lunes, 13 de febrero de 2012

ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA: LA ERA ESTÁ PARIENDO UN CORAZÓN

            Hechos de tanta trascendencia histórica como los ocurridos ayer – el comienzo de una auténtica, de una verdadera revolución democrática – requieren de tiempo para ser madurados, analizados, comprendidos. Pero deben ser asumidos de inmediato para iniciar el estudio de los mismos. Para darle un nombre no se me ocurre otro que el título de una hermosa canción del trovador Silvio Rodríguez: la era está pariendo un corazón. Venezuela, a partir de este 12 de febrero, ingresó a un nuevo ciclo político de su historia democrática.
            Ayer, para algunos de manera absolutamente sorpresiva, para otros perfectamente previsibles – y es mi caso – Venezuela sacó a relucir su garra profundamente democrática, participativa, capaz de grandes acciones. Si no la más alta en la historia de los procesos de Primarias en América Latina y Occidente, la cifra de 3 millones de electores supera los cálculos más optimistas. Vista en proporción a la cantidad total de inscritos en el registro electoral y descontada la cifra de abstención registrada en nuestro último proceso electoral, ayer participó casi el 30% del universo electoral activo del país. Una cifra jamás alcanzada en procesos semejantes en Europa y América Latina. Muchísimo menos en los Estados Unidos. Lo cual demuestra una inmensa capacidad de movilización de las fuerzas opositoras que llevaron más del 50% de sus fuerzas a la participación directa. Lo cual lleva a presumir que la victoria final está a las puertas.
            Es la gran, la inmensa sorpresa que nos deja la maravillosa jornada de ayer. La segunda gran sorpresa fue, indudablemente, la arrolladora victoria de Henrique Capriles, que más que duplicó a su contendor más inmediato, Pablo Pérez. Un hecho que ni uno ni otro habrán esperado. Y que demuestra algunos aspectos cruciales del momento político que vivimos y el proceso que se abre a partir de este 12 de febrero. En primer lugar, la extraordinaria conexión lograda por el joven gobernador de Miranda con los electores y particularmente con los jóvenes, protagonistas estelares de la jornada de ayer. Arranca nuestro candidato con un respaldo descomunal, lo que despeja cualquier duda sobre su legitimidad. Respaldo que, estamos seguros, se acrecentará exponencialmente en el curso de la campaña, generando el tsunami que barrerá con las actuales autoridades nacionales.
            La tercera gran sorpresa es el agotamiento, por no hablar de eclipse de las llamadas “maquinarias” de los partidos tradicionales. UNT, AD y COPEI se mostraron  incapaces de cumplir con los montos de votos asegurados por sus militancias. Y lo que es más grave, su desconexión con el sentimiento nacional. Cometieron dos errores de cálculo en que basaron su confianza: subestimaron el deseo de participación de la voluntad opositora, menospreciaron el volumen del voto independiente y sobrestimaron la capacidad de su movilización partidista. Un error en el análisis de la voluntad nacional y en la capacidad de sus propias fuerzas. Sería recomendable, en bien de ellos – piezas esenciales del ajedrez político nacional -, que se sometieran a un proceso de revisión autocrítica y asumieran la necesaria renovación de sus propuestas e ideologías. Deben abrirse a las corrientes renovadoras de los nuevos tiempos, abandonar sus taras conservadoras y asumir con valentía el cuestionamiento de sus máximas autoridades. Así, constituyen más un lastre que un carburante a la campaña que se inicia con tan promisorios augurios. No deja de ser un hecho interesante constatar que un partido nuevo como Primero Justicia arrasó con los tres partidos históricos. Es un hecho de capital importancia que debe ser analizado y asumido.
            Finalmente, el valor, la lucidez y el coraje de los candidatos ajenos al establecimiento no se vieron recompensados con el respaldo electoral que hubieran merecido. La sociedad venezolana, a ese respecto, mostró ser más precavida, por no decir conservadora, de lo que hubiera sido recomendable. El aporte que la juventud, la lucidez y la experiencia  de María Corina Machado, Diego Arria y Pablo Medina demostraron a lo largo de esta pre campaña será fundamental para blindar en todo el espectro de los anhelos nacionales la larga marcha al 7 de octubre. Que no será un paseo por un jardín de rosas, sino una lucha contra un enemigo todopoderoso, capaz de todos los extremos por mantenerse en el Poder. Pues en ello le va la vida. Luchadores probados y valerosos como Machado, Arria y Medina pueden ser arietes temibles.
            Quedan pendientes compromisos cruciales que ya ayer se hicieron notar: la presencia de todos los precandidatos y de Antonio Ledezma en la tarima de nuestro candidato presidencial Henrique Capriles augura una férrea unidad nacional. El extraordinario discurso de Pablo Pérez, un zuliano de gran nobleza y generosidad, deja ver el deseo de aunar fuerzas y empujar el carro de la victoria hasta lograr el ansiado éxito. En suma: una jornada completa, plenamente satisfactoria, que anuncia a los cuatro vientos lo que ya es una realidad indiscutible: la era está pariendo un corazón.

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