miércoles, 12 de octubre de 2011

RAÚL AMIEL: CAPITALISMO POPULAR.

Expresión que hace referencia a la cada vez mayor accesibilidad de los pequeños inversores a los diferentes productos financieros. Especialmente a las acciones, que otorgan la propiedad parcial de una determinada compañía. Otra acepción es la que promulga la distribución de la propiedad de las empresas públicas entre el mayor número posible de ciudadanos para que se beneficien de los recursos que generen.

El capitalismo ha tenido una muy desafortunada historia. Se ha estigmatizado. La fiesta de las economías terminó, los modelos económicos caducaron por ineficientes; Solo queda un sabor a desesperanza porque se cree que no existen otras soluciones.

El Capitalismo Popular de Cuarta Vía es un sistema de avanzada, que además soporta toda clase de debate y de cualquier clase de autoridad intelectual o fáctica. Tiene los ajustes necesarios para salir exitoso en todas las circunstancias de la vida micro-económica y macro-económica.

Uno de los fundamentos del capitalismo es el libre comercio, que más bien debería ser Buen Libre Comercio. Esta libertad no es para negociar con todo lo que se nos ocurra y como se nos ocurra; es para negociar a favor del bien y en obediencia a los parámetros morales o por lo menos del sentido común, para negociar de la mejor manera posible.

La acción social que proponemos busca hacer inmediata y monetariamente productivos a todos los adultos, esto es realizar el concepto de pleno empleo combinando grandes facilidades de autoempleo o empleo independiente y de emprendimiento empresarial para apoyar así la generación de empleos propiamente dependientes.

Todo ciudadano en una sociedad de Cuarta Vía entiende la actividad comercial como la base principal de toda clase de relación, a la vez se amplía el concepto de lo que es ganar.

El ejercicio de la moral genera o elimina mercados; son los consumidores quienes mantienen los mercados. El consumidor es el rey de la sociedad de Cuarta Vía. El Capitalismo Popular.

En los aspectos básicos el Capitalismo Popular es un sistema de pleno empleo. Esto no es trabajoso ni mucho menos una gran dificultad.

A la hora de implementar el Capitalismo Popular se hace un censo de recursos humanos, naturales, mercados, etc. En base a estos mercados y estos recursos humanos se convoca al pueblo a presentar los proyectos de negocios que luego son organizados según la medición de la demanda proyectada o real del momento.

Todo adulto debe estar vinculado a un proyecto de negocio actual o futuro en lo inmediato. Sea como patrono o como empleado dependiente.

Un modelo de inclusión y superación personal para alcanzar una sociedad de propietarios y emprendedores donde la familia sea la protagonista del desarrollo.

El Capitalismo Popular promueve las inversiones, la productividad y la creación de empleos dignos y estables.
Hasta que no se logra el pleno empleo, todo proyecto presentado es sincronizado con la realidad de su demanda y puesto en marcha. El Estado conduce a que en un plazo de un máximo de seis meses todo adulto se encuentre empleado exitosamente en su propio negocio o en el negocio de otro como dependiente.

Acceso de todo el mundo a la información contable de todo negocio, en especial los de propiedad estatal.

Legalidad y transparencia del derecho a la plusvalía por quien fabrica, distribuye o vende al detalle.

Máxima seguridad en cada instancia evolutiva de los negocios; por más simples que parezcan.

Apertura verdadera en facilidades para todo el mundo a participar de los beneficios de las sociedades por acciones a través de la bolsa de valores.

En síntesis el verdadero cambio revolucionario empezará al devolver, individual y directamente, a todos y cada uno de los ciudadanos, el poder y la riqueza que los gobiernos ilimitados concentraron en unos pocos políticos populistas, serviles funcionarios prepotentes y corruptos entornos privilegiados.

La concentración de poder y de riqueza en quienes manejan el gobierno, causa la falta de libertad, y esta es la causa real de la pobreza. Por ende, se debe transferir el poder y la riqueza usurpada y concentrada por el Estado, a través de los gobiernos mercantilistas y socialistas, a todos y cada uno de los ciudadanos a fin eliminar las bases culturales, jurídicas, políticas, institucionales y económicas del estatismo servil que son la causa de la pobreza masiva.

El Capitalismo Popular tiene una profunda dimensión moral. La confianza, la libertad, la valentía, el respeto y la solidaridad son sus pilares.

Venezuela tiene la capacidad material y humana de producir el más tremendo “milagro económico” de los que se han conocido, hasta ahora, en la historia.

raulamiel@gmail.com

¿CÓMO LOGRAR LA VENEZUELA EXITOSA?, 

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ANÍBAL ROMERO: ¿APRENDEN LOS PUEBLOS?

Un vistazo histórico obliga a responder afirmativamente: los pueblos son capaces de aprender, pero no siempre lo logran, y a veces aprenden con grandes dificultades. Además, los procesos de aprendizaje positivos son frágiles y pueden revertirse. Hasta 1945 Alemania y Japón eran países de tradición autoritaria con escasa o inexistente cultura democrática, contagiados por ideologías militaristas. Necesitaron una derrota total en una guerra mundial para cambiar.

Hay ejemplos menos estimulantes. El caso de Argentina es elocuente. Perón fue un déspota que se las ingenió para colapsar a su país. Sin embargo, su figura se convirtió en mito, y la trayectoria del llamado peronismo demuestra que en política los mitos pesan más que las realidades.

Menciono esto para focalizar el caso venezolano. Después de más de una década de experiencia “revolucionaria”, ¿qué ha aprendido nuestro pueblo? Me refiero a los sectores populares y de la clase media baja, que constituyen una mayoría determinante. ¿Se ha producido un aprendizaje creador que permita reconstruir nuestra sociedad enferma, acosada por la violencia y el deterioro generalizados, en una dirección distinta y positiva y de manera relativamente rápida?

Dos aspectos deben destacarse en función de esbozar respuestas: Por un lado, parece claro que los cuarenta años de democracia no sembraron semillas lo suficientemente fecundas de apego a la libertad y la convivencia civilizada. Sé que distinguidas figuras de nuestra vida intelectual no comparten este criterio, pero no veo cómo eludirlo. Y ello porque, de otro lado, hay que evaluar de manera fría y objetiva lo siguiente: Durante estos años de “revolución” el régimen y su caudillo han logrado objetivos muy relevantes para ellos, sin que la reacción de los sectores populares haya tenido la fuerza que cabía esperar y era deseable.

Para empezar, Hugo Chávez, ataviado de uniforme cubano, ha comprometido los intereses vitales del país con la tiranía castrista. Lo ha conseguido con la complicidad de unas Fuerzas Armadas que a su vez se han transformado en brazo militar del gobierno, de un gobierno que prefiere la ideología marxista a los genuinos valores nacionales. De paso, el régimen “bolivariano” ha difundido con éxito entre la población una versión distorsionada y completamente negativa sobre los cuarenta años de democracia representativa, pintándoles como un tiempo de “catástrofe”, en palabras del propio Presidente, hacia el que hoy millones de venezolanos sólo sienten rechazo y del que parecen no conservar un legado espiritual verdaderamente denso.

En tercer lugar, resulta  desalentador y revelador que a pesar del odio, división y persecuciones que han caracterizado estos tiempos, de la destrucción de los principios de limitación del poder, imparcialidad de la justicia y respeto a la disidencia; a pesar, prosigo, de la profundización hasta extremos nunca antes vistos de la dependencia de la economía con relación al petróleo, así como del desmantelamiento del aparato productivo industrial y agropecuario y de la infraestructura, todavía Chávez, como Perón, disfruta de significativos índices de respaldo popular.

Todo lo cual me lleva a repetir la pregunta: ¿Qué ha aprendido el pueblo venezolano estos años? ¿Se trata de un aprendizaje positivo o más bien patológico, es decir, que refuerza lo peor? ¿Y qué indicaría una u otra cosa con respecto al porvenir que es razonable vislumbrar? ¿Merece la mayoría, por trece años sumisa, el gobierno actual? ¿Entiende la oposición que la política es, también, pedagogía?

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EDUARDO PAEZ PUMAR: EL METROCABLE DE SAN AGUSTÍN

Las obras Civiles de este sistema de transporte colectivo, inaugurado en Enero de 2010, fueron construidas por Odebrecht y los equipos son de la empresa austríaca Doppelmayer, especializada en teleféricos. El costo inicial estimado fue de 67 millones de dólares, pero al final terminó costando 318 millones de dólares. Tiene una longitud de 1,8 km y 5 estaciones: Parque Central, Hornos de Cal, La Ceiba, El Manguito y San Agustín. La distancia promedio entre estaciones es de 450 m.

Nos vendieron la idea de que el sistema movilizaría a 40 mil personas por día, cuando todo San Agustín tiene 38.864 habitantes. (Censo de 2001) y San Agustín del Sur representa menos de la mitad de esta población. Además sus zonas más pobladas tienen acceso directo a la red vial. Lamentablemente luego de año y medio en operación, el sistema traslada apenas 3.000 pasajeros al día.

A modo comparativo, los teleféricos de Medellín en Colombia costaron:

La Línea K, con 4 estaciones y 2,072 Km. de recorrido: 36 millones de dólares,
La Línea J, con 4 estaciones y 2,789 Km.de recorrido: 48 millones de dólares (beneficia a 316.000 habitantes)

La Línea L, con 2 estaciones y 4,595 Km. de recorrido: 21 millones de dólares.
Además, en Medellín los teleféricos se enlazan entre sí y son parte de Planes Urbanos Integrales. A los barrios se les dotó de espacios públicos: plazas, museos, canchas y agencias bancarias. Fue un proyecto a largo plazo.

El teleférico más largo del mundo ubicado en Vietnam costó 17 millones de dólares y conecta la ciudad de Danang, en la base de la montaña Ba Na con la cima de su vecina Vong Nguyet. Se eleva en su punto máximo a 1.292 metros sobre el nivel del mar y transporta 1.500 pasajeros por hora.

El teleférico recientemente inaugurado en Río de Janeiro, Brasil, tiene capacidad para atender a 30.000 pasajeros al día y beneficia a 60 mil personas que residen en la población del Alemao. El costo de este sistema que tiene una extensión de 3.5 kilómetros y comunica los barrios de Bonsucesso, Adeus, Baiana, Alemão, Itararé y Palmeira (seis de las doce favelas de Alemao), fue de 135 millones de dólares. El Teleférico de Río de Janeiro tiene una estación más, el doble de recorrido y el triple de cabinas que el Metrocable de San Agustín.

Los teleféricos fueron diseñados para cubrir grandes distancias, con grandes desniveles entre estación y estación. El Metrocable de San Agustín apenas vence un desnivel de 200 m y la distancia entre estaciones es de 450 m. De sus estaciones, tres están prácticamente al mismo nivel y sin desniveles intermedios. Un sistema de funiculares pegados al suelo con vagones sobre rieles, hubiese sido más efectivo y menos costoso.

Pero como se puede apreciar en la fotografía del Helicoide desde la Estación La Ceiba, perfectamente se pudo haber colocado la Estación El Manguito en la colina siguiente al Helicoide en El Cementerio y la estación terminal en la siguiente colina del siguiente barrio. Así si habría sido justificable su uso, por cubrir grandes distancias con grandes desniveles y servir a una población mayor. Desde luego, a precios como los de Medellín, Vietnam y Río de Janeiro y con planes urbanos integrales.

En San Agustín del Sur no existió ningún estudio de mejoramiento de barrios, ni dotación de espacios públicos como plazas, museos y canchas deportivas. Los habitantes no cuentan con verdaderas soluciones a sus problemas, las caminerías son escasas y en algunos sectores de tierra, existe gran inseguridad, el acceso a los servicios públicos es limitado y las viviendas son vulnerables a cualquier eventualidad climática o sismológica.

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AGUSTÍN LAJE (*): PROGRESISMO RETRÓGRADO (DESDE ARGENTINA)

Desde el estrepitoso fracaso del comunismo a fines de la década del `80 a esta parte, la izquierda ha dedicado especiales esfuerzos dirigidos a modificar su ropaje discursivo. En efecto, morigeró o desechó de su retórica numerosos conceptos que remitían al marxismo más oxidado, e incorporó nuevos vocablos que le inscribían la protección de lo “políticamente correcto”.

Así pues, una de sus etiquetas preferidas es la de “progresistas”, y ha sido monopolizada con tanto vigor por estos sectores, que el subconsciente colectivo suele realizar una asociación directa, una suerte de igualación errada, entre “progresismo” e “izquierdismo”. Para mucha gente, de hecho, constituyen sinónimos.

¿Pero qué es realmente el “progresismo”? Se trata de un concepto un tanto difuso, que remite al “avance”, a lo “novedoso” y al “cambio”. La izquierda lo ha apropiado montando un astuto embuste: que el cambio en sí mismo implica progreso. Sin embargo, el cambio conduce a la superación de un estado o circunstancia determinada, en virtud de su contenido y no de su mera condición de “novedad”.

Tal engaño ha tenido por resultado una notable paradoja: quienes se autocalifican de “progresistas” en nuestro país (es decir, los izquierdistas), son en rigor de verdad los defensores de los modelos más retrógrados y atrasados del mundo.

Luego, sus ideas relativas a la necesidad de un mega Estado paternalista, su desprecio por los derechos individuales, la apología de la servidumbre y la idolatría del colectivismo (al estilo de las tribus prehistóricas) que caracteriza al sector ideológico de marras, remite no al progreso, sino a lo más arcaico y rupestre de la reseña humana.

En virtud de lo antedicho, es natural que los mal llamados “progresistas” reivindiquen y se deslumbren por regímenes dictatoriales como, por ejemplo, el de Fidel Castro o el de Hugo Chávez. Tales modelos de sometimiento, retraso y pobreza (sólo posibles mediante la represión sistemática y la anulación del hombre en tanto ser libre e independiente) implementados por éstos, en definitiva, son la realización práctica de las ideas que aquellos.

¿No será tiempo de devolverle el verdadero sentido terminológico al “progreso” y despojarles a los izquierdistas (verdaderos exponentes de lo retrógrado) tamaño rótulo?

(*) Agustín Laje tiene 22 años, es estudiante de Ciencia Política, miembro de la Red de Escritores Latinoamericanos “Plumas Democráticas” y autor del libro “Los mitos setentistas”. 
http://www.laprensapopular.com.ar/?p=2581

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ARTURO USLAR PIETRI SÁBADO: LOS VENEZOLANOS Y EL TRABAJO. 1 DE MARZO DE-1997

Culturalmente, el venezolano no ha asociado nunca la idea de riqueza con la idea de trabajo. Este es un aspecto muy importante, digno de ver. Somos los hijos de una herencia cultural y, en el fondo de nosotros, a veces subconsciente o inconscientemente, aparecen esas concepciones casi instintivas que hemos recibido, que hemos mamado, que hemos heredado de un pasado muy remoto.

Habría que empezar por evaluar esa herencia cultural. Empecemos por el español del siglo XVI; no valoraba el trabajo, lo despreciaba, el trabajo era servil, el trabajo descalificaba socialmente, no se podía ser hidalgo, condición a la que aspiraban millares de españoles o que la ostentaban, si se podía probar de alguna manera que se había trabajado alguna vez o que se trabajaba. Para el hombre de condición, para el hombre de respetabilidad social, el trabajo no entraba en las posibilidades, las cuales eran muy sencillas: o la corte, la función pública; o la guerra, la acción armada que permitía a una persona subir socialmente; o la iglesia. Esos eran los caminos que estaban abiertos. El camino del trabajo no existía porque descalificaba socialmente.

Hay dos personajes que la literatura Española del siglo XVI ha retratado admirablemente y que reflejan este conflicto fundamental. Uno es el hidalgo Don Quijote era la personificación del hidalgo por excelencia, pero como Don Quijote había millares de hombres que vivían en la pobreza, en la mayor estrechez, para mantener sus pretensiones de nobleza, para no descalificarse socialmente, llegando a los mayores sacrificios. En uno de los grandes libros de la literatura española del siglo XVI, El lazarillo de Tormes, que es una obra fundamental para entender nuestro pasado cultural, se pinta el caso del hidalgo que se moría literalmente de hambre, que mandaba a su criado a pedir limosna en las calles porque el no podía trabajar, porque si trabajaba se descalificaba socialmente. Había un menosprecio inmenso del trabajo, el trabajo descalificaba, el trabajo era servil, era para los villanos, para los servidores pagados, pero la gente que aspiraba a alguna consideración social no podía trabajar. Eso duró mucho tiempo y eso lo trajeron a América los conquistadores españoles. Los hombres que venían a la conquista de América venían porque no querían trabajar, venían de hacer actos heroicos, a jugarse la vida para no trabajar, para ser señores, venían a América a ser señores y eso estaba en el fondo de la mentalidad de ellos, de modo que el trabajo no entraba en su panorama moral y social.

Eso llegó hasta el final de la colonia. Ya muy adelantado el siglo XVIII, el padre de Don Francisco de Miranda se vio negado y objetado en su aspiración a que se le considerara miembro de la nobleza criolla porque tenía una tienda, trabajaba, y eso lo descalificaba socialmente. Esta es una herencia muy importante que está en el fondo de nuestros genes, el menosprecio al trabajo, y que lo refleja mucho el refranero criollo, el trabajo es para los burros, el hombre inteligente y vivo no necesita trabajar, tiene otras vías y otros caminos.

El otro personaje, junto con el hidalgo, que aparece en la España del siglo XVI es el pícaro. El pícaro también explica nuestra herencia cultural. Así como el hidalgo se dejaba morir de hambre para no trabajar, el pícaro hacía las cosas más audaces, atrevidas e ingeniosas para no trabajar, para vivir al margen de la sociedad haciendo engaños, maniobras y vivezas.

Junto a ellos tenemos a otro actor cultural, el indio. El indígena, en general, estaba en una etapa muy primitiva de evolución y la mayor parte de ellos era cazadora y recolectora, de modo que la idea de trabajo, el concepto europeo de trabajo, no entraba en su mente.

El primer gran fracaso que tuvo la colonización española en América, allá en la época de Santo Domingo, fue la imposibilidad de hacer que el indio trabajara. No podía trabajar, no entendía el trabajo. El no trabajaba, él cazaba, pescaba, recolectaba frutas, pero no entendía que existía un horario y que se le pagara por ello. Eso no entraba en su tradición cultural, ni se alimentaba para hacer un trabajo sostenido, ni entendía que eso fuera otra cosa que una arbitrariedad y, por lo tanto, trabajaba mal, se fugaba, se sublevaba, y eso explicó porque tuvo que venir el africano.

El otro gran personaje fue el africano. El africano era el esclavo y el trabajo era la obligación de los esclavos, y fueron los esclavos los que hicieron con su trabajo lo que había en este país a fines del siglo XVIII como riqueza. ¿Cómo podía el esclavo asociar la idea de trabajo con la idea de riqueza, si el trabajo era una maldición, era una condición servil de la que había que huir? El trabajo no podía asociarse en él con ninguna idea de riqueza porque él no podía enriquecerse. Lograban tener a veces un pequeño peculio, por favores del amo, pero como actividad lucrativa la esclavitud no lo fue nunca.

Esas tres fuentes culturales están, en el fondo de nuestra subconsciencia y explican en gran parte por qué tenemos tan poco aprecio por el trabajo como fuente de riqueza, por qué ni el español, ni el indígena, ni el africano pudieron formarse nunca esa asociación de ideas.

Históricamente, tampoco. La primera gran diferencia que hay entre la colonización de la América del Norte y la colonización española de la América Latina es la razón por la que se hizo la colonización y cómo se hizo. La colonización de la América del Norte la hicieron colonos, grupos de familia, de trabajadores rurales, el hombre, la mujer y el hijo que habían sido granjeros en Inglaterra y que se trasladaban a América a hacer lo mismo, a ser granjeros, a establecer una familia, a iniciar una explotación agrícola en medio de los indígenas. Los españoles no vinieron a ser granjeros, ni lo fueron nunca. Venían a ser conquistadores, venían a lograr un destino señorial en el cual no entraba nunca la idea de que ellos podían venir con su familia a establecerse, a trabajar un pedazo de tierra a labrarlo.

Los Welser y los conquistadores españoles son coetáneos y vinieron a América no a establecer sociedades productivas, no a colonizar, no a establecer familias ni núcleos familiares; vinieron a buscar El Dorado. Se le buscó intensamente en toda Venezuela, por los llanos y por la selva amazónica. Se le buscó por el Amazonas mismo y terminó en la última y trágica etapa de la aventura de Walter Raleigh, ya entrado el siglo XVII, que vino a buscar El Dorado, que anunciaba que era el más rico imperio del mundo, que haría de la reina de Inglaterra un monarca más rico que el Gran Turco.

De modo que empieza el país con esa visión de El Dorado y, cuando no se le encuentra, lo que surge es una resignación: han fracasado, van a tener que trabajar.

A este propósito quiero recordarles un dato curioso. En el siglo XVI unos conquistadores españoles de la actual Argentina le escribieron una patética carta a Felipe II pintándole las miserias horribles en que estaban y la escasez espantosa en aquella tierra, que es una de las más fértiles y ricas del mundo, y para mostrar el extremo grado de pobreza y de desamparo en que estaban le decían; ¡Hemos tenido que llegar a trabajar con nuestras manos!

Cuando viene la Independencia surge una nueva actividad en Venezuela que es muy importante de estudiar, que es la guerra. El venezolano no llegó a asociar en la colonia la idea de riqueza y la de trabajo por la sencilla razón de que quienes trabajaban eran los esclavos, quienes no se podían hacer ricos de ninguna manera. En cambio, los señores que sí eran ricos, o que se podían hacer ricos, esos no trabajaban y tenían mucho cuidado de no trabajar porque eso los descalificaba socialmente. Cuando viene la independencia con el siglo XIX y empieza la época de las guerras civiles, la gran aventura ya no fue El Dorado, la gran aventura es la guerra. Entonces se asocia la idea de riqueza con la guerra. El porvenir, la posibilidad de mejorar, consistía en meterse en una montonera, asaltar el pueblo vecino, saquearlo, robarse el ganado, sumarse con otra montonera más adelante, llegar a constituir una fuerza suficiente para aspirar a coger el gran botín, que era el gobierno, apoderarse del Estado y, con esa llave, de la riqueza nacional. Así se asocia el poder político con la riqueza. Los Presidentes de Venezuela en el siglo XIX, con muy contadas excepciones, llegaron a ser los hombres más ricos del país.

La guerra y la política sustituyeron la idea de trabajo. Guerra, política y riqueza eran las misma cosa. Esa situación va a perdurar hasta principios de este siglo, cuando se acaba la guerra civil gracias a Juan Vicente Gómez, pero entonces aparece el petróleo. En ese país, que tiene esa mentalidad mágica y azarienta con respecto a la riqueza, el Estado venezolano se hace inmensamente rico, inmensamente dispendioso, inmensamente codicioso de dinero y abre todas las puertas posibles para el enriquecimiento individual. Así se formó un triángulo muy peligroso, una combinación ilícita del poder político al poder económico y la fuerza del Estado. Esa situación trajo como consecuencia inevitable una invitación a la corrupción, que venía del siglo XIX, porque la política venezolana fue inmensamente corrupta, la política de los caudillos fue muy corrupta, pero era modesta porque el país era pobre, pero cuando se destapó esa inmensa riqueza sobre este pequeño país, particularmente a partir de 1973 -no lo escojo por coincidencia con algún Presidente de la República sino porque es el año en que se disparan los precios del petróleo, en diez años escasos ingresaron 250 mil millones de dólares al Estado venezolano. Nos volvimos locos, se volvió loco el Estado, se volvieron locos los políticos, se creó un inmenso aparato estatal, monstruoso, inconexo, caótico, que encontró la manera de tragarse todo ese dinero, dispersarlo y endeudarnos encima, y desembocar, finalmente, en esta inmensa crisis en que el país está actualmente.

Todo eso forma lo que pudiéramos llamar el telón de fondo para plantear el problema del venezolano y la asociación que el venezolano puede hacer de la riqueza con el trabajo.

No hay que olvidar la avasalladora presencia del juego. Junto con la guerra en el siglo XIX y el petróleo en el actual, hay que añadir el inmenso papel del juego. Habría que hacer un estudio muy serio del juego en Venezuela. Después de la economía petrolera, la actividad económica más importante en Venezuela la constituye el juego. En este momento, entre juegos legales e ilegales, con el patrocinio, con el aplauso, con la ayuda, con la protección del Estado, se deben estar jugando más de tres mil millones de dólares anuales. Todo eso configura el cuadro que establece la relación que tiene el venezolano entre el trabajo y la riqueza. Cambiar esta mentalidad no es fácil, requiere un esfuerzo gigantesco, una acción política, una acción policial, una rectificación a fondo de prácticas y tolerancias que hemos tenido hasta ahora, una lucha frontal contra el juego, un estímulo real al trabajo, ponerle un tope de alguna forma a la corrupción creciente que han traído el petróleo y el juego en Venezuela. Pero lo importante es lo que aquí se va a presentar, llegará todo el pueblo, provocará una reacción, sacudirá la conciencia venezolana y provocará una rectificación a fondo de todas esas prácticas que nos han llevado, por muchos caminos, a esta situación en que estamos.

Aplaudo muy sinceramente y sumo todo mi esfuerzo a ese gran proyecto, cuyo alcance es inmenso porque significa, simple y llanamente, cambiar la mentalidad del venezolano... Nada más y nada menos.

Arturo Uslar Pietri Sábado, 1 de marzo de-1997
Enviado a nuestros correos por Elio Enrique Almarza II.
elioalmarza@gmail.com

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KITTY WERTHMANN: DESPUÉS DE AMÉRICA, NO HAY LUGAR AL QUE IR. ENVIADO ANUESTROS CORREOS POR MERCEDES MONTERO

La autora de este artículo, Kitty Werthmann, por la salvaguarda de la libertad en USA, país al que emigró y le brindó acogida después de la Segunda Guerra Mundial.

De origen austriaco, residenciada en Dakota del Sur,  la autora de este artículo, Kitty Werthmann,  por la   salvaguarda de la libertad en USA, país  al que emigró y le brindó acogida después de la Segunda Guerra Mundial. Esa libertad de la que disfrutan los norteamericanos, Kitty Werthmann la defiende en una intensa campaña mediática,   ya que considera que hay muchos paralelos entre lo que se está viviendo en el país y lo sucedido en la Alemania de Hitler, lo cual para ella sería un verdadero desastre.

El artículo Después de América, No hay  lugar al que ir (After America, There is No Place to Go), publicado en febrero 2010, recién me fue enviado por un excelente amigo, con el cual comparto ideales y constancia en la lucha por la democracia. Ambos coincidimos en la necesidad de traducirlo al español para que la amplia comunidad latinoamericana que habita en el país del Norte, lo lea y pueda tomar en cuenta lo expresado por la autora. A continuación.

Después de América, No hay  lugar al que ir

USA es verdaderamente el mejor país del mundo. No permitamos que la libertad se pierda

Por Kitty Werthmann

Lo que les voy a decir es algo que probablemente nunca han oído  o leerán en ningún libro de Historia.

Yo creo que soy testigo viviente de la Historia. Yo no puedo decirles a ustedes  que Hitler haya tomado a Austria con tanques y armas de fuego., esto sería distorsionar la historia. Los austriacos lo elegimos con una votación aplastante, 98% de los votos. Yo nunca he leído esta noticia en las publicaciones americanas. Todo el mundo  que Hitler llegó con sus tanques y tomó a Austria por la fuerza.

En 1938, Austria sufría una depresión profunda. Casi una tercera parte de la fuerza de trabajo estaba desempleada. Teníamos un inflación del 25% y también una tasa de  25% de interés en los préstamos bancarios.

Granjeros y comerciantes eran declarados en bancarrota diariamente. Los jóvenes  iban mendigando alimento de casa en casa. No era que ellos no quisieran trabajar, era que sencillamente no había puestos de trabajo. Mi madre que era una mujer cristiana y convencida creyente en la ayuda a los necesitados, cada día preparaba una gran caldera de sopa y horneaba pan para darle de comer a más o menos 30 personas pobres, cada día.

El Partido  Comunista y el Partido Nacional Socialista se peleaban entre sí. Manzanas y manzanas en  ciudades como Viena, Linz y Graz eran destruidas cada día: la gente se desesperó y le pidió al gobierno que le permitiera decidir que clase de gobierno quería.

Nosotros mirábamos hacia Alemania nuestro vecino del norte, donde Hitler había llegado al poder en 1933. A nosotros nos habían dicho que en Alemania no había desempleo, ni crimen.

Nunca nos dijeron que había persecución contra algún grupo -judío o de otro tipo-. A nosotros nos hicieron creer que todo el mundo era feliz. Nosotros queríamos el mismo estilo de vida en  Austria. A nosotros nos prometieron que el voto por Hitler podía significar el fin del desempleo y ayuda  para la familia. Hitler también dijo que se le daría asistencia a los negocios, y que a les serían devueltas sus granjas. Noventa y ocho por ciento de la población votó a favor de anexar Austria a Alemania y tener a Hitler por gobernante.

Nosotros estábamos felicísimos y por tres o cuatro días bailamos en las calles y hacíamos vigilias. El nuevo gobierno abrió cocinas públicas que le daban de comer a todo el mundo.

Después de la elección, oficiales alemanes fueron designados y como por milagro, tuvimos orden y ley. Tres o cuatro semanas mas tarde, todo el mundo estaba empleado. El gobierno se aseguró que se creara mucho trabajo  en la Administración Pública.

Hitler decidió concederle,  la igualdad de derechos a las mujeres. Antes de esto, había la costumbre que las mujeres casadas austriacas no trabajaran fuera del hogar. Un marido competente era mirado con desprecio, si no podía mantener el solo a su familia. Muchas mujeres, maestras de profesión se sintieron extasiadas al saber que podían retener los trabajos que previamente les había sido solicitado dejar debido al matrimonio.

Hitler y la Educación como objetivo. Eliminó  la Instrucción religiosa para los niños:

Nuestra educación fue nacionalizada. Yo estudiaba en una escuela pública muy buena. La población era predominantemente católica, así es que teníamos religión en nuestras escuelas. El día en el que Hitler fue elegido (Marzo 13, 1938). Yo al llegar a mi salón de clases encontré que el Crucifijo había sido reemplazado  por una fotografía de Hitler, colgada al lado de la bandera Nazi. Nuestra maestra, una mujer muy devota, se paró y le dijo a la clase que nosotros ahora no rezaríamos, ni tendríamos más clases de religión. En vez de esto, nosotros cantamos  "Deutschland, Deutschland, Uber Alles", y tuvimos educación física.

El domingo se transformó en el Día Nacional de la Juventud de obligada asistencia. Los padres no estaban contentos con los súbitos cambios curriculares. A ellos se les dijo que si no nos enviaban, la primera vez recibirían primero una carta de reprimenda. La segunda vez serían multados con 0, y, la tercera vez serían llevados a la cárcel. Durante las primeras dos horas recibíamos adoctrinamiento político. El resto del día hacíamos deporte. Con el transcurrir del tiempo, aprendimos a amarlo. Ah, nosotros  nos divertíamos mucho, pero es que además nos daban nuestros equipos deportivos gratuitamente. Nosotros regresábamos a casa y les decíamos a nuestros padres lo mucho que nos habíamos divertido.

Mi madre se sentía muy infeliz. Al comienzo del segundo semestre, me sacó del la escuela pública y me inscribió en un convento. Yo le dije que ella no me podía hacer eso a mí pero ella me dijo que algún día cuando yo creciera se lo iba a agradecer. El convento tenía muy buen curriculum  pero escasa alegría. No hacíamos deporte, y no teníamos adoctrinamiento político. Yo lo odié en un principio, aunque sentía que lo podía tolerar. Cada  cierto tiempo, en vacaciones  yo regresaba a mi casa e iba a visitar a mis amigos y les preguntaba como la estaban pasando y que estaban haciendo. Su forma de vida ligera me resultaba alarmante. Ellos vivían sin religión. En esos tiempos las madres solteras al tener bebés eran glorificadas por Hitler. Me extrañaba que nuestra sociedad hubiera cambiado tan repentinamente. Con el paso del tiempo, me di cuenta del gran bien que me había hecho mi madre al evitar que yo estuviera expuesta a tal clase de filosofía humanística.

La igualdad de derechos llega a casa:

En 1939, comenzó la guerra y el banco de alimentos fue establecido. Todos los alimentos fueron racionados y solo podían ser comprados con estampillas alimentos. Al mismo tiempo, fue pasada una ley de pleno empleo,  lo que significaba que si una persona no trabajaba no tenía cartilla de racionamiento, y, quien no tenía la cartilla  estaba condenado a morirse de hambre. Las mujeres que estaban en sus casas levantando a sus familias no tenían las competencias requeridas por el mercado y a menudo tuvieron que tomar trabajos más apropiados para hombres.

Poco tiempo después, fue implementada la recluta. La cual era obligatoria para hombres y mujeres jóvenes, que tenían que trabajar un año en los cuerpos de trabajo. Durante el día las muchachas trabajaban en las granjas, y en las noches cuando regresaban a sus barracas hacían entrenamiento militar al igual que los muchachos. Ellas eran entrenadas como lucha antiaérea y también participaban en los cuerpos de señales. Después de los campos de trabajo, no fueron dadas de baja, sino que fueron usadas en la línea de frente. Cuando yo regreso a Austria para visitar a mi familia y amigos, encuentro que estaban padeciendo de shocks emocionales ya que no estaban preparadas para manejar los horrores del combate.

Tres meses antes de cumplir 18 años fui herida severamente durante un bombardeo aéreo, por poco me amputan una pierna, razón por la cual no tuve que ir a los campos de trabajo, ni al servicio militar.

Hitler reestructura a la familia a través del Cuidado Diario:

Cuando las madres tuvieron que ir a los campos de trabajo, el gobierno estableció inmediatamente Centros de Cuidado Diario. Usted podía llevar a sus hijos desde las cuatro semanas de nacido hasta la edad de entrar al colegio y dejarlos los siete días de la semana, bajo el cuidado total del gobierno. El Estado levantó una generación completa de niños. Allí no había mujeres maternales para cuidar a los niños, sólo personas muy bien entrenadas in Psicología Infantil. A esas alturas ya nadie hablaba de derechos iguales, todos sabíamos que los habíamos tenido.

Cuidado de la salud  y Pequeños negocios sufren bajo los controles del gobierno:

Antes de, nosotros teníamos muy buena atención médica. Muchos médicos americanos se habían formado en la Universidad de Viena. Después de Hitler, los servicios de salud fueron socializados, gratis para todo el mundo. Los médicos eran pagados por el gobierno. El problema era que como era gratis, la gente iba al médico hasta por la más simple de las causas. Cuando el médico llegaba a su consultorio a las 08:00 a.m. ya había 40 personas esperándolo, y, al mismo tiempo, los hospitales estaban llenos. Si usted necesitaba una cirugía electiva, usted necesitaba esperar un año  o dos para que le tocara el turno. No había dinero para investigación ya que este se iba todo en la Medicina socializada. La investigación en las escuelas de Medicina literalmente quedó parada, así fue que los mejores médicos se fueron de Austria y emigraron a otros países.

Al igual que la atención de la salud, nuestros impuestos subieron al  80% de nuestro ingreso. Los recién casados recibían inmediatamente un préstamo de  ,000 por parte del gobierno para establecer su casa. Nosotros teníamos grandes programas para la familia. Todo el cuidado diario y la educación era gratis. Las escuelas secundarias fueron tomadas por el gobierno y el pago de la inscripción en las universidades estaba subsidiado. Todos tenían derecho a gratuidades, tales como estampillas de alimentos, ropa, y vivienda.

Teníamos otra agencia que monitoreaba los negocios. Mi cuñado tenía un restaurante cuyas mesas eran cuadradas. Fiscales del gobierno le dijeron que tenía que remplazar  las mesas por unas redondas ya que la gente se podía golpear con las esquinas de las mesas. Después dijeron que tenía que tener un baño adicional. El negocio era una venta de productos lácteos con una pequeña barra para sandwichs. El no podía cumplir con todas las exigencias, así fue que muy pronto tuvo que cerrar el negocio.

Si el gobierno era dueño de todos los negocios grandes y solo quedaban muy pocos de los pequeños, podía tener un control  completo de todo el mercado.

Teníamos protección al consumidor. A nosotros nos decían como comprar y que comprar. La libre empresa fue esencialmente abolida. Teníamos una agencia de planificación especialmente diseñada para granjeros. Los agentes podían ir a las granjas, a contar el ganado para entonces decirle al granjero que y como debía producir.

"Muerte bondadosa" Redefinida:

En 1944, Yo era estaba estudiando en una pequeña aldea en los Alpes para ser maestra. Los lugareños estaban rodeados por pasos de montaña que en invierno, quedaban cerrados por la nieve, dejando a la gente aislada. Así fue que la gente se casó entre sí y por lo tanto tuvieron hijos que en muchos casos eran retardados. Cuando yo llegué, me dijeron  que en el lugar había 15 adultos con retardo mental, pero que ellos eran útiles y hacían muy buen trabajo manual. Yo conocí muy bien a uno  llamado Vincent.

El hacía la limpieza en la escuela. Un día al mirar por la ventana vi a Vincent y a otros montarse en una buseta. Le pregunté a mi jefe para donde iban ellos. Ella me contestó diciéndome que eran llevados a una institución en la cual el Departamento de Salud del Estado les enseñaría un oficio., a leer y a escribir. Las familias tenían que firmar unos papeles en los que había una cláusula en las que ellos se comprometían a no ir a visitar a sus hijos en un período de seis meses. Ya que las visitas podían interferir con el programa y los podría hacer extrañar su hogar.

Con el paso del tiempo, le empezaron a llegar cartas en las que les decían que sus hijos habían fallecido de causas naturales, una muerte bondadosa. Los lugareños no se engañaron, todos sospechamos lo que estaba pasando. Esos niños habían salido en excelentes condiciones físicas y habían muerto seis meses después. Esto se llama eutanasia.

Los pasos finales. Leyes de armas:

Lo próximo fue el registro de armas La gente estaba siendo herida con pistolas. Hitler dijo que el verdadero camino para atrapar a los criminales (todavía quedaban algunos)  era casar las pistolas con sus seriales. La mayoría de los ciudadanos obedecían la ley, por lo tanto fueron a las estaciones de policía a registrar sus armas de fuego. No pasó mucho tiempo para que la policía dijera que era mejor que todo el mundo entregara sus armas. Las autoridades ya sabían quienes tenían armas, así es que hubiera sido una tontería no entregarlas voluntariamente.

Eliminaron la libertad de palabra  Aquel que se atreviera a decir algo contra el gobierno era arrestado. Nosotros conocimos mucha gente que fue arrestada, no solamente judíos, sino también sacerdotes y ministros que se atrevían a hablar.

El totalitarismo no llegó rápidamente, le tomó 5 años en llegar, desde1938 hasta  1943, para transformarse en dictadura completa en Austria. Si hubiera sucedido de la noche a la mañana, mis compatriotas hubieran peleado hasta el último suspiro. En vez de esto tuvimos, un paralizante gradualismo. Ahora, nuestras únicas armas son los palos de las escobas.

La idea principal aunque suene increíble fue que el Estado fue aniquilando nuestra libertad   poco a poco.

Después de la II Guerra Mundial, tropas rusas ocuparon a  Austria. Las mujeres fueron violadas, desde las niñas hasta las viejas. La prensa nunca escribió acerca de esto tampoco. Cuando los soviéticos se fueron en 1955 se llevaron todo lo que pudieron, desmantelaron  fábricas completas en el proceso. Ellos desforestaron sembradíos de árboles frutales y aquello que no pudieron destruir lo quemaron. Nosotros llamamos a eso “La Tierra quemada”.

La mayoría de la población levantó barricadas en sus casas para defenderse. Las mujeres se escondieron en los sótanos por seis semanas, mientras las tropas eran movilizadas. Aquellas que no pudieron esconderse “pagaron  el precio”. Hoy en día hay un monumento en Viena dedicado a aquellas mujeres que fueron masacradas por las tropas rusas. Esta es la declaración  de una testigo de excepción.

Es verdad, aquellos de nosotros quienes hemos pasado navegando por el lado de la Estatua de la Libertad llegamos a un país de increíble libertad y oportunidad! 

¡USA es verdaderamente el mejor país del mundo. No permitamos que la libertad se pierda!

¡Después de América, No hay  lugar al que ir!

PD: Cualquier parecido con lo que sucede bajo cualquier dictadura de izquierda o de derecha, no es pura coincidencia es la mera realidad que generan las acciones ordenadas por tiranos.

mechemon99@yahoo.co.uk

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ZENAIR BRITO CABALLERO: “CUALIDADES QUE DEBE TENER UN BUEN CANDIDATO”

Cuenta una leyenda griega que Diógenes salió con una linterna encendida, en plena luz del día, en busca de un hombre íntegro. Este pasaje recurre a mi memoria siempre que observo cómo los hombres y mujeres se enfrascan en una lucha personal por lograr puestos públicos.
DIOGENES
Hace veinte años comencé a escribir artículos de opinión para los diarios regionales y han sido muchas las campañas políticas que he vivido y he escrito para la opinión pública, y siempre es lo mismo: agravios, demagogia, desconocimiento de las necesidades de la nación, estados, ciudades, municipios según sea el caso, intereses personalistas antepuestos a los de la comunidad.
Por estos días he revivido los años de juventud cuando en medio del trabajo en las aulas universitarias muchas veces reía ante los desafueros de contrincantes políticos y en otras, el asombro por la ligereza y el descaro de algunos participantes. Había candidatos bien intencionados, claro que sí, pocos, y dejaron buenos frutos, ahí están en la historia.
Se está viviendo el  mismo espectáculo. Es el tiempo detenido, suspendido en las arcaicas costumbres de hacer política, los mismos nombres presentados en campañas pasadas,  mientras que el botín que se persigue: Venezuela, gobernaciones o alcaldías, se hunde en medio de carencias y desafectos y se aburre al pensar que siempre es lo mismo.
Ahora no se trata de salir a buscar un hombre honrado, se trata que ese  aspirante venga a ponerse a la orden del pueblo, de un pueblo obnubilado por la falta de fe en los gobernantes, por las promesas incumplidas, por encontrar quién le dé más valor monetario a su voto; en fin, un pueblo cansado y que sabe que el mejor candidato no es el que más ofrece, no es el que más ofende, no es el que mejor memoria tiene para sacar errores y defectos de los contrincantes, no es el que promete sin saber qué es lo que se necesita.
El mejor aspirante a gobernarnos debe tener: capacidad para comunicarse en dos sentidos: decir y escuchar. Inteligencia emocional: habilidad para manejar los sentimientos y emociones. Capacidad para establecer metas y objetivos: para dirigir a un pueblo hay que saber a dónde llevarlo.
Capacidad de planeación: una vez establecida la meta es necesario hacer un plan para llegar a ella. Conocimiento de sus fortalezas para aprovecharlas al máximo. Deseos de crecer y hacer crecer a la gente que dirige. Tener carisma, ese don de atraer y caer bien. Innovar en el sentido de buscar cómo hacer mejor las cosas. Responsabilidad en el sentido de utilizar el poder en beneficio de todos. Estar informado, ninguna sociedad puede andar bien si su dirigente no está informado de sus necesidades y de sus logros.
Esos son unos simples rasgos del buen candidato a un puesto que le da poder para  servir a sus semejantes debe tener esas cualidades, pero lleno del más importante de los sentimientos que lo llevará a gobernar correctamente: el amor por es país, la gobernación, la ciudad y el municipio, que no es otro que la generosidad con el pueblo que lo sigue y lo elige, y ese pueblo necesita volver a creer en sus gobernantes, no ir a la urnas con la agresividad y la odiosidad que aprendió de su candidato.
El pueblo quiere el manejo cristalino de los bienes de su Nación, de su Estado, de su  ciudad, de su municipio, el recate de los sectores deprimidos, la restauración de lo que fue orgullo de urbanismo y ya no lo es; en fin, vivir tranquilo, porque las riendas de su país, de su ciudad, de su entorno están en buenas manos, no sólo limpias sino laboriosas; y creer a pesar de lo que dijera Charles de Gaulle: “Como los políticos nunca creen lo que dicen, se sorprenden si alguien lo cree”.
britozenair@gmail.com

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