martes, 14 de febrero de 2012

VÍCTOR RODRÍGUEZ CEDEÑO: ELECCIONES AUTÉNTICAS

Distinto a lo ocurrido en el sector oficialista, en donde Hugo Chávez actuando como "cogollo unipersonal" se autodesignó candidato a la Presidencia y nominó unilateral e inconsultamente a los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela a gobernadores y alcaldes, la oposición democrática escogió los suyos mediante "elecciones auténticas", es decir, elecciones honestas, libres y transparentes, pero, sobre todo, alegres, a pesar de las amenazas de un régimen que "tiembla de pavor" ante la unidad y la esperanza de quienes exigen y han decidido cambiar el rumbo del país.
El domingo pasado quedó demostrado que la oposición constituye una alternativa válida de poder. Pero eso no es suficiente para cantar victoria.
Un grupo importante de venezolanos, desanimados por un escepticismo justificado, por una seria desconfianza en el ente electoral, no respondió al llamado de la Mesa de la Unidad Democrática. Dudas surgen alrededor de esto.
Algunos de ellos creen erróneamente que existe en un sector de la oposición una suerte de relación "colaboracionista" para "pactar" con el régimen y ganar algunas parcelas de poder.
Lo cierto es que la mayoría de los venezolanos no creemos en la imparcialidad del ente electoral. Por el contrario creemos firmemente y con fundadas razones que el Consejo Nacional Electoral actúa como un verdadero ministerio electoral, sometido a los dictámenes del Ejecutivo. Esa mayoría considera que estamos ante un proceso fraudulento.
La "verdadera democracia" se funda en las elecciones; pero no en "simples eventos comiciales", es decir, en procesos arreglados usualmente por los regímenes totalitarios que les utilizan para legitimarse en el poder. Mugabe, Lukashenko, Gadafi, Assad, los Castro, Ortega, son ejemplos claros de estas prácticas. Hablamos de "auténticas elecciones", es decir, de procesos libres, honestos y transparentes.
La oposición tiene ahora a Henrique Capriles Radonski como su candidato. Su elección les impone obligaciones a unos y a otros. A Capriles hacia el electorado y al pueblo hacia el candidato. Le corresponde ahora a Capriles liderar y conducir el camino hacia el triunfo, atendiendo el sentir de los electores. La única forma de garantizar el triunfo el 7 de octubre es a través de unas "elecciones auténticas", es decir, libres, honestas y transparentes. Por su parte, el pueblo debe acompañar a su candidato en forma unida hasta el 7 de octubre y después.
El candidato y todos los venezolanos deberán exigir al ente electoral un proceso comicial justo y equilibrado, sin ventajismo oficial; pero, sobre todo, un profundo escrutinio del sistema electoral, en particular, del Registro Electoral que ha sufrido curiosamente un aumento desproporcionado, divorciado de las realidades, lo que hace suponer la creación fraudulenta de miles de "electores virtuales" o "fantasmas" que, evidentemente, ya se han expresado en favor del candidato oficialista.
Una "auténtica elección" supone igualdad de condiciones.
El uso grosero y sin controles de las instituciones y de los medios del Estado, así como de sus recursos, son conductas con rasgos claros de delito electoral. El CNE, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y la Fiscalía tienen la obligación de velar por el buen desarrollo de las elecciones y atacar los delitos electorales, lo que evidentemente no es posible dada su sumisión al Ejecutivo y al partido oficialista. No hay, en efecto, ningún control sobre la cayapa oficialista que se traduce en un ventajismo y una discriminación sin precedentes.
Estamos en camino hacia al cambio, pero ello no será posible si nos rendimos ante el juego del ente electoral y se aceptan sus misterios e interpretaciones engañosas. Los venezolanos que nos oponemos al régimen chavista debemos rechazar con firmeza la dictadura que impone este órgano, al actuar en contra de las normas e impedir su escrutinio.
Es el momento de iniciar esta segunda fase de la lucha por la restauración de la democracia.
No se trata de un problema exclusivo de los venezolanos. Es del interés de todos. La comunidad internacional debe estar alerta. La Organización de Estados Americanos, las organizaciones no gubernamentales, las Naciones Unidas y los gobiernos y las personalidades democráticas del mundo deben apoyar a la oposición democrática venezolana en su lucha por unas "elecciones auténticas". No se trata de injerencia indebida en nuestros asuntos internos. Se trata, más bien, de un "apoyo preventivo" que evitará situaciones posteriores que a nadie convienen.
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