Horacio Medina, Juan Fernández, Edgar
Quijano, Carmen E. Hernández, Gonzalo Feijoo y Alfredo Gómez y Pdvsa obligó a
jubilarse a doce ejecutivos. El 9 de
abril, se sumaron a la huelga la Confederación Nacional de Trabajadores y
Fedecámaras, por lo cual estamos en
deuda con sus presidentes Carlos Ortega y
Pedro Carmona. En solidaridad con los petroleros, el día 11 se realizó
la más grande marcha conocida hasta entonces en Venezuela; ocurrió la masacre
en la avenida Baralt y alrededores y como consecuencia se produjo la renuncia
de Chávez. Hoy, pocos hacen mención a ese inédito paro, convocado para hacer respetar la
meritocracia y que Pdvsa siguiera funcionando como una empresa comercial con
responsabilidad social, sin interferencia de la política partidista. Tiempo
después el teniente coronel lenguatón
reconoció que él había provocado la crisis. En próximo artículo nos referiremos
a los sucesos del 11 de abril.
Como en botica: La Academia Nacional de Ingeniería y el Hábitat y la
Sociedad Venezolana de Ingenieros Petroleros denunciaron el profundo deterioro de Pdvsa. Los rojos siguen arremetiendo contra la UCV y
Globovisión ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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