domingo, 18 de marzo de 2012

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PIDO LA PALABRA / VALORES SOCIALISTAS

¿Valores socialistas?
Cuando se concibe la cultura política como parte estructural de la dinámica social, resulta imposible escapar del papel de los valores y sus implicaciones. Pero no de valores asociados con ideologías políticas que, por circunstanciales, resultan frívolas o contrarias con el devenir histórico. Los valores deben entenderse como necesidades humanas que representan ideales, sueños y aspiraciones de excelsa monta.
¿Desde cuándo el amor es el valor que soporta y le da sentido a la causa socialista con la destemplada excusa que es el objetivo primordial del socialismo? Sobre todo, luego de comprender que “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”, tal como lo afirmó el estadista y quien fuera primer ministro británico, Sir. Winston Leonard Spencer Churchill.
Cuando se concibe la cultura política como parte estructural de la dinámica social, resulta imposible escapar del papel de los valores y sus implicaciones. Pero no de valores asociados con ideologías políticas que, por circunstanciales, resultan frívolas o contrarias con el devenir histórico. Los valores deben entenderse como necesidades humanas que representan ideales, sueños y aspiraciones de excelsa monta. Su importancia es independiente de las casualidades, oportunidades u ocurrencias. De ahí que su comprensión es compleja pues son principios que permiten orientar el comportamiento individual o colectivo en función de propósitos loables y constructivos.
Es así como los sujetos políticos que se plantean intervenir en la vida política, se orientan por actitudes ante las cuales los valores juegan un papel fundamental. Particularmente, los valores morales. O sea, aquellos que exaltan la tolerancia, la participación, la pluralidad, el respeto, la humildad, la paz, la libertad, la solidaridad, la justicia, la honestidad y la equidad, especialmente. Por eso los valores condicionan la proyección integral de los sujetos hacia el sistema político constituyendo un componente de su cultura política.
Esto lleva a pensar los valores como razones que ostentan trazos de una realidad fraguada en el ámbito de relaciones sociales alineadas con excelsas necesidades y sublimes intereses. Pero de ahí al hecho de aludir a valores “socialistas”, tal como lo pretende la propaganda gubernamental, la diferencia más que descomunal, es absurda e incongruente. Sobre todo, si tan infundada perorata invoca valores como “la construcción y defensa del socialismo y la propiedad social de los medios de producción”. Parece no saber que los verdaderos valores dan significado a la vida del hombre. Opuesto a lo que los actuales gobernantes presumen con su desviada retórica, los valores morales animan a crecer con dignidad por cuanto perfeccionan a la persona estimulándola a vivir en armonía, haciéndola más humana y con aprecio por una mejor calidad de vida.
Vale entonces preguntarse, ¿hasta dónde los valores dependen de pautas ideológico-políticas que delimiten la moralidad y ética social como garantes del bien común? Su respuesta pudiera quedar atrapada en el entramado de una sociedad que pareciera resignada ante los presentes dictámenes de autoritarismo y arbitrariedad pues como explica Francisco Ángel Real, “vivimos en una sociedad neurótica, que propicia creencias equivocadas, que promueve valores falsos y que tiene mal establecidas sus prioridades”. (Aut. cit.; El Esclavo. Programación Mental Positiva; 1ª. ed. México. 2005)
Cuando se escucha o en algún anuncio puede leerse que los planes y proyectos gubernamentales responden a “valores socialistas”, no puede pensarse en algo distinto que en un adefesio. Particularmente, por las demostraciones de irrespeto, intolerancia y desavenencia que el propio gobierno ha desplegado en el curso de toda su gestión. Particularmente, de cara a las elecciones presidenciales. No se da cuenta que cada argucia asesta a la sociedad un golpe que descuadra todo el pronunciamiento constitucional del ordenamiento jurídico establecido.
Tal es la desfachatez del régimen, que sigue sin entender que la política es una expresión de ética pública y de moral ciudadana. Entonces, si hay obstrucción para actuar en consonancia con el bien social y las virtudes más admirables del hombre, ¿por qué insisten en engañar aludiendo falsas pretensiones mediante sus mentados valores socialistas?
VENTANA DE PAPEL
GOLPE DE ESTADO AL DEPORTE
Primeramente fue una Ley Orgánica del Deporte, Actividad Física y Educación Física cuyo contenido no satisfizo las expectativas de una comunidad deportiva cuyas aspiraciones se vieron frustradas del planteamiento inicial. Ahora es el respectivo Reglamento cuya estructuración constituye un madrugonazo pues la forma como fue redactado, desconoce necesidades inminentes que dan al traste razones acordadas entre representantes de gremios, organizaciones no gubernamentales y dirigentes deportivos con funcionarios del Ministerio del Deporte y del Instituto Nacional del Deporte. Hay quienes aseguran que la norma referida va contra el deporte lo cual evidencia desavenencias “a la vuelta de la esquina”.
El resultado es un reglamento incompleto que además fue elaborado de manera unilateral. Lo que había sido descartado durante la preparación del texto de la Ley, fue incorporado como parte del reglamento. Con esto, el gobierno emuló el ejemplo de la Reforma Constitucional cuando luego de ser barrida por el voto popular en Diciembre 2007, comenzó a reflejarse a través de leyes aprobadas por el poder habilitante ejercido por el presidente Chávez.
No hay duda de que el reglamento busca ejercer el control de la vida deportiva venezolana. La cantidad de requisitos que se solicitará a través del novel Registro Nacional del Deporte, tenderá a asfixiar las libertades y autonomía de las ligas profesionales y por extensión, a la masificación del deporte. Con esto de centralizar el manejo del sector privado deportivo mediante el sancionado reglamento, se le asestó un duro golpe de Estado al deporte nacional, regional y local.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
Quien fuera primer rector de la UPEL, el distinguido educador Antonio Luís Cárdenas Colménter, pone a muchos a pensar cuando a través de la Internet invita a una sesuda reflexión con el auxilio de algunas interrogantes. Así pregunta lo siguiente: ¿Qué hubiera sucedido si en 1993 no hubiera sido destituido el presidente Carlos Andrés Pérez? ¿Cuál sería el futuro de Venezuela si el actual presidente en vez de regalar nuestras divisas producto de los extraordinarios precios del petróleo, o de malgastarlas en chatarra militar para pomposos desfiles militares, los invirtiera en el desarrollo de la ciencia y la tecnología?
¿Cuál sería nuestro futuro si esas divisas se hubieran utilizado para que toda la población tuviese una educación de calidad y un buen sistema de salud y seguridad social? ¿Cuál sería el futuro si en vez de atacar a las mejores universidades, se les hubiera dado el presupuesto necesario para su desarrollo y el bienestar de su personal y de sus estudiantes?¿Qué pasaría si se invirtiera parte de esos recursos en la formación de emprendedores y se les facilitara el financiamiento para sus empresas? ¿Qué hubiera pasado si en vez de convertir a Venezuela en un país importador de casi todo lo que necesitamos para la subsistencia, fuésemos exportadores de los excedentes de lo que produjéramos?
¿Cuál sería nuestra situación si el gobierno actual respetara la propiedad privada como lo ordena la Constitución? ¿Cuál sería nuestro futuro si todos fuésemos iguales ante la ley y respetáramos y cumpliéramos lo que manda la Constitución? ¿Cuál sería nuestro futuro si los poderes públicos estuvieran constituidos por personas íntegras capaces de actuar con plena autonomía y absoluta justicia? ¿Cuál sería nuestro futuro si tuviésemos como presidentes a verdaderos estadistas que no se limitaran al presente sino que fueran capaces de mirar hacia un futuro lejano? En fin, ¿Cuándo pensaremos en Venezuela y no solo en nosotros? ¿Cómo nos juzgarán las futuras generaciones?
REVOLUCIÓN MATA MERCADO
El modo como este gobierno arbitrario viene manejando la economía con el apoyo de leyes tan obtusas como la que regula el libre mercado y la competitividad que a ello se asocia, es de lo último. Y no porque de esa manera está atacándose las fuentes del capitalismo. El problema es de concepción lo que hace peor aún la funcionalidad de una sociedad que entrado el siglo XXI, viva confinada en sus libertades y derechos fundamentales. La mal llamada Ley de Costos y Precios Justos. El primer efecto no será la escasez, sino el establecimiento de un mercado primitivo en el que sólo se conseguirá lo básico y que consistirá en productos de infame calidad.
Todo ello, gracias al pensamiento ideológico del ortodoxo socialismo pues busca que no haya excelencia ni variedad. Y no habrá de otra ya que el diseño de la política pública sigue siendo primitivo y colmado de restricciones. Por ejemplo, en el sector de alimentos antes había 7 marcas distintas por cada producto. ¿Y qué decir del importante sector de productos de cuidado personal y limpieza del hogar? Ahora con dificultad se consigue una o dos. Aunque la demanda de estos productos pueda subir por la reducción de los precios, el mercado fenecerá en su mejor sentido pues desmejorará la calidad de la oferta de bienes. No hay duda de que de continuar tales exabruptos, el país vivirá un retroceso acelerado de su anhelado desarrollo. Ya se sabía que revolución mata mercado.
amonagas@cantv.net
@ajmonagas

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