CINISMO:
“Descaro en la defensa o práctica de cosas condenables./Impudencia,
desvergüenza, procacidad descarada.(...) CINICO: Dícese de la persona
que hace o dice las cosas con descaro, sin sentir vergüenza por ello”. "Cinismo político",
cultura de la desconfianza, la desafección política y el distanciamiento del
sistema político y sus valores fundamentales, desvergonzada burla hacia el
pueblo, es una utopía pensar en nuestro país en una esfera pública abierta, plural,
participativa y crítica.
El cinismo hoy es
usado como un arma política, aunque el cinismo no es una conducta política, es
una actitud éticamente reprochable que excede los límites del ejercicio
político, el cinismo está reñido con la ética política, el cínico ignora los
preceptos morales, se rige por el famoso principio maquiavélico “el fin
justifica los medios”. Cuando el cínico se vale de mentiras, difamaciones,
hipocresía, trapacerías jurídicas y de
un lenguaje escatológico, se reduce el derecho de los pueblos a simple
retórica, a gestos o símbolos vacíos de contenido, ello es una conducta
regresiva que trata de perpetuar la opresión en nombre de “ideales
libertarios”, el cínico opresor actúa movido por intereses particulares, no por principios, carece de
ética del bienestar colectivo y de la responsabilidad social, subvierte el
orden de los valores y la fidelidad a los principios de la colectividad, el
cínico no sirve al pueblo a través del poder, por el contrario, se sirve del
pueblo a través del poder.
El cínico y su cofrade palaciega son, en
realidad, traidores a la confianza pública, son transgresores del bien
colectivo, premian la injusticia y la impunidad, por ello estamos pagado caro
el precio del desgobierno, el pueblo no
puede ni debe aceptar la injusticia de los fuertes ni la de los débiles.
En fundamento pragmático de la ética
política constituye la mejor manera de ordenar la sociedad y que somos los
ciudadanos que creemos en la libertad y la democracia quienes tenemos la
obligación de poner límite al desgobierno; de la sociedad civil depende poner
freno al estancamiento económico, a la creciente desigualdad social, a la
acumulación de poder y a los bochornosos privilegios del cínico y sus
cortesanos, de lo contrario corremos el riesgo de crearnos un hábito que al
final derivaría en algo inhumano, aumento de la violación de los derechos
fundamentales, pérdida de las expectativas, recordemos que el cinismo y la falta de ética política
constituyen una adaptación regresiva de la sociedad, un retraso autoritario e
injusto, producto de la concentración de poder y de la implementación de un
orden social rígido y no me cabe duda alguna que el símbolo absolutista del mal
llamado “bolivarianismo” es un síntoma de regresión manifestado por el
mito del líder providencial.
La crisis moral, podríamos decir que
preanárquica, presenta dos situaciones
para un mismo final, o bien la intervención armada o el golpe socio-económico y
financiero, que, en definitiva, es el que generalmente sobrevive a la
destrucción de un estado. La crisis moral causada por el modelo bolivariano se
manifiesta en la destrucción del aparato productivo, en el desempleo, en la
destrucción familiar, en la emergencia sanitaria, en la pérdida de la identidad
nacional, en un negro futuro para nuestra juventud quienes no podrán acceder a
la educación por crecer en la desnutrición y la miseria, esa crisis moral nos
arrastra, irremediablemente, hacia la
cínica posición de “yo o el caos”, lo que no es otra cosa que el paradigma del
agotamiento político, hay que recordar que la crisis no encontrará solución en
caudillos inexistentes y mucho menos en salvapatrias providenciales, ni
siquiera en la “revolución bonita”, el Estado está secuestrado, sus
instituciones fundamentales bastardeadas y sometidas al capricho y las ordenes
del patrón de turno.
Debemos abocarnos a la reconstrucción de
nuestra élite dirigente rediseñando el régimen político para mejorar la
representatividad aumentando el peso de la sociedad civil en la toma de
decisiones, el país no puede seguir siendo prisionero de grupúsculos particulares que además de
secuestrar toda la red pública, impiden avanzar en la transformación económica,
institucional y social, pareciera una tarea titánica, pero no lo es, si tomamos en cuenta que somos más y tenemos
la fuerza necesaria para sacar al país de la parálisis en que se encuentra, por
ello, con una estrategia adecuada dirigida a lo concreto e inmediato, es
posible salir de la pesadilla que nos agobia, fuerza y más fuerza en favor del
referendo revocatorio. “La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa
raída y de los muebles destartalados, pero más debía ruborizarse de las ideas
nocivas y de las filosofías desgastadas.” Albert Einstein.
fernandofacchin@hotmail.com
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