jueves, 1 de marzo de 2012

ANDRÉS OPPENHEIMER: SE ENSANCHA LA BRECHA TECNOLÓGICA

Los presidentes latinoamericanos deberían prestar atención a las últimas estadísticas mundiales de innovación tecnológica: revelan que, pese al progreso realizado por varios países de la región, la brecha entre los países asiáticos y los latinoamericanos sigue ensanchándose.


Las nuevas cifras de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos muestran que los países asiáticos aumentaron el número de patentes registradas en un 73% en los últimos 10 años, mientras que los países latinoamericanos lo hicieron tan sólo en un 34 por ciento. En números totales, el abismo es escalofriante: en 2011, los países asiáticos registraron un total de 76.000 patentes de nuevos productos en los Estados Unidos, mientras que todos los países latinoamericanos juntos registraron solamente 500.

Corea del Sur, un país que hace cinco décadas era más pobre que prácticamente todos los países latinoamericanos, registró 13.000 patentes el año pasado, comparado con sólo 230 de Brasil, 115 de México y 50 de la Argentina, según la Oficina de Patentes y Marcas. Estados Unidos encabezó la lista, con más de 120.000 patentes.

Estas cifras son consideradas un indicador clave, porque suelen coincidir con las tendencias de patentes extranjeras en Europa, Japón y los demás mercados más grandes del mundo. "Las diferencias son abismales", me dijo Gustavo Crespi, un especialista en tecnología e innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). "América latina está avanzando, pero los países asiáticos se están moviendo mucho más rápido que nosotros."

Afortunadamente, algunos países latinoamericanos se están poniendo las pilas. Brasil, la Argentina y Chile aumentaron recientemente sus inversiones en investigación y desarrollo, y están ofreciendo cada vez más apoyo público a sus científicos.

Los expertos afirman que hay cinco razones principales por las que los países asiáticos están avanzando más rápido, lo que hace que sus economías crezcan más y sus tasas de pobreza se reduzcan con mayor celeridad. Primero, los países asiáticos invierten más en investigación y desarrollo de nuevos productos. Mientras que Japón y Corea del Sur gastan alrededor del 3,5% de su producto bruto interno (PBI) en investigación y desarrollo, Brasil gasta el 1,2%; la Argentina, el 0,6%; México, el 0,4%, y la mayoría de los demás países de la región menos, según el BID.

En segundo lugar, en Asia la mayor parte de la investigación y el desarrollo está en manos de empresas privadas, mientras que en América latina gran parte de esa actividad está a cargo del Estado. Mientras que el 75% de la investigación y el desarrollo en China procede de las empresas privadas, en Brasil sólo lo hace el 45 por ciento. Eso es importante, porque las empresas privadas están más cerca del mercado e inventan productos más comercializables.

En tercer lugar, las universidades asiáticas están produciendo más ingenieros y científicos, mientras que las universidades latinoamericanas producen mayormente graduados en ciencias sociales y humanidades. La última vez que hice la cuenta, la gigantesca Universidad de Buenos Aires tenía el triple de estudiantes de psicología que de ingeniería. Corea del Sur tiene unos 10 investigadores científicos por cada 1000 trabajadores, mientras que la Argentina tiene un promedio de 2,2 investigadores por cada 1000 trabajadores, Chile tiene 2 y Brasil tiene 1,1, según el BID.

En cuarto término, los países asiáticos ofrecen más incentivos para que las empresas inviertan en investigación y desarrollo, y más recompensas para los investigadores que patentan invenciones. "Necesitamos un sistema que recompense a los investigadores no sólo cuando publican algo, sino también cuando registran una patente", dice Mario Cimoli, director de la división tecnología de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe de las Naciones Unidas.

En quinto lugar, las universidades asiáticas están más internacionalizadas que las latinoamericanas. Países como China y Corea del Sur tienen más programas de titulación binacionales, más profesores visitantes y más graduados en las mejores universidades del Primer Mundo.

Mi opinión: la razón de fondo por la que los países asiáticos están avanzando más rápido es que sus sociedades tienen una obsesión con la educación (Comentario: Cuando aiáticos van al exterior a aprender inglés, mayoritariamente ya lo leen y hablan. Su meta es perfeccionar y hablarlo como un occidental)   que todavía no es palpable en la mayoría de los países latinoamericanos. Los estudiantes asiáticos pasan más tiempo en la escuela -el año escolar de Japón tiene 243 días, mientras que en muchos países latinoamericanos no llega a los 160 días-, los gobiernos asiáticos están más obsesionados con producir científicos e ingenieros, y los padres asiáticos son más exigentes con las tareas de sus hijos en matemática y ciencias.
Algunos países latinoamericanos, como Brasil, se están empezando a mover en la dirección correcta. Pero las cifras de la Oficina de Patentes de Estados Unidos revelan que hay que avanzar más rápido, porque la brecha con los países desarrollados y con las naciones emergentes de Asia sigue creciendo.

 © La Nacion

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