No dudamos en proyectar un gobierno limitado en un país de propietarios que viva en bienestar y libertad en lucha frontal contra la pobreza.
Hablamos de una propuesta para prosperar produciendo y distribuyendo riqueza mediante un mercado libre y abierto para hacer de Venezuela una nación libre, rica, educada y sana.
Para poner a nuestro país en el Primer Mundo, entrando los venezolanos a la economía global del siglo XXI sin traumas, y aprovechando sus ventajas y oportunidades hay que reformar el Estado, el gobierno y la economía. Ello para tener seguridad y justicia expandiendo la economía, multiplicando la producción, los empleos, el ingreso real y el poder de compra. Una realidad que garantice educación de primera categoría para todos, medicinas y previsión social para que todos ganemos más y vivamos mejor
Proponemos acabar con la injustificada presencia estatal en lo que debe ser de carácter privado, limitando la atribución de excesivos poderes del gobierno que produce burocracia, papeleo y corrupción.
Reducir el creciente volumen del gasto estatal, los numerosos y elevados impuestos (injusticia contributiva), la inflación del dinero y consiguiente carestía - y el endeudamiento público.
El Estado debe centrarse en proporcionar seguridad para vidas y bienes. Aplicar una justicia imparcial, expedita y honesta, represiva y disuasiva para los autores de los crímenes, actuales o potenciales; pero resarcitoria y/o compensatoria para las víctimas. Desarrollar un programa de obras públicas.
Con un Estado fuerte pero limitado, y descentralizado o federal, la corrupción será reducida. Esta reforma y la siguiente nos darán una economía de alto rendimiento, con empleos e ingresos sólidos. Podremos participar en las privatizaciones de empresas estatales, que no serán para crear o acrecentar monopolios privados, sino para capitalizarnos a todos con títulos-acciones. Y con un Gobierno a cargo de seguridad, justicia, infraestructura, y respetuoso de la economía, viviremos más solventes, y con menos trabajo y sacrificio, y más tiempo libre para la familia, la educación y capacitación, la salud y el esparcimiento.
Bajos impuestos, moneda sana y sin deuda pública se traducirán de inmediato en mayor poder de compra para todos, con dinero fuerte en nuestros negocios, ingresos, cuentas y ahorros. Y sin gravar nuestro futuro, ni hipotecar el de nuestros hijos. Procuramos igualdad de oportunidades sin importar la posición de nacimiento, con ello todos tendremos igualdad de derechos, oportunidades mayores y mejores para todos. Eso es posible, factible y realizable.
Proponemos reformar la economía para facilitar nuevos negocios y más empresas, así como el crecimiento y desarrollo de las existentes a través de la expansión de sus mercados, y para crear nuevos empleos productivos y enriquecer los actuales.
Al reformar al Estado limitándolo a sus funciones específicas se iniciara el enriquecimiento de los ciudadanos sin las injustas limitaciones que impiden indebidamente el acceso a los mercados agrícolas, comerciales, industriales, servicios y banca.
Proponemos eliminar las barreras contrarias a la movilidad de los factores productivos, que imposibilitan a capitales y gentes cambiar de empleo o ramo para ajustarse flexiblemente y sin demoras a las demandas de mercados dinámicos.
Propugnamos la desafectación (privatización) de empresas, equipos, inmuebles y otros activos económicos ahora indebidamente en manos del sector público, mediante licitación pulcramente cumplida para su pronta y transparente transferencia a los particulares.
Para estas reformas se requiere eliminar las leyes contrarias a la productividad y a la producción, al ahorro y la inversión, y a la economía en general. También configuran un atentado contra la justicia y nuestros derechos fundamentales, y contra la misma razón y buen sentido.
Con estas reformas tendremos empresas competitivas, abundantes bienes y servicios, variados y de buena calidad, y a precios competitivos, mediante mercados en firme y sostenida expansión. Y con creciente poder adquisitivo, todos tendremos más empleos disponibles, más productivos, y mejor pagados.
Ello debe venir acompañado con un sistema educativo que permita expandir la matrícula, y mejorar la calidad. Empoderar a los profesores y maestros mediante la dación en pago -por obligaciones pendientes- de los centros de enseñanza hoy estatales, para administrarlos en calidad de propietarios, cobrando por sus servicios, en libre y abierta competencia con los que son hoy privados. También empoderar a los alumnos más pobres con cupones para pagar con ellos en los centros educativos de su elección, en igualdad de derechos con sus compañeros, durante la transición al capitalismo liberal, pleno y rico eliminando las imposiciones estatales en los contenidos y programas educativos, así como en los métodos y estilos de enseñanza.
La calidad en la educación depende de la pluralidad y la diversidad, la competencia de ofertas variadas y la libertad de elección. En una educación de mercado todo instituto docente es autónomo y experimental. Unos con la educación clásica; otros con pura tecnología moderna; otros con una religión y otros con otra así como el humanismo secular para quien lo quiera; unos con una educación más práctica, otros más especulativa; unos con ciencias, otros con artes o letras; unos con fútbol, otros con básquetbol o béisbol; estos con inglés o francés, aquellos con japonés o chino, hebreo, griego o latín. Nada pagado con impuestos, ni de forma impuesta.
Y los estudiantes pagando todos por su educación, sin mayores diferencias visibles entre ellos, salvo que unos pagan con su dinero, y otros con sus bonos, cupones o cheques educativos.
Proponemos reformar la seguridad social, la atención médica y el sistema de jubilaciones y pensiones.
Para expandir la cobertura y aumentar la calidad y excelencia del cuidado médico hay que empoderar a los doctores, enfermeras y personal de hospitales y centros médicos hoy estatales, mediante la dación en pago de los mismos -liquidando deudas pendientes- para que puedan gerenciarlos y administrarlos como propietarios, cobrando por sus servicios, en competencia con los centros hoy privados.
Empoderar a los pacientes más pobres con cupones, para pagar con ellos en los centros de su elección, en igualdad de derechos con todos los demás, en la transición y eliminar las innecesarias imposiciones estatales en la prevención y el tratamiento de las enfermedades.
Así se acabarán las odiosas discriminaciones entre pobres y ricos en los servicios. Para los más pobres se acabarán los largos meses en espera de conseguir por lástima una cita o una cirugía. Para los menos pobres se acabarán los dolores de cabeza y las crisis de nervios a la hora de pagar las cuentas.
En el caso de las Jubilaciones y pensiones. Para expandir la cobertura y aumentar la cantidad y calidad de las prestaciones: se debe empoderar a los gerentes, administrativos y personal profesional del IVSS con la dación en pago (por obligaciones pendientes) de los inmuebles, equipos, activos e instalaciones, para que puedan administrarlos como propietarios, cobrando por sus servicios, y en justa competencia con el resto del sector.
Empoderar a los asegurados más pobres con cupones para pagar las pólizas en los institutos de su elección, transitoriamente eliminando las injustificadas imposiciones estatales en las pólizas y negocios de seguros.
Así se acabarán las jubilaciones miserables, las demoras, las colas y largas esperas y dilaciones para cobrarlas.
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