lunes, 30 de abril de 2012

ALBERTO JIMÉNEZ URE [*], ALTERACIÓN DE LOS SENTIDOS MEDIANTE EL SITUADO

La Humanidad es un santuario bajo el incesante asedio de políticos enfermos de codicia, mercaderes de la muerte, apropiadores de riquezas ajenas y engendros armados que siempre están (por ilícita paga u honores) listos para oprimir a sus semejantes: empero, la Naturaleza, que no admite recusaciones ni súplicas, siempre tendrá la última palabra con las inclemencias que nos depara

Pese a mi condición de ciudadano de un país subdesarrollado, una de las perversidades de gobierno que jamás sospeché experimentaría ha sido la alteración de los sentidos de toda una Nación mediante la inescrupulosa y anti ética manipulación del Situado Constitucional.

En extremo, es doloroso mirar y escuchar a un ¿dignatario? amenazar con obstaculizar el envío de recursos financieros a ciertas regiones del País que infaustamente gobierna: y sólo porque la mayoría de sus pobladores, humildese indefensos, se habría rehusado adherirse a su proyecto personal (de corte tiránico) u ovacionarlo porque los lastimaba con sus constantes discursos del desquicio.

Esa conducta, violatoria de los Derechos Humanos e insólita en cualquier Primer Magistrado durante lo que yo defino Pre y Post Moderna Era, suscita lo que se conoce como una Alteración Colectiva de los Sentidos: comparable a la que sienten los jóvenes bajo los efectos de la Cannabis, el Peyote u otras drogas alucinógenas en los conciertos de mass media: donde cualquier cosa puede suceder, desde suicidios en grupo, orgías, riñas tipo motín, acciones de la piromanía, saqueos o crímenes purga pasiones.

Cuando la Instigación al Suicidio, Conducción a la Locura o Negligencia Criminal, entre otros delitos, proceden del Funcionariado Mayor de Gobierno, no resta a los habitantes algo distinto que la denuncia internacional. Para la corrección de tan aborrecibles asuntos, ya existen tribunales penales universales.

Es, realmente, insostenible que personas electas para gobernar con la promesa de acatar y hacer cumplir la Constitución y Leyes que rigen a determinada Nación degeneren: en infractores de los más elevados Principios y Preceptos de la Humanidad, que es un Santuario ensuciado por sus falsos feligreses. Esos descarados no pueden espetarnos con ningún pretexto. A los cuales evoco, desde la mía vejada Patria, el Título Primero (específicamente el Art. 2) de nuestra Constitución:

"Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho, y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los Derechos Humanos, la ética y el pluralismo ideológico" (Caracas, 1999).

No podrá admitirse, nunca, que los que cometen desacato convoquen concilios de supuestos «sabios jueces» para que diserten respecto a la «inconstitucionalidad» o «legalidad» de actos indiscutiblemente delictivos.

Todo gobernante que persiga, hostigue, criminalice, excluya, segregue o extermine a quienes se resistan a convertirse en militantes de sus creencias políticas es imputable. Es axiomático que, en todas las capitales o provincias de Estado, todos los ciudadanos somos iguales ante las leyes y debemos recibir los recursos necesarios para satisfacer nuestras necesidades fundamentales: Salud, Alimentación, Trabajo, Vivienda, Producción, Educación, Cultura, Recreación, Deportes, Protección y Justicia.

[*] jimenezure@hotmail.com 

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